LA TORRE DEL RELOJ DE LA PLAZA PRAT: MUCHÍSIMO MÁS QUE SÓLO DAR LA HORA EN IQUIQUE
Coordenadas: 20°12'50.67"S 70° 9'8.82"W
Nota: artículo del año 2013, trasladado hasta acá en 2022 sin actualizaciones ni adiciones
Justo
por estos días, se está reparando y restaurando el símbolo quizás más
potente y característico de Iquique, turísticamente hablando: la Torre
del Reloj de la Plaza Prat, uno de los elementos más recurridos para
promocionar la ciudad de Iquique en las guías de viajeros, presente
incluso en su Escudo de Armas junto a la boya "Esmeralda" y la alegoría
de la industria tarapaqueña.
Son
cuatro los Monumentos Históricos Nacionales de Iquique que desde el mes
de marzo de este año están en reparaciones, por el relativo deterioro
que pesaba sobre los mismos. Además de la Torre del Reloj, que hoy se ve
rodeada de andamios y cierres, están el Palacio Astoreca,
la ex Casa de la Administración y el Muelle Prat. Espero que las
reparaciones de la hermosa torre de la Plaza Prat incluyan también al
mecanismo de su reloj, que desde hace tiempo estaba señalando horas de
mundos paralelos y países encantados, distintos al nuestro.
Construida
en tabiquería de pino Oregón tan corriente en la vieja arquitectura
iquiqueña, con armazones interiores de metal y molduras decorativas de
estuco en sus cerca de 25 metros de altura, resulta ser una singular
combinación de estilos gótico, neoclásico y arabesco múdejar, con cinco
niveles o segmentos distinguibles en su diseño, agrupados en tres
volúmenes principales a los que se accede por escaleras interiores, con
dos de ellos cercados por balaustras que dan la vuelta por sus cuatro
costados.
Hay
un gran uso de arcos y columnas en la misma: altos arcos ojivales y de
marcos abocinados, de paso en la base a modo de pórticos; vanos
enfilados de arcos estilizados con pilastras y entrecruzados
decorativos, en el nivel siguiente; arcos apuntados y lobulados
dispuestos en arcadas, a continuación; le siguen vanos trilobulados y en
pares, en el nivel del reloj; y se termina en una torreta con la misma
clase de arcadas de arcos lobulados anteriormente descrita, pero ya
encima del lugar reloj. Remata la altura una aguja-asta, siempre con una
bandera chilena flameando allí.
Antiguo
aspecto de la Torre del Reloj, probablemente a inicios del siglo XX o
poco antes. Se observan atrás los antiguos edificios que ocupaban el
lugar que ahora pertenece al Club Croata y al Casino Español.
Aspecto de la Torre del Reloj, el Teatro Municipal y la plaza a inicios del siglo XX.
Vista
general de la Plaza Prat en 1921, con la antigua glorieta y el teatro a
espaldas de la torre. Imagen perteneciente a las colecciones
fotográficas del Museo Histórico Nacional.
Echando
una mirada por su historia, vemos que la artística torre surgió de un
proyecto del Concejo Departamental de Gobierno de Iquique, liderado por
el ex Cónsul de España y por entonces alcalde, señor J. Benigno Posada,
siendo aprobado tras estudio de comisión el 14 de diciembre de 1877. Se
la concibió como reemplazo del gran reloj que había existido en la
Iglesia Matriz de la ciudad, y que había resultado destruido con el
voraz incendio de 1873. La población iquiqueña había quedado
profundamente dolida por esta pérdida y clamaba el regreso de un reloj
monumental para la ciudad.
Me
parece que puede haber algunas confusiones e inseguridades sobre quién
fue el diseñador de la ecléctica obra. Las fuentes lo atribuyen al
ciudadano santiaguino de ascendencia francesa Edouard J. P. Maury de
Lapeyrouse, agente de una importante compañía salitrera y ex funcionario
de la Aduana; otras lo adjudican a su hijo Manuel Eduardo. Parece que
ambas tienen parte de la razón, sin embargo. Llegado a Perú a mediados
de siglo, Lapeyrouse padre vivía desde 1869 en Iquique, cuando le fue
encargada la obra. Mas, la habría diseñado y proyectado con su propio
hijo, Manuel Eduardo, por lo que ambos destacan en la creación de la
misma.
Puede que en la combinación de estilos haya cierto grado de
estilismo o simbolismo masónico, además, pues Lapeyrouse fue un activo y
respetado miembro de la Logia, que también participó en los planos del
edificio del Banco Nacional de Iquique y del hospital inaugurado en
1887. Ya hemos visto en otra entrada, también, que la ubicación de la
torre estuvo vinculada a las legendarias galerías subterráneas que saldrían desde la ex Aduana del puerto.
Así,
la estructura de la torre habría sido levantada en base a los planos de
los Lapeyrouse, en lo que entonces era el centro de la Plaza de Armas
de Iquique. Esto sucedió durante 1878, un año antes de comenzada la
Guerra del Pacífico y la ocupación chilena. Dicho de otro modo, los
peruanos prácticamente la construyeron para Chile, aunque nadie lo sabía
en aquel momento.
Fue
el joyero y comerciante Federico Frantz con quien se pactó, el 25 de
junio de ese año, la adquisición por 7.000 soles del reloj de cuatro
caras que se pondría en lo alto de la torre, como detalla Carlos Donoso
en su trabajo titulado "El puerto de Iquique en tiempos de
administración peruana". Agrega el autor que, originalmente, este reloj
tocaba una campana menor cada cuarto de hora y una mayor para cada hora
cerrada. Además, "debía estar en el lugar asignado por el Concejo
Municipal en un plazo no mayor de ocho meses a partir de la firma del
contrato, debiendo pagar una fuerte multa de cinco soles por cada día de
atraso", según sus palabras. De todos modos, la adquisición estuvo
opacada por denuncias de irregularidades y de la molestia social por
haberse comprado sin procedimiento de remate y a lo que se consideró
montos demasiado altos de dinero, además de que varios miembros del
propio Concejo figuraban como contratistas del proyecto.
Comprado
ya en Inglaterra, Frantz avisó a las autoridades que el aparato
llegaría a Iquique el 3 de diciembre en el vapor "Ibis". En realidad fue
desembarcado el día 10, sabiéndose que ya estaba en funciones a inicios
del año siguiente, pues debe haber sido montado casi inmediatamente en
la torre.
La torre y la plaza hacia el año 1940, en fotografía de Miguel Rubio.
Vista
de la Torre del Reloj y del Teatro Municipal, hacia 1950, iluminados
con juegos de luces durante las noches. Imagen perteneciente a las
colecciones fotográficas del Museo Histórico Nacional.
Vista de la torre y su actual iluminación durante las noches en la Plaza Prat.
Así luce en estos momentos, mientras es restaurada.
Fue
tan importante su presencia allí en la plaza que, tras su inauguración
en ese verano, comenzó a ser llamada espontáneamente como la Plaza del Reloj,
según algunas crónicas, aunque la denominación se perdió cuando los
chilenos la rebautizaron primero como Plaza 21 de Mayo y luego Plaza
Arturo Prat, su nombre definitivo en homenaje al héroe de Iquique.
Curiosamente,
contaba una leyenda que, poco tiempo antes de la guerra y estando de
visita en la ciudad entonces peruana, el Capitán Arturo Prat Chacón
observó esta flamante torre de la plaza y, asombrado con su belleza y
pulcritud, sugirió a la autoridades peruanas del puerto que colocaran
bajo el mismo un busto en homenaje para algún héroe o prohombre de la
República de Perú. No sabía que, ese mismo año de 1879, él mismo se
ganaría allí un busto como monumento perpetuo a su memoria.
La
Guerra del Pacífico alcanzó a la ciudad pocos meses después de la
inauguración y puesta en marcha del reloj. Sería el propio Capitán Prat
el encargado de notificar al Prefecto Suárez de la ocupación de su
ciudad, sólo semanas antes de su heroico sacrificio en la rada del mismo
puerto el 21 de mayo, que le valdría un homenaje precisamente bajo
aquella estructura en la plaza.
El
25 de noviembre siguiente y como Jefe de la Ciudad, Patricio Lynch creó
la Junta Municipal de Iquique y, curiosamente, asume como primer
alcalde bajo dominación chilena don Eduardo de Lapeyrouse, el propio
diseñador de la torre, que por entonces se desempeñaba como Vice-Cónsul
de Francia. Y hacia esos mismos días, además, Francisco Vidal Gormaz
llegó allí en misión especial encargada por el Gobierno, observando que
la Torre del Reloj era la única estructura realmente interesante de
Iquique, "que nada simboliza, no obstante su gusto arquitectónico",
según anota en su informe titulado "Estudio sobre el puerto de Iquique",
publicado en 1880. Agrega que, ya en esos días "los
habitantes actuales del pueblo han destinado el pórtico del edificio
para colocar en él el busto del capitán Arturo Prat, el héroe de la
corbeta chilena Esmeralda".
El
23 de octubre de ese mismo año de 1880, si embargo, tuvo lugar un gran
incendio que afectó al centro de Iquique y que destruyó gran parte del
entorno de la rebautizada Plaza Prat. Treinta manzanas de la zona
comercial desaparecieron en las llamas. Los espacios de las cuadras
destruidas hacia el sector Sur y oriente fueron ocupados para ampliar la
plaza, por lo que la Torre del Reloj ya no quedó al centro de la misma,
sino más hacia el lado de calle Tarapacá y cerca de los rieles del
tranvía, de acuerdo a lo informado por el cronista Francisco Javier
Ovalle. Debió pasar un tiempo más para corregir este problema.
Actual monumento a Prat y los héroes de Iquique, bajo la torre.
Medallones de bronce de los héroes en el monumento actual.
Vista parcial de la plaza y la torre en nuestros días.
La
posición precisa en que se encontraba la Torre del Reloj dentro del
cuadrante de la plaza tras la mencionada ampliación, era al Norte y más
cerca de la actual calle Uribe, casi frente a la boca de la misma.
Bastante alejada de lo que ahora era el centro geográfico de la Plaza
Prat.
Para
resolver el referido problema, el Intendente Ramón Yabar ordenó
arrastrarla hasta el nuevo punto central de la plaza, operación que se
ejecutó con asistencia de soldados de una compañía del Batallón Pisagua
que se encontraba de paso por la ciudad. Se cuenta que hicieron la
maniobra valiéndose de caballos para tiro y de una especie de arca de
seguridad para montarla alrededor de la base de la estructura. Fue en
este esfuerzo de 1889, durante el Gobierno de José Manuel Balmaceda, que
la torre quedó en la misma posición que conserva hasta nuestros días,
aunque en aquellos años se la vería montada sobre una base de graderías
que servían de escalinatas.
La
situación recién descrita parece haber dado origen a lo que, según
creo, podría ser una leyenda que he escuchado con frecuencia por estos
lados de del Norte Grande: cierta versión habla de un primer traslado al
Norte de la plaza, hacia calle Uribe, y otro posterior que la
"devolvió" hasta su ubicación actual, en circunstancias de que los
desplazamientos parecen ser en realidad sólo uno, y que este único
cambio de ubicación se debió al referido incendio del barrio seguido de
la ampliación de la misma plaza.
De
madera y metal, la obra resultó bastante sólida, resistiendo incluso
este audaz traslado. No fue el caso del reloj, que falló al poco tiempo
de instalado, obligando a trabajar en su reparación en 1904 por decreto
alcaldicio, que por la suma de 2.000 pesos le fue encargada a don
Emmanuel Merani.
La
pintura blanca y severa que conserva hasta ahora, fue una intervención
efectuada en tiempos de dominio chileno, con motivo de un aniversario
del Combate Naval de Iquique festejado hacia los mismos días en que
Ovalle preparaba su libro "La ciudad de Iquique", de 1908. Fotografías
anteriores a aquella época demuestran que la torre tenía un color oscuro
por base, pero con los perfiles, marcos y columnas en color claro. El
mencionado investigador constataba también la resistencia y buen estado
que conservaba la torre en esos días.
Vista de la torre hacia 2011.
Vista tras las reparaciones y con el paso bajo la misma cerrado.
Vista desde la boca de calle Uribe.
Como
señalara antes Vidal Gormaz, la base entre los pórticos de tránsito
peatonal bajo la torre fue escogida para la colocación del Monumento al
Capitán Arturo Prat, confeccionado en mármol y roca e instalado muy poco
tiempo después de la epopeya del Combate Naval de Iquique, con las
caras de Serrano, Riquelme, Videla y Aldea en medallones heroicos
alrededor de la base.
Esta
escultura de hermoso acabado y perteneciente al talento de Nicanor
Plaza, de la que hablaré más adelante en una entrada especial, fue
reemplazada en tiempos posteriores por la versión en bronce que se hizo a
partir de moldes de la misma, y que actualmente se halla en su lugar
allí bajo la torre. El monumento original de mármol, en tanto, está al
interior del Edificio de la ex Aduana, a pocas cuadras de la plaza.
Cabe
señalar que, en la época cercana al Primer Centenario, se pretendió
trasladar la torre completa hasta la Plaza Condell, idea que,
afortunadamente, nunca se concretó, diríamos... La razón de este interés
se debía a que, mientras Virginio Arias trabajaba en la construcción de
su propio y magnífico Monumento al Capitán Prat para la ciudad, había
quienes querían que esta obra fuera colocada en el lugar central de la
plaza que llevaba su nombre en lugar del reloj, idea con la que la
mayoría de los iquiqueños no comulgaba, pues el monumento no iba a tener
la altura de la torre.
Por
Decreto Supremo N° 433 del 13 de julio de 1987, ya hacia los últimos
años del Régimen Militar, la Torre del Reloj de la Plaza Prat fue
declarada Monumento Histórico Nacional. Su presencia con esta categoría
no sólo da a Iquique uno de sus iconos más potentes y conocidos, como
hemos dicho, sino que aporta también a la notable concentración de
Monumentos Nacionales que se pueden hallar en la Plaza Prat y sus
inmediatos. Gran parte de su actual mantención se debe al relojero
Hermes Valverde, patriota y conocidísimo personaje de Iquique que tiene
su relojería por el barrio cercano al Mercado Centenario.
Hasta
nuestros días, existe una leyenda y tradición muy parecida a del beso
del pie del indio ona del Monumento a Magallanes en Punta Arenas:
cualquiera que pase por debajo de la Torre del Reloj de Iquique, se
garantiza un regreso seguro a esta ciudad. Por desgracia, sin embargo,
hacia 2012 fue colocada totalmente una cerca
metálica rodeando el monumento a Prat y los demás héroes, que antes
estaban cercados sólo por los costados oriente y poniente.
Probablemente, esto se hizo para aislarlo de los malos comportamientos
de algunos sujetos pero, a consecuencia de ello, el tránsito peatonal
justo bajo la torre se imposibilitó.
La
obra de reparación de la Torre del Reloj de Iquique, al igual que los
otros tres Monumentos Históricos, se planeó para ser concluida en los
días de Fiestas Patrias de 2013. La
intervención recupera así a todo un símbolo dentro de la iconografía
turística y patrimonial iquiqueña y, por extensión, de la chilena.
Comentario recuperado desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarPaul Aliaga12 de febrero de 2022, 20:41
El señor Hermes Valverde Tomé aparte de ser patriota, también es un destacado y ameno historiador de temas relacionados con la ciudad. Excelente el dato del libro de Carlos Donoso "El Puerto de Iquique en Tiempos de Administración Peruana".