MONUMENTO A BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA JUNTO AL MORRO: "EL EJÉRCITO AL CANTOR DE SUS GLORIAS"
El monumento y el parque, en imagen de la revista "En Viaje" de 1942.
Coordenadas: 33°26'46.78"S 70°39'39.07"W (primera ubicación en Santiago) / 18°28'41.84"S 70°19'19.99"W (actual en Arica)
Se
ha hablado varias veces de planes para mejorar la conexión del paseo del Cerro Santa
Lucía de Santiago con la Plaza Benjamín Vicuña Mackenna de la Alameda
con Miraflores, allí donde está la monumental estatua homenaje al ex
Intendente de Santiago. Como es sabido, la relación de la plaza con el
cerro está interrumpida y dificultada desde la construcción del paso
bajo nivel de calle Santa Lucía hacia Carmen y Diagonal Paraguay.
Parece
que muchos ignoran, sin embargo, que la estatua de Vicuña Mackenna allí
en su plaza no es el primer gran monumento que existió para él en
Santiago: el anterior correspondía a uno de origen militar y que fue
trasladado nada menos que hasta Arica, precisamente porque con el
proyecto del que hasta ahora existe junto al cerro iban a quedar dos
monumentos dedicados al mismo personaje en la Alameda de las Delicias.
Del
mismo modo, parece haber cierto grado de incertidumbre y de leyenda
sobre este mismo monumento a don Benjamín Vicuña Mackenna en la plaza y
parque que lleva sus apellidos en Arica, casi en las faldas del Morro y
entre las palmeras que antes pertenecieron a los jardines del célebre
Hotel Pacífico, que funcionó en esta planta del terreno junto a la
costanera y la Plaza Fundacional hasta 1965. Hay quienes suponen, de
hecho, que este monumento nace de una propuesta conmemorativa que había
sido descartada (al igual que el proyecto de Rodin) para la estatua del
ex Intendente de Santiago que quedó colocada junto a la plaza que hoy
lleva su nombre en Santiago, también al costado de un simbólico peñón:
el Cerro Santa Lucía.
En
realidad, el autor de este importante símbolo ariqueño fue José Miguel
Blanco, considerado uno de los primeros escultores auténticamente
chilenos, mismo autor del Monumento al Capitán Prat en Quirihue y del
Monumento a las Glorias de Atacama en Copiapó. Su obra dedicada a
homenajear a Vicuña Mackenna y hecha a petición del Ejército de Chile,
la comenzó tras el fallecimiento del cronista, político y ex Intendente
de Santiago en 1886. Este trabajo, por su sentido y carácter, se enmarca
en la inspiración artística monumental de Blanco y que Eugenio Pereira
Salas describiera como un "agudo nacionalismo americanista que hizo presa de casi toda esta primera generación escultórica".
Financiado
el proyecto principalmente con erogaciones de soldados y marinos, la
imagen fue terminada a fines de 1888 según comenta Eugenio Orrego Vicuña
en "Iconografía de Vicuña Mackenna", siendo levantada primero en la
Alameda de las Delicias, a la altura de calle Riquelme. El mismo autor
agrega que uno de los últimos homenajes públicos y ceremonias cívicas
realizados alrededor de la estatua, alcanzó a tener lugar en 1914 en el
Primer Centenario del Combate de Membrillar, donde los realistas fueron
vencidos por el General Juan Mackenna, abuelo de don Benjamín.
Sin
embargo, al existir el proyecto de la Plaza Vicuña Mackenna con el
mencionado otro monumento más conocido que allí se instaló en 1908, se
decidió trasladarla a Arica, en el contexto de tiempos complicados y
difíciles que se vivían en la diplomacia de esos días, como veremos. A
causa de esto, hubo disputas curiosas entre algunas ciudades que querían
quedarse con la imagen de don Benjamín, como Valparaíso y La Serena;
pero finalmente fue Arica la escogida, ordenándose al instante la
construcción de un estupendo pedestal al costado de la Plaza Colón, en
el que participaron varios artistas y canteros en 1916.
Fundida
en bronce, la figura hecha por Blanco mostraba a don Benjamín altivo y
contemplativo, sosteniendo un libro y su pluma de escritor y de cronista
en sus manos. En su base a los pies y detrás del homenajeado, lleva aún
la inscripción de casa que la produjo: "RAAB SANTIAGO. FUNDICIÓN DE LAS
ROSAS". Se refiere a la compañía fundada por don Jerónimo Raab, que al
parecer siempre trabajó con Blanco
El
artístico pedestal mencionado, en tanto, ese luce como una enorme
columna de roca con decoración de inspiración neoclásica, sobre una
gradería con pasos de escalinatas también esculpidas en piedra por sus
cuatro costados. Al frente, en la cara principal, hay una gran placa
conmemorativa con la imagen en relieve de un niño con aspecto de
querubín, portando un quepí, el estandarte y un rifle del siglo XIX;
tras él hay un tambor militar, una corneta, un sable, un cañón y sus
balas, aludiendo al contexto bélico de la alegoría, mientras el niño
corta las hojas de un laurel de la victoria. En esta pieza de bronce,
dice una inscripción:
EL EJÉRCITO
AL CANTOR DE SUS GLORIAS
BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA
1890
AL CANTOR DE SUS GLORIAS
BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA
1890
Inauguración del monumento, en imagen publicada por la revista "Pacífico Magazine" en abril de 1917.
El
mensaje alude a la conocida publicación "El álbum de la gloria de
Chile: homenaje al Ejército i Armada de Chile en la memoria de sus más
ilustres marinos i soldados muertos por la patria en la Guerra del
Pacífico: 1879-1883" de Vicuña Mackenna, publicado entre 1883 y 1885, ya
en los últimos años de vida del intelectual.
Dicha
obra, fuente inagotable de datos militares y biográficos sobre la
Guerra del '79, es un verdadero tesoro de culto entre los estudiosos de
aquella contienda, aunque ha inspirado a alguno que otro ocioso para
acusar a Vicuña Mackenna de nacionalista exacerbado o imputaciones
parecidas, ignorantes de que hasta el estallido de la guerra el autor
había sido un fervoroso americanista que comprometió la participación
chilena en la delirante Guerra Contra España en favor de Perú en
1865-1866, y a veces incluso un tremendo entreguista que intentó
boicotear los derechos territoriales chilenos en la Patagonia y
Magallanes, disputados entonces con Argentina. Según la información con
la que cuento, la fecha de 1890 inscrita en esta pieza se explica porque
también pertenecía al homenaje anterior para Vicuña Mackenna en
Santiago, y que fue trasladado con la estatua hasta Arica.
Si
embargo, el detalle que más llama la atención simbólicamente en este
pedestal de roca, es la placa ubicada exactamente abajo de la imagen del
niño con metáforas bélicas, y que lanza la siguiente proclama tomada de
la oratoria del propio Vicuña Mackenna allí conmemorado: "¡NO SOLTÉIS EL MORRO!".
La
divisa no puede ser más apropiada al contexto de tiempo en que fuera
trasladada esta estatua hasta Arica: aún no se firmaba el Tratado de
1929 que devolvió Tacna a Perú y el conflicto diplomático y social entre
ambos países ya estaba tomando un peligroso olor a pólvora, que
amenazaba incluso con desatar una escalada belicosa en toda la región
del subcontinente. Eran, pues, los días de la fuerte fricción entre la
campaña chilenizadora de los territorios ganados en la guerra, contra la
resistencia del Perú a permitir que tales regiones fueran asimiladas e
incorporadas por el vecino del Sur. El periodista y diplomático Carlos
Silva Vildósola, escribió una vez sobre esta frase del monumento, en sus
"Páginas olvidadas" de 1931:
Mucho
antes de que nadie hubiese imaginado el sentido histórico de aquella
frase (¡No soltéis el Morro!) Vicuña Mackenna levantaba la opinión
pública a la conciencia y valor de Arica y creaba con el sólo esfuerzo
de su alma, con su elocuencia y su pasión patriótica la doctrina que más
tarde la opinión pública había de imponer a los Gobiernos de Chile
durante medio siglo. A justo título está esa frase grabada en el
pedestal de su estatua al pie del Morro de Arica.
Aspecto actual del homenaje en la plaza.
Acercamiento al plinto y relieve en el actual del monumento.
Detalle del ángel de la gloria patria y la divisa "¡No soltéis el Morro!".
Por
el frente, casi en la cúspide antes del lugar ocupado por la estatua,
tiene tallado el año de 1880 al frente, correspondiente al mismo de la
Toma del Morro de Arica; y por atrás lleva la de 1916, correspondiente
al año en que se montó el monumento, como dijimos, que después se
inauguró con una gran celebración pública, de enorme concurrencia de
gente. Hay imágenes publicadas en abril de 1917en la revista "Pacífico
Magazine", testimoniando lo multitudinario de este suceso.
La
Plaza Vicuña Mackenna entre las calles San Marcos, Condell, Bolognesi y
Arteaga, nació como tal con la erección de esta estatua y no con la
demolición del Hotel Pacífico, como ha dicho alguna vez el legendario
popular. De hecho, este recinto hotelero y su explanada son posteriores
al monumento: fue levantado en los años 30, aunque tras su cierre en los
60 y su demolición, se amplió el parque hacia calle San Marcos y
conectado limpiamente a la Plaza Colón. En 1954, la revista "En Viaje"
la describía de la siguiente manera:
El
Parque Vicuña Mackenna despliega abajo sus interminables palmeras de
verdes tonos y las amplias frondas de sus bananeros que se abren en
torno a1 elegante Hotel Pacifico, edificio que eleva su estructura en
siete magníficos pisos, y que nos recuerda por momentos a Río de
Janeiro, tanto por el ambiente mismo que los rodea, como por las aceras
pavimentadas de diversos colores que le dan paso.
Antes,
la plaza era mucho más frondosa que en nuestros días, cargada de
árboles y datileras que contorneaban también los senderos dentro de la
misma, con buenas extensiones de césped para descanso y travesuras.
Había también algunos cañones, que fueron trasladados después al parque
histórico del Morro. Hacia fines de los años 60 y principios de los 70,
además, esta plaza comenzó a volverse punto de reunión para algunos
jóvenes, especialmente los enamorados y los que gustaban de experimentar
con algunas drogas. En contraste, los disciplinados y marciales
desfiles anuales del 7 de junio pasan por San Martín, justo al lado del
parque, celebrando la Toma del Morro.
Sin
embargo, la Plaza Vicuña Mackenna fue remodelada hacia el año 2006, con
grandes fuentes de aguas y nuevos senderos interiores. Esto suscitó una
gran cantidad de críticas, pues perdió todas sus características de
parque y quedó convertido más bien en plaza dura con jardines estrechos y
de poco pasto, con la imagen de Vicuña Mackenna siempre al centro de
este cuadrante en el paisaje urbano. De todos modos, la plaza ha sido
lugar importante para la realización de espectáculo y ferias, y así, el
año 2012, se celebró allí durante Fiestas Patrias, el evento conocido
como el "Gran Tributo a la Cueca", organizado por la Oficina Comunal de
Deportes y Recreación y que aspira a convertirse en otra tradición de la
ciudad.
A pesar de los molestos grafitis
y ataques vandálicos que, por ejemplo, despojaron la figura del
escritor de la pluma que sostenía en su mano derecha (hoy tomando un
lápiz fantasmal en el aire), la mirada satisfecha de Vicuña Mackenna con
la seguridad del Morro a su espalda, sigue fija en aquel monumento, con
la promesa cumplida de jamás "soltar" la ciudad cabecera de Chile.
Gracias por compartir con nosotros esto tan importante que es la historia.
ResponderEliminarUn abrazo