EL SANTUARIO POPULAR DE LA CAPILLA DE SAN LORENZO DE LA RECONCILIACIÓN
Coordenadas: 20°12'39.41"S 70° 8'21.81"W (Capilla) 20°12'40.42"S 70° 8'25.74"W (Cruz del Calvario)
No
se trata de un barrio exactamente "turístico" para Iquique, pero sí
corresponde a uno de los más importantes para el ejercicio de la fe
popular de la ciudadanía, pues en pocas cuadras se encuentra el templo y
la Plaza Arica sedes de la Octava de la Virgen de La Tirana, el
histórico Cementerio N° 1, las animitas de Olivares y de Hermógenes San
Martín (esta última siendo quizás la más grande de todo Chile) y, por
supuesto, la pequeña pero pintoresca Capilla de la Reconciliación,
consagrada al mártir del cristianismo San Lorenzo como muchos otros
altares que el pueblo ha colocado alrededor en su incontenible impulso
devocional.
Aunque
su fábrica de madera y módulos, su ubicación en estos barrios populares
y las dimensiones del templo sean modestas, la Capilla de San Lorenzo
de la Reconciliación es inmensamente conocida por los iquiqueños: cada
año, hacia el fin de semana que siga al final de la Fiesta de San
Lorenzo de Tarapacá en el pueblo del mismo nombre al interior (celebrada
universalmente el 10 de agosto), se realiza aquí la multitudinaria
Octava o "Fiesta chica" de San Lorenzo en Iquique, celebración religiosa
tan importante que convoca a más de la mitad de la cantidad de personas
y el mismo número de bailes que la fiesta central del poblado de
Tarapacá.
Como
se sabe, San Lorenzo fue un mártir oriundo de Huesca, asado vivo en una
parrilla romana el 10 de agosto de 258 por haberle negado los tesoros
de la iglesia al emperador Valeriano, dándoselos en su lugar a todos los
pobres y desposeídos de la capital del Imperio, según su leyenda. El
santo goza de una extraordinaria popularidad en el mundo minero y
especialmente en estas regiones, con su punto nuclear en San Lorenzo de
Tarapacá, en la quebrada del mismo nombre, escenario de la fiesta
principal.
El Lolo,
como es llamado cariñosamente por sus devotos, se ha vuelto patrono de
los transportistas y conductores, de los pobres y los desposeídos, de
los comerciantes y también de los "parias" de la región (gente
despreciada: mendigos, alcohólicos, abandonados, etc.), por lo que
abundan las animitas, grutas y pequeñas capillas decoradas con su
característica bandera rojo-amarilla y sus imágenes sosteniendo una rama
de palma y una parrilla símbolo de su martirio. Así, por ejemplo, los
cargadores de Pozo Almonte tienen su propia gruta-ermita, haciendo
procesiones desde ella con la imagen hasta la Parroquia de San José
Obrero, y también hay capillas levantadas por otras sociedades de
cargadores como la de El Boro en Alto Hospicio, más las sedes de
cofradías o bailes que también se constituyen como centros culto. Otros
altares populares y ermitas se pueden encontrar en la Ruta Zig-Zag de
Iquique hacia Alto Hospicio, en una dependencia municipal frente a la
Plaza de Armas de Alto Hospicio, en la Carretera hacia Colchane y en el
cementerio viejo de La Tirana, sólo por nombrar algunos, ya que su
presencia se extiende a ciudades como Arica o Tocopilla.
La Capilla de la Reconciliación durante la Fiesta de la Octava de San Lorenzo.
Salida de la imagen de San Lorenzo para la procesión de la Octava.
Mensajes
conmemorativos en los alrededores de la capilla, consagrando a San
Lorenzo la memoria de un devoto ya fallecido. Por el vecindario de la
Capilla de la Reconciliación existen varios otros ejemplos parecidos a este.
Empero,
la más importante de estas prolongaciones del culto a San Lorenzo con
sede en la Quebrada de Tarapacá es, sin duda, esta capilla iquiqueña
escenario de la "Fiesta chica" y punto de encuentro para todos los
feligreses seguidores del Lolo en
la heroica ciudad, además de las cofradías y sociedades religiosas
locales que participan del culto, y de aquellos ciudadanos que por salud
o edad no pueden participar de las peregrinaciones hacia el pueblo de
Tarapacá y así celebran a su santo patrono durante la Octava.
Ubicada
en calle Sotomayor 1616, la historia de este lugar en el servicio
religioso comienza con la fundación de una pequeña casa-capilla creada
por los padres oblatos (orden de importante presencia en Iquique y en la
región) el 8 de agosto de 1962, sobre un terreno y propiedad que, según
tengo entendido, antes de ser recibida por ellos había sido sólo una
residencia particular.
Posteriormente,
la Congregación de los Padres Estigmatinos adquirió esta propiedad, la
restauraron y la remodelaron completamente para el servicio religioso,
refundándola oficialmente con el nombre de Capilla de la Reconciliación,
inaugurada el 8 de enero de 1984, por iniciativa de dos connotados
sacerdotes de origen italiano muy queridos y respetados en la memoria de
los devotos del Lolo: el Padre Luigi Tortella y el Padre Daniel Giacopuzzi.
Sucedía
a la sazón que, como no existía un lugar exacto para tomarlo por sede
de las celebraciones de la Octava de San Lorenzo en Iquique, el obispado
decidió que la flamante Capilla de la Reconciliación comenzara a servir
a este propósito a partir de 1987, de la misma manera que la cerca
Plaza Arica venía siendo utilizada desde los años treinta para la
"Fiesta chica" u Octava de la Virgen del Carmen de La Tirana, con
ceremonias, bailes y festejos.
La
noticia llenó de júbilo a los innumerables devotos del santo en la
ciudad de Iquique y el propio Padre Giacopuzzi se arrogó la tarea de
producir y tallar la imagen de San Lorenzo que sería colocada en el
templito, desde aquel momento llamado más popularmente como la Capilla
de San Lorenzo de la Reconciliación. Es la imagen que se saca en andas
durante el paseo procesional de la Octava, celebración de la que también
hablaré a futuro con un artículo propio dedicado a ella, por la
importancia cultural e identitaria que tiene para la ciudadanía
iquiqueña y su vínculo en un hilo de tiempo que conecta las tradiciones
de la fe entre los trabajadores de la época salitrera con los actuales
mineros de la región, alcanzando a transportistas, pescadores y
mercaderes, como ya vimos.
Cargadores de San Lorenzo al interior de la capilla.
Vista del Altar Mayor al fondo de la nave única.
A
partir del año siguiente, además, la capilla también comenzó a ser
escenario de una fiesta paralela a la de San Lorenzo de Tarapacá,
durante los mismos días de la celebración principal del 10 de agosto y
sus días inmediatos. Esto comenzó cuando el Padre Tortella quiso
disponer de la parroquia y de la imagen del santo para aquellos devotos
iquiqueños que por impedimentos físicos, compromisos o falta de
recursos, no pudieran asistir a la fiesta central en la Quebrada de
Tarapacá. Esta función ha sido sustituida en cierta forma por la
implementación de otros altares a San Lorenzo en la ciudad y
especialmente por la réplica del santuario tarapaqueño que se instala
todos los años en la entrada de Alto Hospicio durante los días de la
fiesta, para que los devotos realicen allí también sus honores,
rogativas y promesas al mártir de los desposeídos y de los hombres de
esfuerzo.
El
edificio de la capilla quedó totalmente concluido entre los años 1988 y
1989. Se celebraba, por entonces, la Novena completa desde el 1° al 9
de agosto, además de una ceremonia de honores durante la fiesta central y
después la Octava del santo en Iquique, siendo hasta ahora la más
importante "Fiesta chica" ofrecida al Lolo en todo el país.
Dentro de la propia capilla, junto al acceso, se instaló en 1990 una placa recordatoria y conmemorativa diciendo:
CAPILLA DE LA RECONCILIACIÓN
FUNDADA EL 8 DE AGOSTO DE 1962 POR LOS PADRES OBLATOS.
RESTAURADA POR LA CONGREGACIÓN DE LOS PADRES ESTIGMATINOS E INAUGURADA EL 8 DE ENERO DE 1984.
NUESTROS AGRADECIMIENTOS LA PADRE LUIGI TORTELLA Y DANIEL GIACOPUZZI.
IQUIQUE, 8 DE ENERO DE 1990
Actualmente, el templito tiene una simple pero sugerente decoración, con cuadros en estilo más bien modernista del Vía Crucis,
colocados a los costados de su nave única. Su Altar Mayor es de techo
en arco con la imagen de Cristo en la cruz, destacando las imágenes de
la Virgen María y, por supuesto, la de San Lorenzo. Todo está
cuidadosamente ornamentado con telas y algunos listones en diseños
localistas, parecidos al de los bolsos o llacllas de influencia indígena.
Cruz
del Calvario. A la izquierda, se ve el podio tal cual permanece fuera
del período de fiestas, en esta imagen con un mendigo del sector
usándola de habitación. A la derecha, tal cual es ornamentada y decorada
para las fiestas de la Octava.
Altar popular de San Lorenzo, en la cuadra frente a la capilla.
Altarcillo popular y lienzo en homenaje a San Lorenzo durante su Octava.
Alrededor
de la capilla se han instalado varios altares menores de San Lorenzo,
incluyendo algunos particulares dentro de las casas vecinas y por las
calles de la ruta de las procesiones de la "Fiesta chica"; también
existe a escasa distancia del templo una Cruz del Calvario que emula en
su función a la existente en el borde del santuario del pueblo de
Tarapacá, como lugar de saludo y despedida para las sociedades de baile.
De alguna manera, entonces, todo el entorno ha sido influido por el
potente culto al mártir hispano del Cristianismo en estas cuadras y
barrios, algo que se nota bastante -por ejemplo- en las poblaciones San
Carlos y Jorge Inostroza, adyacentes al pequeño templo.
La
mencionada Cruz del Calvario se instala durante las celebraciones en un
altar y podio especial situado en la esquina de las calles Sotomayor y
21 de Mayo, que lleva el símbolo heráldico del papado vaticano con la
inscripción "AD MAJOREM DEI GLORIAM",
en un espacio que sirve también de escenario para los discursos y
oraciones de la Octava, pero que durante gran parte del resto del año es
usada como refugio por algunos mendigos del sector. Es tradicional que
algunas sociedades de la Agrupación de Bailes Religiosos de Tarapacá
pasen ante esta cruz durante el período central de las Fiestas de San
Lorenzo de Tarapacá para despedirse simbólicamente, bailando y después
marchando en pequeña procesión a la misma capilla antes de partir a la
quebrada.
La
Capilla de San Lorenzo de la Reconciliación también ha servido como
virtual "salvavidas" para rescatar la fiesta central de amenazas
sanitarias que han ocurrido ocasionalmente en Chile, como la del año
1991, cuando una epidemia de cólera obligó a suspender también la Fiesta
de la Virgen de La Tirana, que se celebra un mes antes que la del Lolo.
Pero, ante las protestas de los fieles, el Padre Pablo García propuso
por entonces que se llevara la imagen principal del Santo Patrono hasta
la Capilla de San Lorenzo de la Reconciliación para celebrar allá las
oraciones y ritos de la Novena en lugar de concurrir al pueblo de
Tarapacá, aunque se decidió elaborar después un programa para pasear la
imagen por distintas ciudades y pueblos del Norte Grande reduciendo las
celebraciones de Iquique a una ceremonia con bailes realizada en las
inmediaciones del Cementerio N° 3 de Iquique.
Posteriormente,
el año 2009, se quiso establecer la capilla como sede provisoria de la
Fiesta de San Lorenzo de Tarapacá, que había sido suspendida nuevamente
por medidas sanitarias, en este caso el brote de la llamada "gripe
porcina" que tuvo más de escandalera tremendista que de auténtica
epidemia mortal. Mas, la porfía y determinación de los fieles no pudo
impedir que de todos modos debieran realizarse actos religiosos y
festejos en el pueblo de Tarapacá, mientras la fiesta oficial de ese año
tenía lugar en calidad de "exilio" allí en la capilla iquiqueña.
Pocos
visitantes de la ciudad podrían adivinar la voluminosa historia e
importancia del sencillo templito, entonces, que constituye probadamente
uno de los núcleos de fe popular más notables de la región a pesar de
su evidente modestia material y de su aparente pero engañosa simplicidad
formal.
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