LOS SECRETOS DEL ALGARROBO CENTENARIO FRENTE A LA PLAZA DE PICA

 

Coordenadas:  20°29'29.33"S 69°19'45.58"W
Artículo originalmente redactado por el recopilador e investigador de San Andrés de Pica, el señor Juan Huatalcho. La leyenda parece hacer alusión a las cochas de aguas termales que existen en el pueblo. Pertenece a una recopilación realizada por don Juan en el año 1954, y se refiere al centenario árbol de algarrobo que se puede ver en el pueblo junto a la iglesia y frente a la plaza principal:
En 1898 se constituyó como Párroco de Pica el sacerdote Luis Frederich. Encontró una población de unos 1.500 habitantes cuyos domicilios no tenían agua potable ni alcantarillado, los posos negros reinaban por doquier.
La mayoría de las casas se surtían de agua de pozo de hasta veinte metros de profundidad. Las familias de la Banda Resbaladero y Miraflores acarreaban el agua de las vertientes de las cochas y caminaban varias decenas de metro. Ese sistema dio lugar para que personas de como Lucio León adicionaran un tonel de madera con ejes en los cabezales que luego hacían rodar arrastrados por un burro.
Los maestros Leoncio Henríquez y Héctor Barreda, en su camioneta vendían tambores galvanizados. Esa actividad duró hasta el año 1964, fecha en que el Gobierno instaló la red de agua potable fiscal. El nombre... D.O.S.
El cura Luis Frederich, preocupado por esa situación a comienzos del año 1900, reunión a un grupo de vecinos y les propuso el proyecto que consistía en formar una sociedad con esa finalidad, así que fue que se logró reunir a sesenta socios, los cuales formaron "La Sociedad de Agua Particular de Pica".
 
En viejo algarrobo, enfrente de la plaza.
 
Acercamiento a su tronco. Los carteles son información turística que el señor Huatalcho cuelga en el mismo árbol (2012).
La chicha de algarroba se hace con vainas de algarrobo y fue un traguito popular en Tarapacá en el pasado. Hoy es difícil de encontrar, aunque se lo sirve en los días de la fiesta de La Tirana, dulce, fría y con un poco de helado de piña.
Optaron por lo más rápido: pactar con los comuneros de Concova construir un socavón bajo las charcas del Monte de Concova.
Terminada la obra, el nivel del agua salió por su propia fuerza hasta el piso de la Gruta de Lourdes.
Para la instalación de la cañería matriz de pulgada y media se contrató a los maestros Liborio Luza y Fredis Cayo, para la instalación de la de de la red de una pulgada de cañerías galvanizadas por las calles Esmeralda, Blanco Encalada, Balmaceda y Lord Cochrane; además a Ascencio Loayza como distribuidor a domicilio. El último distribuidor de agua en el año 1864 fue don Gaspar Chamaca, y el último presidente y tesorero el señor Ítalo de Gregori Torres.
Terminados los trabajos de instalación de la red, acordaron inaugurar el servicio frente a la casa parroquial. Así que el día indicado el cura Frederich abrió la llave, saltó el chorro de agua, lo bendijo y luego fue a su casa y trajo una maceta con un algarrobo, lo plantó, lo regó y dijo que sería un recuerdo inolvidable para los piqueños.
El servicio fue inaugurado en el año 1900.

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