PASEANDO POR LOS MISTERIOS DEL CERRO SAGRADO DE AZAPA

 

Vista del cerro sagrado desde la proximidad de su base.
 Coordenadas: 18°31'38.26"S 70°13'38.97"W
Detrás del Cerro Sombrero y del Cerro Amarillo, por la ruta arqueológica hacia el Valle de Azapa con todo su enorme potencial turístico -tibiamente difundido para nuestro gusto-, está el conjunto de geoglifos del Cerro Sagrado, frente a la Quebrada de Llosya o de Llolla. Es uno de los centros de atracción más importantes de este cultural e histórico sector de la región; o mejor dicho, lo sería si fuera promovido como destino, con la energía y amplitud que se requieren en un proyecto estratégico para fomentar el conocimiento internacional del valle.
El grupo de geoglifos abarca unos 150 metros de longitud en la ladera del Cerro Sagrado, en una posición tal que está recibiendo la luz directa del Sol durante todo el día. Se encuentra detrás de las grandes fincas de cultivos, especialmente las de tomates, al lado de un cerrito gemelo que también parece ofrecer ciertos diseños en la distribución de sus pedregales y sobre el cual se ha colocado una cruz cristiana para peregrinaciones de la Cruz de Mayo y Semana Santa. Es un sector marcado por huellas antiguas de la presencia incásica en la zona.
Las guías turísticas señalan que la mejor vista de estos geoglifos es desde el Mirador las Llosyas, en el kilómetro 12 del camino y después de la bifurcación de la autopista. Sin embargo, también se puede observar desde un camino pavimentado al otro lado de la Quebrada de Lloslla, donde se hace medianamente visible desde mayor proximidad al mismo, aunque la vista es interrumpida por los altos toldos e invernaderos de cultivos, en algunos tramos.
Cabe advertir que Cerro Sagrado es parte de un sistema cultural completo: está a unos 8 ó 9 kilómetros de la costa y luce con cierto grado de aislamiento en el paisaje, en la ruta de geoglifos que se halla por todo el borde de los pequeños montes que comienzan con Cerro Sombrero, sigue en los de Atoca, luego los de la Gran Llama y a continuación los del Cerro Sagrado, casi escoltando el lado de la carretera.
Caravana de llamas y arrieros precolombinos pasando por el Cerro Sagrado, en ilustración histórica (Fuente: escueladeculturatradicional.blogspot.com)
Cerro Sagrado visto desde otro pequeño monte frente al mismo.
Cerro vecino al Sagrado, atrás de los campos de cultivos de Azapa.

Caminos interiores hacia la falda del cerro y sus geoglifos.

Este sencillo destartalado cartel era lo único que señalaba al lugar hacia 2013.
Sus geoglifos están hechos por acumulación del piedras sobre el fondo más claro del cerro, formando con los peñascos las siluetas y figuras del conjunto. El diseño debe ser uno de los más destacados y elaborados de Azapa, además, mostrando lo que parece un par de arrieros o pastores precolombinos llevando un grupo de camélidos, pero acompañados de figuras que corresponden a reptiles como serpientes enroscadas y lagartos, además de aves, todos de gran tamaño y buena definición, más de algunas figuras geométricas. Destaca una gran llama y el gigante que parece arriarla con algo como un tocado en la cabeza.
Es de presumir que su presencia sea deba a algún carácter tanto ceremonial como práctico, para las caravanas y aldeanos que en el pasado transitaban por estos valles, pues muchos casos de geoglifos como estos corresponden a marcas específicas en antiguas rutas de viajeros y ganaderos indígenas. Se supone fabricado hacia el año 1.000 ó 1.500 después de Cristo.
Además, a poco más de cuatro kilómetros del cerro se encuentran los restos de la Aldea de la Pampa Alto Ramírez, ex poblado era cercano también al complejo habitacional y pucará de San Lorenzo y a la aldea de Cerro Sombrero, todos indicios ancestrales de la influencia incásica en Azapa. Se cree que podrían haber sido colonias de mitimaes dispuestos en la zona para hacerse cargo de la obtención y envío de productos costeros hacia el interior del altiplano de Arica y otros puntos del imperio.
El carácter trascendente como sitio ceremonial del geoglifo está confirmado no sólo en el esmero que pusieron los constructores en las figuras allí representadas, sino también porque las tumbas del cementerio indígena de Alto Ramírez fueron dispuestas de manera tal que las sepulturas apuntan hacia el Cerro Sagrado. 
Después de una restauración, comenzó a hacerse popular hacia principios de los años ochenta, aproximadamente, volviéndose un importante atractivo de Azapa y uno de sus principales símbolos iconográficos para el turismo cultural de la Ruta Arqueológica. Sin embargo, debo ser majadero en declarar que considero insuficiente la difusión turística que se ha hecho del Valle de Azapa y de casos como el Cerro Sagrado, como sucede además en muchos otros casos de atractivos del territorio chileno. 
Con algo de paciencia y audacia para esquivar los varios perros sueltos que andan al interior de todas estas estancias agrícolas, pude llegar a la falda del estéril y rocoso cerro, por donde se ha trazado un canal de regadío casi delimitando el terreno mismo de este tesoro arqueológico con el de las propiedades privadas. Curiosamente, esta maravilla de incalculable valor cultural, además de hallarse bastante aislada de los visitantes, también está señalada por sólo un par de pequeños y destartalados carteles de latón con una sintética leyenda grabada en los mismos a través de caladuras sobre la lata:
RESERVA ARQUEOLÓGICA
PROTEGIDO POR LEY 17.288
CONSEJO MON. NACIONALES
Hago notar que hay pequeños senderos subiendo por los costados del cerro, y la gran cantidad de huellas de calzados me confirma que el tránsito de personas por allí es frecuente, a pesar de lo retirado y poco accesible que resulta el Cerro Sagrado. Quizás esto abona a su conservación, pero también a su desconocimiento: he encontrado algunas referencias donde incluso se confunden a estos geoglifos con los de Llama, Tropilla o Cerro Sombrero.
Previo acuerdo con los propietarios del entorno, creo que el lugar sería magnífico para implementar verdaderos circuitos de turismo cultural o de aventura, ya sea a pie o en bicicleta. Azapa ofrece un potencial maravilloso para esta posibilidad, combinando en un sólo lugar el atractivo arqueológico de destinos como la Isla de Pascua, con el sentido místico y espiritual de otros como el Valle de Elqui. Un lugar así debiese estar atestado de bonanza y visitantes, casi por antonomasia, poniendo en actividad todos los engranes del emprendimiento turístico y sus posibilidades con los debidos resguardos o responsabilidades.
En fin: Cerro Sagrado podría ser uno de los más importantes puntos de este mismo potencial de turismo con orientación de cultura, que espera aún por una gran iniciativa de difusión que lo potencie con energía como atractivo de valor mundial.

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