UN HERMOSO TEMPLO PROTESTANTE DE LA CALLE ORELLA DE IQUIQUE
Coordenadas: 20°13'13.00"S 70° 9'2.70"W
Debe
ser una de las edificaciones de carácter religioso más hermosas que
existen en Iquique, muy elegante en su sencillez y totalmente
distinguida en sus líneas de arquitectura con estilo británico
victoriano, sin grandes pretensiones exteriores salvo la torre con
falsas almenas y campanario con chapitel.
El
templo protestante de calle Orella es, así, una delicia inglesa de
madera, arcos apuntados y ángulos ascendentes. En el vano circular de su
torre incluso se ven protecciones conformadas por la triada de
círculos formando una triqueta o algo parecido, símbolo que la tradición popular a veces justifica como
supuesto talismán para contrarrestar hechizos e influencias de brujos.
Una fantasía de Salem necesitaría un escenario como éste, sin duda.
Ubicado
más precisamente en Orella 576 casi esquina Obispo Labbé, el templo se
remonta al pasado de honda influencia británica en Iquique, en los años
de la industria salitrera y cuando el territorio ya era parte de la
soberanía chilena. Fue la sede de la religión anglicana en toda la
provincia.
Su
primera piedra fue colocada en 1902 para edificar allí lo que iba a ser
el albergue local de la Comunidad Anglicana de Iquique, varios de ellos
acaudalados empresarios mineros ingleses y sus familias. Esta piedra,
que se encuentra incrustada en el muro del frontis del edificio de dos
aguas, en su costado derecho y cerca del suelo, dice en caracteres
mayúsculos y originalmente en inglés:
Para
el honor y la gloria de Dios Todopoderoso y bajo el nombre de San
Miguel y todos los ángeles, esta piedra fue colocada el decimoquinto día
de agosto en el años de Nuestro Señor de 1902.
El
diseño general del templo es con vanos es en arcos apuntados con
vitrales sencillos, predominando colores verdes, amarillos y azules.
Aunque en nuestros días se accede por un costado del templo, la entrada
principal de puertas de madera oscura también con vidrios coloridos y
apariencia de mamparas, está coronada por un atractivo coro de
balaustras ya dentro del templo, con apariencia como de balcones con
acroterio. A este espacio alto se accede por una estupenda escala
espiral a un costado, confeccionada en madera y con el mismo estilo.
Bajo
la nave única se extiende un pasillo cercado por las bancas-pupitres de
los fieles cuidadosamente alineadas. Son de madera sólida y de bastante
peso, según pude comprobar. Una tarima a todo el ancho de la sala sirve
de escenario, con un podium central, asientos adicionales en los
costados y una gran ventana de arco a sus espaldas, con el diseño de
cierta evocación neogótica que se observa en la nervadura interior de
estos vanos de la iglesia.
El
cielo está dispuesto en forma arqueada aquí adentro, a diferencia del
celaje exterior. Está entrecruzado por vigas longitudinales y otras
cortas, entre caída y caída, formando una sublimación del espacio allí
en lo alto. La luz interna proviene de lámparas murales fijas y otras
colgantes. Aunque algunas en realidad se ven antiguas, lo más probable
es que éstas no haya pertenecido a la implementación original del
edificio.
Un
maravilloso tesoro se oculta allí adentro, junto al altar, desde
aquellos tiempos de cobijara a los hijos de las islas británicas: un
extraordinario órgano británico Foster & Andrews
de tubos, consagrado a la memoria del Rey Eduardo VII del Reino Unido,
con un medallón conmemorativo de su perfil entre los dos años del inicio
y del fin de su reinado y su vida (1901-1910), que coinciden con la
llegada a Chile de esta maravilla. Aunque este instrumento estuvo un
tiempo mudo, aún conserva la inscripción de homenaje al soberano,
también en caracteres altos, estilo victoriano, y en inglés:
Erecto para la gloria de Dios
y para la memoria de Su Majestad Rey Eduardo VII
por la colonia británica residente en la provincia de Tarapacá.
y para la memoria de Su Majestad Rey Eduardo VII
por la colonia británica residente en la provincia de Tarapacá.
Esta
indicación señala que el órgano de tubos muy probablemente fuera
instalado en el templo ese mismo año de 1910 en que fallece el Rey
Eduardo o poco después.
Sé
que el templo permaneció en manos anglicanas hasta a caída de la
industrial salitrera en el Norte de Chile y la migración masiva de
familias británicas desde estos territorios, regresando al Reino Unido,
aunque la fecha exacta de la partida final de los fieles desde este
edificio no la tengo clara.
Actualmente,
el inmueble pertenece a la sede Iquique de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día, afiliados a Unión Chilena del Evangelismo Integrado, por lo
que aún sigue en aguas de credo protestante, como en sus orígenes
sirviendo a la colonia británica en la zona. Su nombre oficial es Templo
Adventista del 7° Día, como se lee en la fachada, sobre el costado
donde está la mencionada piedra inaugural.
Aunque
siempre intento no ver posibles monumentos nacionales en cada edificio
antiguo que sobreviva por nuestras ciudades, las características únicas
de éste en particular, así como de su alhajamiento, diseño y hasta su
órgano de viento interior, son -cuanto menos- un fuerte acento histórico
y cultural en la ciudad de Iquique.
Comentarios recuperados desde el lugar anterior de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarUnknown2 de enero de 2017, 04:03
Lamentablemente en estos días (enero de 2017) se termina de demoler el interior de la ex Iglesia Anglicana Saint Saivour de Antofagasta, construida en 1920 y muy similar a esta de Iquique, levantada por la colonia británica ddl ferrocarril, y en manos de la Iglesia Adventista. Con la excusa de la seguridad por el mal estado de la madera, se arrasó con todo el interior (inclusive lo que era de concreto, como los ornamentos de los ventanales góticos) y en su lugar se construirá un salón "moderno", frío y sin valor. Solo nos quedará exterior, como una cáscara de lo que fue un hermoso ejemplo de arquitectura británica en madera.
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En casa también aprendo12 de noviembre de 2017, 13:34
Para mi esto es de gran valor, gracias por comparitir esta información, pero claro justamente como me menciona Patricio Alejandro no hay valor mas bien aprecio por estas estructuras y sus historias.