EL ORIGEN DEL INDIO PÍCARO DE LA ARTESANÍA POPULAR CHILENA

A pesar de la inclinación un tanto sombría y gris de nuestro pueblo, el humor falocrático todavía ocupa parte del infantilismo y la travesura casi culturales del chileno medio. Lo vemos a diario, desde el niño que estropea los cuadernos del compañero dibujando penes bailarines hasta el conspirador que raspó una vez la última "A" del gran cartel carretero anunciado: "SALIDA A EL PAICO". Diríamos que, tradicionalmente, la mitad o más de los chistes contados por compatriotas concluyen directa o indirectamente entre los calzoncillos de varón... Lo mismo en la pared del baño, el asiento de la micro y hasta en la boca del candidato municipal. Para todos los casos se trata de una especie de sabotaje destructivo, de lo que Edwards Bello llamaba "invunchismo". Es decir, estamos frente a un vandalismo irreverente y humorístico: arruinar las cosas con una sorpresa tan golpeadora como encontrar...