LOS SÍMBOLOS ESTELARES DE LA IGLESIA DE LA TIRANA
La bóveda, vista en horas de luz artificial.
Coordenadas:
20°20'11.3"S 69°39'22.8"W
Hemos
dicho en otras ocasiones en este blog, que la veneración de la Virgen
del Carmen podría estarse superponiendo a la tradición más bien "pagana"
de la Estrella de la Mañana, históricamente asociada a Veneris o Venus, el astro de ocho puntas del amanecer y del atardecer.
En
la línea descrita, me permito acá echar un vistazo al caso del
Santuario de La Tirana, quizás uno de los más evidentes y reconocidos de
superposición del culto cristiano sobre otro de origen pagano y local
en actual territorio chileno, para verificar si esta suposición
sincretista se cumple también allí, de alguna manera.
Ubicado
en la Pampa del Tamarugal, el pueblo de La Tirana se halla en medio de
un territorio tarapaqueño profundamente influido por la cultura y la
vieja religión solar-estelar incásica, y antes por la aymará original,
conservándose algunos rasgos patentes de ella en el folklore local tan
vinculado al Altiplano que, en una curiosa reacción nacionalista,
Bolivia denunció hace algunos años a Chile reclamando por "apropiación y
robo" de sus manifestaciones de arte popular, música y tradiciones en
la fiesta anual que allí se realiza, al reconocer el evidente influjo de
la estética y los contenidos sobre ésta con su magnífico Carnaval de
Oruro pero incapaz de identificar la línea de influencia que ha recibido
este sector del país desde hace milenios.
Además,
cabe recordar que La Tirana perteneció a Perú hasta la Campaña de
Tarapacá de 1879, durante la Guerra del Pacífico, siendo asimilada
culturalmente por Chile de ahí en adelante aunque muchos de esos rasgos
originales de tradiciones y ritos religiosos ancestrales aún se
conserven. De hecho, la propia elección de esta Virgen Patrona de Chile y
de su Ejército, en particular, como motivación central de su anual
fiesta del 16 de julio, parece estar asociada a la asimilación o
"chilenización" dirigida en estos territorios por parte de nuestro país,
aunque ello no fue capaz de despejar los elementos pre-cristianos
originales que se mantenían en el mismo.
No
parece coincidencia que la imagen principal de esta Virgen haya llegado
al templo unos pocos años después de terminada la guerra, por lo tanto.
Acercamiento a la actual Virgen con el Niño.
La
figura de la Virgen del Carmen de La Tirana en su altar, frente a una
gruta azul que semeja la bóveda celestial sobre la cual brilla su
estrella.
Pero exploremos su situación antes de que La Tirana fuera consagrado a la Virgen del Carmen...
En
esta tradición local tarapaqueña existía la leyenda de una cruel y
temida princesa de origen inca, llamada Huillac Huma, hija de un sumo
sacerdote. Fue conocida como la Ñusta o princesa, "La Tirana del Tamarugal". Pero sucedió que la malvada Ñusta Huillac se enamoró perdidamente el portugués Vasco de Almeyda, quien buscaba la riqueza de la fabulosa Mina del Sol
(referencia a ricos yacimientos es muy popular en las leyendas
altiplánicas, principalmente por la importancia de la actividad minera
en ellas).
Almeyda
le enseñó a la indómita muchacha la fe cristiana, se comprometieron a
seguir juntos y así ambos pretendieron fugarse traicionando
respectivamente a los suyos, pero fueron alcanzados en los bosques de
tamarugos. La princesa convertida a la fe de Cristo poco antes de morir
castigada por su propia gente, redimiéndose y arrepintiéndose de su
pasado de maldad y despotismo, algo que habría sucedido en los tiempos
de Diego de Almagro, hacia 1535 ó 1540 según la creencia.
Como
siempre, sucederá que la historia se cruzó con el mito en este relato,
produciendo una narración nueva para el legendario. Oficialmente, la
veneración por la Virgen del Carmen llega a Chile hacia fines del siglo
XVI de la mano de la Orden de San Agustín; o al menos es ésa la
referencia que aportan libros de historia y algunos de carácter más
eclesiástico.
Sin
embargo, fue hacia 1545 que fray Rondón, de la Real Orden de los
Mercedarios y evangelizador de Tarapacá y Pica, habrían encontrado en el
poblado la imagen de una misteriosa virgen tallada en una roca y con
una cruz de madera, punto de partida de este curioso culto actual a la
Virgen del Carmen y como escenario de la más importante de las fiestas
religiosas católicas que existen en el país. Estas extrañas reliquias
asociadas a la tragedia de la Ñusta, se suponen sepultadas en los
restos de la antigua iglesia que allí mismo se levantó, y que ahora se
encuentra en ruinas junto al cementerio local, con una réplica de aquel
templo a su lado.
Interpretando que los hallazgos eran del lugar de sepultura de la Tirana Ñusta, el sacerdote hizo construir primero una ermita en este caserío llamado por entonces, aparentemente, Tiahuana
(y posteriormente corrompido en "Tirana"), que se convirtió de
inmediato en objeto de romerías y, más tarde, en el primer templo
propiamente tal.
La
leyenda dice que esta capilla fue consagrada desde el principio a
Nuestra Señora del Carmen de La Tirana, pero como vimos, otros creen con
buenos argumentos que si bien el culto existía desde antes, el
establecimiento formal del mismo en La Tirana se produce recién con un
decreto emitido hacia los años del Centenario de la República e
inspirado en la necesidad de reforzar la presencia de Chile en los
mismos territorios que todavía reclamaba de vuelta el vecino país
peruano, quedando establecida la fiesta consagrada a la Patrona de Chile
para el 16 de julio de cada año, día oficial de la Virgen del Carmen en
Chile.
Antes de todo lo descrito, sin embargo, la fiesta que se realizaba era la asociada a la celebración incásica del Inti Raymi,
que empezaba con festejos formales y solemnidades en el Cuzco hacia
fines de junio, y de ahí seguía por las comarcas del Tawantinsuyu
durante los días y semanas siguientes. Coincide con el cambio de
estación austral de otoño-invierno.
Se
cuenta que, en algún momento, y dada la comentada influencia
altiplánica sobre el territorio, en el caso de La Tirana se le hizo
coincidir con el mes de agosto para hacerla calzar con la Fiesta de la
Independencia de Bolivia (6 de agosto de 1825), país del que provenían
tantos inmigrantes establecidos en la vieja industria minera
tarapaqueña; pero después pasó a ser en julio y en el mismo día de la
Virgen del Carmen, quedando otra vez más cerca de las fiestas originales
del Inti Raymi.
Algunas
Cruces de los Andes o Chakanas en los cerros de Pintados, en la Pampa
del Tamarugal. Vista satelital de Google.Maps. En la esquina superior se
muestra una estilización del símbolo para distinguirlo entre los
diseños de los demás geoglifos.
Restos de la primera iglesia de La Tirana, junto al cementerio.
La iglesia "vieja" reconstruida, justo al lado de las ruinas de la original.
Iglesia actual en el Santuario de La Tirana, vista desde la explanada.
Empero,
cabe añadir que después de los terremotos de los años 1868 y 1877, el
cura párroco Friedrich había conseguido que comenzara a levantarse una
nueva iglesia a relativamente poca distancia de la arruinada capilla
original, hacia 1886, siendo terminada a principios del siglo siguiente y
que corresponde a la actual del Santuario de La Tirana, en la plaza y
explanada central del poblado. En este mismo período, llega la principal
imagen venerada de la Virgen del Carmen.
En
la nave de esta actual iglesia, la bóveda central de la misma debe ser
una de la más "cósmicas" de todas las iglesias antiguas en Chile, pues
muestra una hermosa representación estelar de constelaciones, con el
aspecto de la mañana de cada 16 de julio (período de la fiesta), según
lo que asegura la tradición y las inscripciones en la base de la propia
cúpula azul. Hay otros casos parecidos con respecto a altares
representados a esta advocación mariana en particular, por cierto. En
este caso, es un elemento maravilloso de su ornamentación simbólica: se
distinguen, por ejemplo, las constelaciones como la Cruz del Sur y el
Triángulo, todos los sobre una bóveda azul y no negra, lo que representa
la entrada del día y no la noche.
Nuevamente,
el observador se enfrenta a una sugerencia de que la Virgen del Carmen
podría estar asociada a la veneración más antigua de la Estrella de la Mañana,
la octogonal venusina, astro que anticipa la salida del Sol en el alba y
que, por esta característica, ha sido tomado como un criptosímbolo de
iluminación en tradiciones del mundo clásico, sociedades esotéricas y
logias.
La
tradición en La Tirana llega a ser bastante explícita en este asunto, a
pesar de las dudas que algunos plantean a esta clase de comparaciones.
Pero
hay más aún, y tal vez lo más importante: justo al centro de la bóveda
azul, allí donde entra la luz por la linterna de la cúpula, se halla la
figura luminosa de una estrella dentro de un polígono de ocho puntas, un
perfecto octógono, maquillada con aspecto de Sol con cara...
Coincidencia o no, es precisamente lo que para algunos aficionados a
estos temas, podría esperarse de un culto venusino-luciferino (no
confundir con la caricatura del Lucifer satánico) más que de uno cristiano tradicional.
"Peregrina de la fe, estrella de los caminos",
decía incluso el lema de la fiesta alguna vez, con grandes caracteres
la fachada de la iglesia y el santuario de La Tirana, despejando más aún
las dudas sobre el referente al la estrella esplendente de las horas
previas a la mañana y la noche. No son raras estas alusiones estelares
en la tradición mariana local, como se ve.
Recordemos
que la estrella octogonal suele estar en la versión del propio blasón
heráldico de la Virgen del Carmen que se usa el Santuario de La Tirana,
además. Aparece también en la corona de las representaciones de la Ñusta Huillac, como aquella que ha sido colocada en la plaza de cara al templo.
Otro
detalle interesante es que la cultura local atacameña y tarapaqueña
tenía un símbolo propio de inmenso valor, que es posible encontrar con
insistencia en las grandes laderas de cerros decorados con milenarios
geoglifos, además de artesanías, arquitectura y petroglifos. Se trata de
la Cruz de los Andes o Chakana, una figura que parece
estar inspirada en la constelación de la Cruz del Sur y que se ha vuelto
motivo frecuente de la iconografía artística de los pueblos de los
desiertos andinos.
Conozco algunas opiniones según las cuales, la figura semejaría también una abstracción geométrica de una Estrella de Ocho Puntas
en algunas de sus representaciones. Así lo reclaman algunos
observadores que hemos conocido en la zona y, sin estar del todo de
acuerdo, la analogía no ha pasado inadvertida por esoteristas o
místicos. De hecho, algunas de las cruces más hermosas que se encuentran
representadas en este territorio están en los Geoglifos de Pintados, a
poca distancia de La Tirana y en el mismo sector de ancestral influencia
incásica y aymará, vecino a la Pampa del Tamarugal.
¿Se
tratará todo esto, entonces, de las huellas generales de una
superposición de la entidad cristiana constituida por la advocación de
la Virgen del Carmen, la Estrella de la Mañana y Patrona de Chile, sobre la misma que localmente era identificada con la sacralidad de la Cruz de los Andes o, cuanto menos, a su referencia estelar?
La especulación y las interpretaciones son varias entre los propios fieles más ilustrados de La Tirana.
Bóveda
central de la Iglesia de La Tirana, con su representación estelar, las
constelaciones y la estrella venusina de ocho puntas al medio del
octógono.
Estrellas en el techo de la nave. Algunas, donadas por familias y devotos, nos dicen.
La
situación de la figura de la Virgen del Carmen de andas dentro del
templo de La Tirana, también resulta intrigante y sugerente: como en
otros casos a lo largo del país, se encuentra en su altar cerrado por
una gruta de perfecto color azul (el cielo, la bóveda celeste otra vez);
su efigie está coronada en la cabeza por el círculo de las 12 estrellas
doradas que los aficionados a la astrología y la alquimia suelen
identificar como la rueda zodiacal, con su docena de casas
astrales adoptada por la iconografía cristiana. Ella vendría a ser la
estrella 13 en esa rueda de aureola.
La
Virgen con el niño en sus brazos se alza entonces como la estrella
central del firmamento, coronada y altiva entre los mapas celestes,
precisamente como se esperaría ver en una huella de naturaleza cósmica
que algunos quieran identificarle a esta advocación de la Santa Madre.
Es
así entonces que, quizás, algo de ese mismo vínculo que hemos descrito
ya entre tradiciones paganas recogidas por corrientes como la masonería y
el cristianismo más criptosimbólico durante la Independencia, también
se fundirían acá en La Tirana, particularmente en esta Iglesia que es la
típicamente esperable de un poblado salitrero y de rico pasado minero,
abundante en materiales ligeros como madera y planchas de zinc, además
de una evidente influencia británica de estilo victoriano adaptado a la
modestia de los recursos disponibles.
Pero
aún obviando la vinculación francmasónica que muchos empresarios,
ingenieros y operarios ingleses, croatas o alemanes trajeron consigo al
Norte Grande en la época de la fiebre salitrera, la propia iglesia
tendría algunos detallitos "sospechosos" al respecto, según hacen notar
algunos visitantes avispados y otros más conspiranoicos, como una
representación del triángulo del ojo omnipotente con su propia
aureola de rayos, en la parte más alta de la fachada entre las dos
torretas, justo arriba del reloj. Sin embargo, se trata más bien de un
símbolo que representa precisamente el punto de intercambio frecuente
entre la iconografía cristiana y de las logias sin que necesariamente se
deba echar mano a cuentos intrigantes, de la misma manera que se puede
especular que la Cruz de los Andes acaso podría representar un nexo entre el cristianismo y la cosmovisión pagana local en esta zona de la Pampa del Tamarugal.
Volviendo
a las representaciones celestes y a riesgo de rebuscar huellas, nos
costaría encontrar motivaciones más explícitas para creer que el
Santuario de La Tirana está respetando, entonces, los patrones
simbólicos que relacionan a la Virgen del Carmen con la estrella de
Venus o al menos a su connotación estelar.
Carecemos
-por ahora- de mayor profundidad argumental para poder explayarse en
estas características. De todos modos, no es un dato menor que muchos
creyentes más conservadores del Norte Grande suelan señalar la Fiesta de
La Tirana como una manifestación "demasiado pagana" para la observación
de la fe, participando sólo parcialmente del culto o reduciéndolo
solamente a la parte relativa a la devoción por la Virgen del Carmen en
el calendario, sin manifestaciones de feligreses o bailes religiosos
mediantes.
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