EL BENBOW: RESIDENCIAL, BAR, RESTAURANTE Y LAS PARRILLADAS "CON MÁS GUATA"

 

Coordenadas:  27°21'51.51"S 70°19'54.91"W
Hubo un tiempo en que era popular en Copiapó un dicho para burlarse de la gente barrigona u obesa: "Tienes más guata que las parrilladas del Benbow". La comparación alude a uno de los más conocidos restaurantes de la ciudad, que además tiene una cómoda residencial unida a sus instalaciones, funcionando así como verdadera posada.
El "Restaurante Benbow" se encuentra en calle Manuel Rodríguez 541, en la cuadra ubicada entre Maipú y Chacabuco a poca distancia de la Plaza Prat, en un barrio de hoteles y hostales para viajeros. Se distingue por sus muros exteriores rojos, pequeños aleros tejados y el cartel colgante que se ilumina en las noches diciendo: "RESTAURANTE-RESIDENCIAL-PARRILLADAS BENBOW".
Sirviendo también de bar y cervecería, el "Benbow" cuenta con barra y dos cómodas salas principales con mesas de madera, por cuyo costado se accede al sector de la residencial de dos largos pasillos, que se extienden con habitaciones por detrás del establecimiento.
Los menús de la hora de colación son los más solicitados: porotos con riendas sagrados acá los días martes, carbonada de mariscos, estofado de vacuno con acompañamiento, cazuela de pollo y cazuela de vacuno, etc. Pero lo más famoso que toca sus bandejas y mesas son las parrilladas dobles, cuya abundancia de "guatita" (callos o mondongo) inspiró la citada frase burlona que festina con los gordos. El bife a lo pobre, de gran tradición en el norte minero chileno, aquí se ofrece también con otros platos como el pollo asado y la pichanga.
Frente de la casona de la residencial y restaurante.
Don Roberto Castillo, con el bar a su espalda.
Sector de la residencial, pasillo de acceso.
Remontándose por los calendarios, el negocio nació como restaurante la década de 1980. Se ubicó en un espacio donde convivía antes con un club de rayuela, ofreciendo platillos criollos y comida típica chilena que no ha cambiado mucho en sus cartas desde entonces. Su nombre es el apellido de la familia fundadora, los Benbow, al parecer originarios de las islas británicas.
La calidad de los platos y lo conveniente de los precios fueron dándole crecimiento y popularidad al boliche, célebre especialmente por sus contundentes parrilladas. En aquel entonces, pasada ya la época del club rayuelero, todo el sector de la sala comedor del fondo y parte de lo que ahora es la residencial, era utilizado para atender a los clientes "torrejas": gente de vida más callejera, curaditos, macheteros y otros por el estilo, mientras que los clientes más "normales" eran acogidos por el sector del frente. A muchos podrá sonarles discriminatorio, pero no si se piensa que la mayoría de estos locales ni siquiera le abrían la puerta a los llamados "torrejas".
Con el tiempo y la prosperidad, el negocio comenzó a ampliarse y a sufrir cambios evolutivos profundos. Se remodeló el recinto para incorporarle el servicio de residencial, también a precios bastante convenientes y siendo una de las más amplias de Copiapó, además de favorita de empleados de las mineras o trabajadores de paso por la ciudad. Sin perder el aire de picada, el restaurante fue mejorado su aspecto interior donde abunda hasta ahora la madera de muebles y paredes, adquiriendo un cariz de plebeya elegancia, quizás con algo de rusticidad de campo.
Actualmente, el sector de las habitaciones tiene varios baños, duchas, piezas independientes con televisión de cable y un área de wi-fi. Hasta dos grutas para la fe religiosa se encuentran allí adentro, una en cada pasillo. Sin duda, para alguien acostumbrado a vivir parte de su vida en residenciales como quien escribe, la del "Benbow" se me figura una de las más acogedoras y seguras en las que haya tirado la mochila.
La actual propietaria del conjunto es doña María Benbow, quien suele trabajar allí asistida por su marido don Roberto Castillo, con quien tengo una charla muy entretenida e ilustrativa sobre la historia del local y la de esta ciudad, mientras me dura un litro de cerveza allí en el local y recién llegado a Copiapó. Hombre vinculado actualmente también al trabajo en las compañías mineras, el señor Castillo me confirma que el esfuerzo ha sido el principal motor de utilidades y desarrollo de este tradicional lugar con cocinería y residencial adjunta, en los cerca de 30 años de vida que ya tiene.
Es popular en el local una mesera llamada Gaby, quien me atiende en la ocasión y a la que vuelvo a ver algunos días más en el sector del hostal. Aquí se cierra aproximadamente a la medianoche, aunque a veces las jaranas se extienden un poco más, dependiendo del ánimo y cantidad de los comensales.
Debe conocerse el "Benbow", entonces, en una visita a Copiapó. Se recomiendan especialmente sus porotos con riendas de los martes y, para quienes prefieran la carne, sus mencionadas parrilladas para dos. Cuidado, sin embargo: la tentación de la gula puede dejarlo "con más guata que las parrilladas del Benbow", después de pagar la cuenta.

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