HERMANOS HOSPITALARIOS DE SAN JUAN DE DIOS: LAS RUINAS DE UN EDIFICIO COLONIAL EN ARICA

 

Coordenadas: 18°28'47.80"S 70°19'4.99"W
Dicen todos por acá que fue en los tiempos del Virreinato del Perú cuando se construye, en la entonces aún joven ciudad de Arica: un macizo edificio de piedra con amplio sillar también de roca canteada, a escasas cuadras del centro comercial y de la plaza. Hoy se pueden encontrar sus ruinas casi escondidas, injustamente ocultas dentro de un espacio destinado al estacionamiento de vehículos, casi como una vergüenza y no como el orgullo que corresponde. Hay mucho mito alrededor de ellas, además: incluso hay profesionales de la historia quienes se molestan cuando si señala la cantidad de leyendas que se cuentan o interpretan sobre estas ruinas, por alguna razón
Es preciso retroceder un poco; o mucho. En San Marcos de Arica existieron al menos tres órdenes sacerdotales principales desde el período colonial: la de San Francisco de Asís, la de La Merced y la de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios. Estos últimos estaban tradicionalmente encargados de la atención de los enfermos y tenían su hospital y capilla situados cerca del centro urbano, en la cuadra que actualmente se forma por las calles Lynch, Sotomayor, 21 de Mayo y Baquedano, muy cerca del Mercado Antiguo y del Teatro Municipal. Este viejo sector de la ciudad habría sido conocido en aquellos años como La Chimba de Arica.
La información oficial es enredada y poco clara, y mejor no hablar de la turística. Se dice, entre otras cosas, que un primer edificio asociado al Convento de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, llamado en un principio de San Antonio de Padua, habría sido levantado hacia el año 1577 con el supuesto arribo de estos religiosos recientemente fundado. Hemos visto esta información difundida por algunas fuentes serias, entre ellas Vicente Dagnino si mal no recordamos. Como sea, las referencias al mismo aparecen recién a inicios del siglo siguiente. Esto es confuso, por supuesto, y las mismas fuentes no coinciden entre sí.
Leo lo recién expuesto también en un trabajo publicado por la arquitecto Mabel Peña relativo a este convento y su albergue. En alguna oportunidad, además, el experto investigador histórico Ricardo Castro Ramírez señaló que esto podría remontarse a la señalada fecha a mediados del siglo XVI. La aprobación de la construcción del edificio estaría documentada recién en 1619, en una ordenanza del virrey marqués de Montes Claros, la que posteriormente figura visada y aprobada por el Rey Felipe IV. Quizá se haya tratado de una reconstrucción, tras el gran terremoto ocurrido cuatro años antes... Que los académicos aclaren este punto.
Planta de las ruinas y posible reconstrucción del mismo. Publicados por Mabel Peña en su presentación "Las Ruinas del Convento San Juan de Dios".
 
Reconstrucción bastante libre del supuesto aspecto que pudo haber tenido el edificio, basada en una imagen publicada en un artículo de don Ricardo Castro Ramírez.
Entrando en campo menos incierto, es sabido que el servicio a favor de los convalecientes y de los minusválidos, especialmente de los jóvenes, indios y menesterosos, era extendido por los religiosos hospitalarios asistidos por benefactores de la propia ciudad y administrado por un régimen que involucraba también a la autoridad colonial con la Iglesia. Aunque Dagnino declaró no encontrar mucha información sobre los facultativos de salud, comenta que esto no era problema, pues en esos años se los asignaba casi arbitrariamente en funciones de medicina. Buena parte del financiamiento de la congregación y su actividad hospitalaria era cubierta con impuestos como los cobrados a los barcos que tocaban puerto en la ciudad.
El edificio del Hospital de San Juan de Dios formaba parte o se tornó en el mismo Convento de los Hermanos Hospitalarios, si las reseñas  que hemos revisado son correctas. Si bien la primera construcción podría remotarse a inicios del siglo XVII como hemos visto, su fábrica definitiva fue en roca con muros y asientos de mucha solidez, con estilo general parece acorde a la arquitectura colonial peruana, al menos lo que ahora permanece en pie.
Aunque no se tiene una noción exacta de cuál era su aspecto, se puede advertir que el hospital destacaba en su tiempo por detalles como los vanos con arco de medio punto que aún se conservan. Se sabe también que tenía contrafuertes y que debió contar con una capilla más bien sencilla al costado, detalle que algunos han confundido con el uso del edificio completo como templo. El conjunto general lucía varias ventanas en su gran dimensión y volumen, además. Habría en él una predominancia de cierto estilo románico en el diseño, y en el muro más interior del recinto se observan remates parecidos a almenas.
 
Tres naves habría tenido el templo, de acuerdo a una reconstrucción propuesta por el investigador Eduardo Hoyos: una central de 11 metros de ancho y las laterales de 7 metros, posiblemente separadas en columnatas. Sin embargo, algunas indicaciones insisten en referirse a todo el conjunto como un templo o capilla, lo que también nos provoca serias dudas. El cálculo referido indica que el fondo estaba rematado por un ábside de base semicircular y con un techo abovedado del que nada queda ya. En total, tenía 25 metros de frente y unos 54 de ancho.
Como si las nubes fueran pocas para la curiosidad de un aficionado, hoy se agrega a su historia que el punto preciso del Hospital San Juan de Dios habría sido parte de la extraña y misteriosa red de túneles subterráneos que, en el pasado, habrían conectado bajo tierra el Convento de San Francisco (actual mercado) también con la Iglesia vieja de San Marcos, el Convento de la Merced y la Tesorería de Guarnición. Se asegura que esto fue demostrado por trabajos realizados en nuestra época por Castro Ramírez, tras la llamada "Operación San Francisco" de la que también pretendo publicar algo a futuro, aunque hay voces críticas de las conclusiones a las que llegaron estas exploraciones, es preciso comentar; incluso quienes creen que se trataba sólo de canalizaciones subterráneas y desagües que se han confundido con pasadizos.
Volviendo la lado más histórico, si bien hubo tentativas de trasladar el servicio a la ciudad de Tacna de acuerdo a lo que asegura Dagnino en su obra "El Corregimiento de Arica", este cambio jamás se concretó. Hacia mediados del siglo XVIII, además, el procurador del Convento y del Hospital, fray Pedro Méndez, solicitó la regulación del cobro de tributos para el financiamiento del servicio, denominado "tomín del hospital".
Se afirma que los religiosos seguían activos allí en tiempos de la República, o al menos que su edificio permanecía en operaciones. Empero, como sucedió también a la mayoría de las grandes construcciones de Arica, el gran terremoto del 13 de agosto 1868 echó por tierra la antigua edificación, poniendo a los siglos de servicio de la orden y viéndose forzados a establecerse en otros pueblos y ciudades, junto a los hermanos franciscanos y mercedarios.
 
Información reproducida por Manuel Fernández en su libro sobre aquella catástrofe señala que enfermos del hospital perecieron aplastados y que sólo tres pacientes se habrían salvado el fatídico día del terremoto. Desde entonces, el edificio y sus albergues quedaron en ruinas, abandonados allí en Arica, si bien habría razones para creer que, desde el siglo anterior , ya estaba en muy mal estado y recibiendo el remate con el gran sismo. Así las cosas, cuando el territorio pasó a manos de Chile durante la Guerra del Pacífico, ya se encontraba totalmente destruido, aunque de mucho mejor aspecto que en la actualidad, ya que sus ruinas también han ido desapareciendo por desidia y olvido.
Durante algún tiempo se estableció en este mismo lugar el Cuartel de Policía de la ciudad, con un patio propio. El terreno figura como propiedad municipal a principios del pasado siglo, posteriormente traspasado al fisco para la construcción de la Escuela Modelo en los años veinte. Cuentan en Arica que, poco antes, en lo que había sido el establecimiento policial vecino a este espacio escolar y tras ser hallada mientras se realizaban unas excavaciones para el alcantarillado, se encomendó a la guardia azul la custodia de la famosa e histórica Campana de Belarde del siglo XVIII, otro símbolo de Arica que hoy se puede encontrar en la Catedral de San Marcos y de la que hablaremos más, en alguna futura entrada de texto.
Durante este período de administración municipal, parecen haberse realizado intervenciones con hormigón sellando algunos de sus vanos inferiores, como se observa en el murallón del costado poniente del conjunto ya en ruinas y lo que fueron sus antiguos arcos de ventanas. Poco después, el mismo territorio quedaba definitivamente sometido a la soberanía chilena, por el Tratado de 1929.
Del viejo edificio de piedra tallada, bolón y albañilería, ahora se encuentra en pie la parte relacionada con los agrietados muros interiores y el presunto altar de la iglesia capilla que formó parte del convento y hospital, que cierran el perímetro del recinto hacia el lado de Lynch. Alcanzan más de 6 metros de altura.
Empero, la base de gran parte de la misma manzana estaría formada por los sillares del emplazamiento colonial, pudiendo verse parte de estas bases desnudas del hospital hacia el lado de Baquedano, por ejemplo, en donde está la entrada de uno de los dos estacionamientos que actualmente lo ocupan y donde se aparcan los vehículos precisamente sobre estos cimientos. También se extienden las plataformas basales hacia el lado de los jardines del edificio del Palacio Consistorial, ex establecimiento de la Escuela Modelo, aunque intervenidos por albañilería moderna.
El terreno se encuentra en manos privadas por razones que no me corresponde abordar acá, aunque la planta original de los hospitalarios se ha ido perdiendo por subdivisiones y ventas en la cuadra. Según la información recopilada por Peña, después de la transferencia al fisco y la enajenación de una parte para la construcción del establecimiento escolar, la propiedad siguió siendo modificada en los años 30, cuando se traspasó otra parte al predio de don Manuel Yanulaque en calle 21 de Mayo 542, y años después, en los ochenta, el resto pasó a manos del señor Liendo, en donde están los actuales estacionamientos.
Cuesta creer que hoy los restos de esta extraordinaria estructura colonial se encuentren a la intemperie y casi como residuos molestos, sin la calidad de Monumento Histórico Nacional que merecen quizá sobradamente.

Comentarios

  1. Mensajes rescatados del blog anterior (donde estaba originalmente esta entrada):

    dgormaz10 de septiembre de 2013, 15:42
    Me llamaba la atención este tipo de construcción semi demolida especialmente por el grosor de las paredes, nunca me imaginé rasgos de una construcción antigua. Gracias por compartirlo

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    Anónimo23 de enero de 2014, 20:49
    .....soy ariqueño....en la década de los 80, este edificio histórico tenía una buena parte de su construcción intacta, como los portales en los altos....lástima de la desidia de la época que no supo defender estos bienes de los inescrupulosos...

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  2. Mensajes rescatados del blog anterior (donde estaba originalmente esta entrada):

    dgormaz10 de septiembre de 2013, 15:42
    Me llamaba la atención este tipo de construcción semi demolida especialmente por el grosor de las paredes, nunca me imaginé rasgos de una construcción antigua. Gracias por compartirlo

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    Anónimo23 de enero de 2014, 20:49
    .....soy ariqueño....en la década de los 80, este edificio histórico tenía una buena parte de su construcción intacta, como los portales en los altos....lástima de la desidia de la época que no supo defender estos bienes de los inescrupulosos...
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    richard8 de junio de 2018, 19:29

    .....que terrible. Dios mío..... como se pierden nuestras reliquias historicas....en nuestro vecino Peru ....salen diariamente dos micros completas de turistas, para ver un un puente colgate retaurado a muchos kilometros de la ciudad..... lo nuestro está en pleno centro y lo tenemos perdido....hay que restaurarlo y darle valor turístico...... el turismo paga...
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    Braulio Olavarría Olmedo31 de enero de 2020, 17:27

    La historia de Arica está plagada de mitos que se reproducen en el tiempo, adquiriendo carta de peregrina historicidad. Con respecto a las ruinas de San Juan de Dios, lo que postula Ricardo Castro Ramírez, en particular su dibujo tentativo, no es nada más que sana imaginación. En esta ciudad, durante la Colonia no hubo edificios de más de un piso. Sí hubo dos estructuras bastante altas, pero de una sola planta: la Basílica Parroquial San Marcos y el Hospital San Juan de Dios.
    A juicio del arquitecto Eduardo Hoyos Río, las alta y gruesas paredes remanentes corresponden a la iglesia de San Juan de Dios.
    Pero los testimonios históricos lo refutan: no se habla de convento ni de iglesia, sino de Hospital San Juan de Dios y en la relación de su visita realizada en 1793, el intendente Antonio Alvarez y Jiménez señala que la iglesia de San Juan de Dios es de una sola nave, en tanto que el historiador Vicente Dagnino, tras consultar a principios del siglo pasado a antiguas vecinas ariqueñas (peruanas) supo que dicha iglesia era "una modesta capilla".
    Entonces, no cabe sino aceptar que los blancos y gruesos muros son resilientes vestigios del Hospital San Juan de Dios, el que canónicamente se denominaba Hospital de San Antonio.
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    Criss Salazar31 de enero de 2020, 18:40

    Hola Braulio. Precisamente, defiendo acá el planteamiento de que corresponde a un edificio hospital, hasta donde puedo hacerlo como alguien no acreditado para ello, y eso me valió insultos y descalificaciones de ariqueños (incluido un profesor, que me enrostraba como argumento el no ser yo de Arica) cuando tenía acá habilitada la caja de comentarios de Facebook. Muy de acuerdo con el resto de tu comentario.
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    Braulio Olavarría Olmedo1 de febrero de 2020, 16:20

    Gracias, Criss. Yo vivo muchos años en Arica, pero no soy ariqueño. Me gusta la historia, la he estudiado yendo a las fuentes primarias y me emputece ver personas que ocupan foros para transmitir irrealidades y, más encima, ganan reputación de historiadores. Yo no soy historiador, pero sí trato de investigar desde las fuentes documentales y sin dejar de aplicar razonamiento crítico y análisis comparativo, sobre todo en cuanto a la trazabilidad.
    Un gusto departir con una persona a la que admiro.
    Un abrazo.
    Braulio
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    1. Braulio Olavarría Olmedo30 de julio de 2020, 02:59

      Me permito agregar algunos antecedentes que refutan la idea de que las ruinas de San Juan de Dios de Arica (cuyo nombre canónico era Hospital de San Antonio de Padua) corresponden a una iglesia, como lo ha sostenido el arquitecto Eduardo Hoyos Río, quien ha manifestado también que dicha construcción se remonta al año 1612.
      Se conoció, efectivamente, un vestigio asociado a este año y corresponde a una plancha inaugural hallada a principios del siglo pasado por el geógrafo Enrique Espinosa. Por inaugural no debe entenderse original o primitiva, porque la obra fundacional tuvo lugar en 1577 y no debe haber tenido absolutamente nada de extraordinario, si consideramos que por entonces Arica no tenía más de 20 casas que alojaban a un vecindario de 40 españoles.
      Aquel hospital inaugurado en 1612 fue derribado por el terremoto de 1615, a poco de haber asumido su servicio los religiosos de San Juan de Dios.
      Para sintetizar, creemos que una pista valedera para aproximarnos a la génesis del edificio reducido hoy a algunas altas y gruesas paredes blancas, de increíble resiliencia, es el testamento del acaudalado agricultor Francisco Huberto, manifestado en 1663 y en el que destina la cantidad de "mil pesos al hospital de San Antonio, fundado en esta ciudad, que es a cargo de los religiosos de San Juan de Dios, que es para terminar la sala de enfermería que tengo principiada". Un dato revelador es cuando expresa que "lo que fuese fábrica de adobes, enlucir y blanquear lo harán mis esclavos".
      El diseño tentativo de reconstrucción que elabora el arquitecto Eduardo Hoyos parece basarse en el perímetro y altura del edificio y particularmente en las trazas de un ábside, elemento característico de una iglesia. Efectivamente, tiene que haber tenido ábside, pero asociado no a un gran templo, sino a una capilla intrahospitalaria, rasgo que poseían los establecimientos sanitarios coloniales conforme a la premisa de brindar salud física y también espiritual, motivo por el cual la sala de enfermería estaba necesariamente dotada de una capilla.
      Los hermanos sanjuaninos constituían una orden religiosa específicamente hospitalaria, de manera que no necesitaban tener una iglesia tan impresionante como la que imaginan Ricardo Castro y Eduardo Hoyos. Para la población ariqueña bastaba la Basílica Parroquial San Marcos, inaugurada en 1640. En Arica nunca hubieron más de cinco religiosos sanjuaninos. De tan corto número de frailes y de la limitada envergadura de su convento dan testimonio las bases de las celdas que pueden apreciarse en la actual Casa Consistorial, resultado de una remodelación de la ex Escuela Modelo. Durante las obras de excavación para fundamentos, se encontró buena cantidad de osamentas en el subnivel donde hoy está la Sala del Concejo Municipal, lo que estaría indicando que allí se ubicaba el cementerio.

      Los antecedentes históricos señalan que San Juan de Dios fue un hospital para curación de indios y que tenía solamente un "cañón" o nave, como lo describió en 1792 el intendente de Arequipa. Según pudo averiguar el historiador Vicente Dagnino, San Juan contaba nada más que una modesta capilla.

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