HUELLAS DE LOS DÍAS TIRANOS DE LA ÑUSTA HUILLAC EN LA PAMPA DEL TAMARUGAL
Iglesia y explanada de La Tirana, en 1997.
Coordenadas:
20°20'9.77"S 69°39'23.11"W (plaza de La Tirana, donde está la estatua
de la Ñusta) 20°20'26.08"S 69°39'3.50"W (lugar de la Iglesia antigua,
donde se encontró la cruz)
Esta historia es bien conocida en la zona, pues es la base de la tradición del culto a la Virgen del Carmen de La Tirana.
Cuentan
que en perdidas tierras de bosques ancestrales y refugios secretos,
gobernó en el pasado y por toda la Pampa del Tamarugal una tiránica
princesa inca, extendiendo con crueldad su poder sobre los territorios
que alcanzaban el vasto territorio de Tarapacá .
Llamada
la Ñusta Huillac, esta legendaria princesa habría sido hija de un sumo
sacerdote incásico llamado Huillac Huma, quien junto al príncipe Paullo
Tupac acompañó al conquistador Diego de Almagro en su viaje desde el
Cuzco hacia Chile, en 1535. Sin embargo, hacia la llegada al actual
poblado de San Andrés de Pica, Huillac Huma desertó de la expedición y,
con objeto de huir para provocar una rebelión contra los mismo
castellanos con los que había salido desde el Perú, se marchó rumbo a la
frontera de Liper.
En tanto, su hermosa hija la Ñusta Huillac partió acompañada de un centenar de wilkas
y servidores para ocultarse de los hispanos entre los mencionados
bosques atávicos de Tarapacá hoy desaparecidos, buscando refugio allí en
esos perdidos tamarugos y acacias del desierto, tal como aparece en el
relato que hace con gran pasión Juan Uribe Echevarría en “La Fiesta de
La Tirana de Tarapacá”. Para muchos investigadores, de hecho, el nombre
de Tarapacá se puede traducir como "bosque escondido", aludiendo a esos bosques perdidos.
Según
su mito, la Ñusta gobernó estos rincones y secretos escondrijos de
manera despótica y nacionalista, viendo en ella todas las comunidades
indígenas un ejemplo de lucha contra el sometimiento y la rebelión a los
conquistadores españoles. Todo peninsular cristiano que osara asomar
por esos reinos, era ejecutado en el acto y violentamente, volviendo a
la Ñusta tan temida y respetada que se la apodó como La Tirana del Tamarugal, como también detalla Uribe Echevarría.
Pero sobrevendría pronto la desgracia final de la hermosa Ñusta, que condenó su vida pero salvó su alma, según la misma leyenda.
Un
día fue capturado un atractivo joven cristiano llamado Vasco de
Almeyda, que merodeaba por estas mismas selvas peligrosas donde fue
aprisionado por los indios, justo cuando estos recorrían el bosque y los
alrededores buscándose el sustento, según cuenta Oreste Plah. El joven
venía desde un grupo de portugueses que trabajaban en el rico mineral de
plata de Huantajaya, ubicado al interior de Iquique, pero siguiendo
ahora la pista dada por un cacique amigo suyo, que le había revelado la
existencia de la mítica Mina del Sol en estos parajes. Por eso había salido a buscarla, cuando fue atrapado.
El
desaparecido Museo de La Tirana, en 1997. Era mantenido por la familia
del fallecido Cacique Farías, gran organizador y personalidad de la
fiesta religiosa, por varios años. El museo fue destruido por un
incendio en 2006.
La Ñusta Huillac, en estatua de la explanada de La Tirana.
El
resto ya se ha contado mil veces: encandilada con el hombre, la
cautivante Ñusta Huillac se convierte al cristianismo e intenta huir con
él, siendo bautizada por el propio Almeyda. Empero, fueron descubiertos
y asesinados en el acto por los demás wilkas y súbditos incas, en medio de ese bosque perdido. Ella los desafió proclamando su alegría por morir en la fe de Cristo.
Aunque
corresponde a otra parte de esta historia y que sería apropiado abordar
en un capítulo propio, cabe recordar que el fraile mercedario Antonio
Rondón (o Rendón, en otras fuentes) llegó a estas comarcas y encontró
una cruz cristiana funeraria en un claro entre los bosques de tamarugos,
tomándose el trabajo de estudiar la leyenda de la Ñusta y los
antecedentes, enterándose que Almeyda siempre llevaba un escapulario con
la imagen de la Virgen. Por eso, y para expandir la fe sobre los
habitantes paganos de Tarapacá hacia 1550, el evangelizador ordenó
levantar la primera y modesta Iglesia del Carmen de La Tirana justo en
donde estaba antes esa cruz, consagrándola a la Virgen María y sentando
así, el culto manifiesto en la actual Fiesta de La Tirana.
Restos de la primera iglesia de La Tirana, junto al cementerio.
Por
supuesto, y como toda leyenda, hay ciertos puntos que riñen con la
historia. Se sabe, por ejemplo, que la Fiesta de La Tirana fue
superpuesta por la Iglesia a algunas celebraciones de órbita
incásico-aymará muy anteriores, y que sólo después de la incorporación
de Tarapacá a la soberanía chilena se consagraron a la Virgen del
Carmen, la patrona de Chile, además de establecer la fecha definitiva
del 16 de julio para tales festejos. También es discutible el que un
sumo sacerdote inca pudiese tener hijos en esos días, como se adjudica
en la leyenda al rol del padre de la princesa. Finalmente, se cree que
la toponimia de La Tirana provendría en realidad del nombre Tiguana o Tihuana,
que le daban al caserío tras ser fundado por trabajadores de la
minería, especialmente los emigrados desde el altiplano, muchos de ellos
del Alto Perú, actual Bolivia. Así pues, las dudas son muchas.
Sin
embargo, y como también suele suceder con todas leyendas, hay una parte
de ella que se ajusta al conocimiento histórico. Se sabe, por ejemplo,
que el señor inca Paullo Tupac (Paulo Topa) y el sacerdote Huillac Huma
(llamado también Villaomo, Vilehoma, Vilchoma y Villacumu) sí habrían
existido y también que fueron acompañantes de Almagro en su viaje a
estas tierras, algo que es confirmado por los cronistas Antonio de
Herrera, Diego de Rosales y Alonso de Ovalle. Sus presencias se
requerían para facilitar el paso español en estas tierras evitando las
hostilidades y allanándole el camino a la caravana.
Vista del santuario al atardecer, desde los bosques de tamarugos actuales.
Otro
hecho significativo al respecto, es el que deja registrado el cronista
Gonzalo Fernández de Oviedo en su “Crónica de Indias” de 1547, al
comentar lo siguiente sobre cadáveres de españoles encontrados en la
zona de Pica, cuando llegó hasta allí don Diego de Almagro:
Cosa
de mucha lástima y compasión sería oír las crueldades que ensayaron los
indios en las muertes que les dieron, pues tenían los cuerpos
despedazados y los sesos sembrados en las paredes, y con su sangre
pintadas sus bellaquerías.
Es
revelador, también, el dato de que Fernández de Oviedo era amigo de
Almagro. Agrega que éste encontró muchas armas y ropas de los masacrados
allí, pertenecientes al refuerzo bajo mando de Ruy Díaz y que tenían
que reunirse en Tarapacá con don Diego. Compadecido, los hizo sepultar y
probablemente ordenó castigar a los indígenas de la zona, por lo que el
investigador Carlos Keller se preguntaba en su libro “Mitos y leyendas
de Chile” si estas matanzas tendrán que ver con el origen del mito de la
Ñusta o Tirana de Tarapacá.
Otro
aspecto muy real de la leyenda es la condición de "escondite" de los
viejos bosques de Tarapacá, de los cuales la actual reserva de árboles
de la Pampa del Tamarugal es sólo una sombra triste y melancólica de lo
que en realidad fueron. No es menor en Tarapacá el símbolo de un
martirio representado por la dupla Huillac-Almeyda, pues la leyenda es,
también, un símbolo potente de lo que ha ocurrido realmente en estos
territorios: de cómo la fe cristiana de Almeyda se ha impuesto al credo
originario de la Ñusta, viniendo a desplazar las antiguas creencias
locales pero para acoger también parte de ellas en las nuevas
manifestaciones de devoción patronal aferrada al sincretismo.
La
leyenda de la Ñusta Huillac es más bien un factor de unidad cultural de
estos territorios de Tarapacá y de su perdido pasado ancestral, cuando
se alzaban grandes bosques antediluvianos en estas tierras bajo
protecciones de dioses que, dormidos en la eternidad de la que creyeron
ser dueños alguna vez, cedieron sus reinos al cristianismo y a sus
símbolos trascendentes.
Comentarios recuperados desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarUnknown17 de junio de 2016, 11:28
Es placentero poder informarse de estas historias tan nuestras y tan perdidas entre nuestro desierto vasto y ajeno..
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Unknown7 de septiembre de 2018, 11:25
Me encanta esta historia de la ñusta . Y de la tirana.. Pero donde están enterados los cuerpos de la ñusta y Almeida..
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Anónimo7 de noviembre de 2018, 23:40
En paz descansen los pobres
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Aaron22 de septiembre de 2019, 15:54
Alguien sabe el lugar exacto donde los enterraron o donde se encontró la cruz que origino la construcción del primer templo?
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pere nebot29 de marzo de 2020, 17:46
..de pobres nada querido, la ñusta tenía mucha bravura..