LOS AVATARES DEL MONUMENTO-HOMENAJE A LA MUJER EMPRENDEDORA DE ALTO HOSPICIO
Coordenadas: 20°16'0.79"S 70° 6'10.76"W
En la Plaza de Armas de Alto Hospicio en la Región de Tarapacá, hacia el
lado de la esquina de las céntricas avenidas Los Álamos con Ramón Pérez
Opazo (ex Chijo), se puede observar un sencillo monumento titulado Homenaje
a la Mujer Emprendedora, justo en el acceso hacia los senderos por esta área
verde municipal. Es uno de los elementos que más destacan de toda la plaza,
además.
La sólida y blanca dama hecha con modelado y aplicaciones de moldes
representa a una mujer y sus dos hijos. Las figuras están montadas sobre un
pedestal rectangular de relativo tamaño y rodeado de un pequeño jardín
floral. Sobre la cara frontal del mismo se colocó una maltratada placa
metálica que explica la naturaleza del monumento:
HOMENAJE A LA
MUJER EMPRENDEDORA
"Símbolo del esfuerzo y trabajo de Alto Hospicio"
MUJER EMPRENDEDORA
"Símbolo del esfuerzo y trabajo de Alto Hospicio"
Ramón Galleguillos
Alcalde
y
Cuerpo de Concejales
Alcalde
y
Cuerpo de Concejales
08 Marzo 2007
El primer monumento descubierto por el entonces conocido alcalde Galleguillos justo
en el Día Internacional de la Mujer, en marzo de 2007, era muy distinto, sin
embargo: se trataba de una imagen en extremo ingenua y de estilo naif (o algo
así) representando a una mujer pobladora, con una pala en sus brazos. La verdad es que escasamente parecía un monumento, menos aún una estatua y ni hablar de homenaje.
Aunque había un claro exceso de infantilismo y candidez en su acabado, sin embargo, podía
advertirse que correspondía a una típica mujer adulta de estrato
modesto. La pala y el contenedor a sus pies, además, simbolizaban el
trabajo duro de las primeras pobladoras que habían llegado a la hoy
comuna de Alto Hospicio, nacida de tomas de terrenos: 18 mujeres
fundadoras, que con esa misma herramienta cavaron zanjas, acequias,
pozos, empalizadas y desagües mientras sus maridos debían ir a trabajar
diariamente abajo, a Iquique, en los orígenes de estos vecindarios a
fines de los años ochenta.
Fotografía con el
primer monumento a la Mujer Emprendedora: feo, tosco, mal hecho, pero tenía algún encanto
y respaldo original, si nos ponemos flexibles (Fuente imagen: diario "La Estrella de Iquique").
El segundo monumento, actualmente en la plaza: mucho más digno y apropiado.
El aspecto libre e ingenuo de la imagen no era casual, después de todo: la
obra había sido confeccionada por una iniciativa de los funcionarios del
Programa de Empleo Municipal de Alto Hospicio quienes, asistidos por algunos
vecinos, hicieron la obra valiéndose de materiales reciclados, bloquetas,
fibra de vidrio y concreto. De ahí su tosca factura y evidente falta artística.
Sin embargo, quizá por cuestiones políticas más que por las motivaciones
auténticamente estéticas, sumado a las fundadas razones para las burlas, la obra
comenzó a ser criticada duramente y sin piedad no bien fue presentada en la
Plaza de Armas ante los presentes, como se verifica en las ediciones del
diario "La Estella de Iquique" y "Las Últimas Noticias" del 19 y 20 de marzo
de ese mismo año, respectivamente. Parecido a cómo sucedió alguna vez con
las figuras homenajeando la obra de Pepo y su personaje "Condorito"
en la Comuna de San Miguel, en Santiago, no se le perdonó nada al monumento:
se criticó su infantilismo, su falta de formalidad, su ausencia de realismo
y de belleza, sus líneas poco profesionales y, sobre todo, se alegó sin
piedad que la pala parecía más bien una escoba y que esto, lejos de
enaltecer a la mujer pobladora, la denostaba y le quitaba feminidad.
El alcalde Galleguillos respondió con dureza a los criticones y la
obra contaba con el público apoyo de quienes fueron parte de esas 18
pioneras de Alto Hospicio allí homenajeadas. Entre ellas, destacaba la dirigente vecinal
Fresia Kent, a la sazón de 60 años y quien declaraba haber utilizado
precisamente una pala para los trabajos hechos al asentarse en esta zona,
tal como la representación en la plaza.
Sin embargo, los hechos ya estaban desatados: las críticas no cesaron y luego vinieron también los actos vandálicos
contra el pobre monumento. Al final, pocos le tenían algo de afecto siquiera, por lo mismo.
Así, antes de terminado el año y entendiendo que la imagen no estaba cumpliendo
la función de homenaje que le daba razón, la Municipalidad encargó una nueva
obra, esta vez a una artista de formación profesional: la joven escultora Karina
Marey Huerta, quien hacía poco había regresado de su perfeccionamiento Alemania.
Tras un mes de trabajo en el cual también fue ilustrada sobre la historia de las
mujeres que se quería representar, la artista terminó su obra y esta fue montada
sobre el mismo lugar de la anterior.
Hablamos de la imagen que actualmente se encuentra ocupando ese pedestal ya
enteramente pintado de blanco al igual que la figura del actual homenaje,
hecha por artistas locales. Y si bien este segundo monumento conserva algo
de esta estética popular y naif que quiso dársele al primero, está
mucho más cerca del monumentalismo artístico y de la escultura conmemorativa
tradicional. Su inauguración tuvo lugar el diciembre de 2007.
De esta manera, la bella segunda imagen que reemplazó a la pobre y fea mujer
de la pala, corresponde a una madre joven e idealizada, que sostiene en su
brazo izquierdo a un pequeño niño bebé, mientras otro de sus hijos más
crecido abraza su pierna por el mismo lado, como si buscara protección. Con
el brazo derecho, en tanto, alza una especie de manto que rodea a los
personajes. El conjunto está delineado por artísticas intervenciones con
mosaicos artesanales tipo trencadís rodeando la base y el borde de la forma del manto.
Atrás, en la espalda de la mujer, también se construyó con los mismos mosaicos de
colores el círculo con el emblema de la comuna de Alto Hospicio.
Puede que el nuevo monumento haya despejado las críticas y los chistes, en
especial aquellos de los enemigos incorregibles de la administración
Galleguillos. Sin embargo, el quizá más pintoresco encanto que tenía ese
tosco y desprolijo homenaje anterior, hecho con participación ciudadana por
los propios hospicianos, sin duda se perdió con el más formal, digno y
políticamente correcto monumento que ahora ocupa su sitio, esta vez con talento artístico y mejor sentido de alegorías.
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