FONTANA LA MINERÍA DE COPIAPÓ: HECHOS, MITOS Y MISTERIOS DE UN MONUMENTO DE MÁRMOL
Coordenadas: 27°21'59.41"S 70°19'56.24"W
La
fuente de mármol de la Plaza Prat de Copiapó es una de las imágenes
turísticas más importantes de la ciudad, en esa plaza central elogiada
alguna vez como de las más bellas de Chile. Postales y guías turísticas
le han dedicado innumerables retratos a su imponente presencia, tan
potente que ha superado incluso los rasgos de realidad de su propia
historia, tocando grados de mito y leyenda en el imaginario popular.
Mencionada
frecuentemente en la literatura por autores como Salvador Reyes o
Hernán Rivera Letelier, pesa sobre esta fontana -sin embargo- el mismo
anatema infundado y chismoso que en alguna época se cargó contra la
Fuente de la Plaza de Armas de Santiago: que habría sido un supuesto
"trofeo" traído desde Perú por la soldadesca chilena en plena Guerra del
'79.
La
exquisita escultura de mármol de Carrara y estilo neoclásico forma un
conjunto ornamental con las otras cuatro bellas estatuas del mismo
material que se encuentran allí en la plaza, y que la tradición
identifica con las estaciones del año o con representaciones de
continentes. Se dice que la figura femenina en lo alto de la fuente
sería una alegoría francesa de la minería, aunque con el estilo de
belleza y las vestiduras propias del arte clásico grecolatino, más
ciertos detalles que parecerían provenir del neo-renacentismo en el
resto del diseño.
La
escultura está sobre un artístico pedestal de dos niveles: uno formado
por cuatro cóndores coronados representando a la fuerza y la chilenidad,
y un segundo nivel donde se ve en dos de sus caras opuestas un blasón
del escudo de Chile, con sus tres plumas marciales y flaqueado por lo
que se puede interpretar como una rama de laurel (victoria) y otra de
roble (esfuerzo), montados sobre peces heráldicos enfrentados. Las otras
dos caras, las laterales, cada una muestra un mismo rostro también de
estilo clásico, con rasgos de iconografía románica divina, de la que
cuentan que antes salía agua por sus bocas. El pedestal está sobre una
elegante base de fontana o concha de bordes interiores suaves,
fusionándose en sus ángulos con el plinto del monumento, pero más rectos
por el contorno exterior, todo en el mismo mármol blanco.
Grabado
publicado por Tornero en el "Chile Ilustrado" de 1872, con la fuente al
medio del jardín circular central de la Plaza de Copiapó de aquellos
años. Atrás, a la izquierda, el edificio consistorial; atrás hacia el
centro, el templo.
La
fontana de "La Minería" cuando conservaba aún su fuente de aguas
espejadas y piletas alrededor. Fuente imagen: Exposiciones del Museo
Mineralógico de Copiapó.
Fuente imagen: Exposiciones del Museo Mineralógico de Copiapó.
Postal
fotográfica coloreada del esplendoroso jardín central de la Plaza Prat
hacia el año 1912, publicada por la famosa Casa Fotográfica de Carlos
Brandt de Valparaíso. Se observa la fuente atrás, entre la vegetación.
Postal
fotográfica de la fuente, publicada por la casa Foto Anamart, de 1954.
Hoy se puede encontrar esta imagen entre las colecciones del Museo
Histórico Nacional.
Muchos
mitos e imprecisiones rondan alrededor de esta elegante fuente
monumental: que fue levantada durante la guerra, que fue un obsequio de
un país extranjero, que se trajo desde Italia, que perteneció a un
particular que la donó a la ciudad, etc. En realidad, poca gente conoce
bien su historia; diría que quizás un puñado de ilustrados, después de
mucho indagar y consultar al respecto.
De
entre sus leyendas urbanas, destacan algunas bastante interesantes. Se
habla, por ejemplo, de túneles subterráneos que salen justo desde abajo
de ella, o que cuando se pone atención metiendo la cabeza sobre su
concha y si el silencio ambiental lo permite, se puede escuchar desde
las profundidades de la tierra un ruido de océano, como de olas y
movimiento de mareas, en algunos casos tan notorio que hasta parecería
golpear suavemente la loza de mármol de la fontana.
Las
explicaciones populares al extraño fenómeno de los sonidos profundos
son varias: que el ruido llega por la tierra desde las costas de Caldera
y más al Sur, como una especie de transmisor natural; o que debajo del
borde continental el mar habría socavado subterráneamente metiéndose
hasta el subsuelo de Copiapó, sonando esas oscuras marejadas invisibles
justo bajo la fuente (he escuchado leyendas parecidas sobre la ciudad de
Taltal, por cierto). Otros menos crédulos hablan de la posibilidad de
corrientes profundas de agua o hasta de las antiguas tuberías que
abastecían la fuente antes de quedar seca, como se la observa ahora.
Para
desmentir los mitos relativos a su origen, algunos reproducidos en
medios que pretenden ser "serios", cabe señalar que parecen surgir
exclusivamente a la falta de documentación de quienes los propagan,
desconociendo que está confirmada su presencia desde mucho antes de la
Guerra del Pacífico, ya hacia los días del regreso de don Pedro León
Gallo desde el exilio en que se encontraba tras la derrota de la
revolución constituyente. En la primera parte de su memoria titulada
"Apuntes sobre la jeografía física i política de Chile" de 1866, por
ejemplo, el político liberal y futuro parlamentario Pedro Lucio Cuadra
comentaba la existencia e importancia de la fuente y algo del aspecto en
la plaza de entonces:
Hacia
el centro de la población está situada la plaza de armas en cuyo centro
se eleva una elegante fuente de mármol llegada recientemente de Europa y
que importa siete mil pesos; circunvalada por una verja de fierro
forjado y limado de mucho mérito y cuyo valor es de once mil pesos.
El
trabajo del autor fue publicado en Santiago dos años más tarde, y
aparece republicado también en el boletín de los "Anales de la
Universidad de Chile" de abril de 1868. Por si las dudas, además, cabe
recordar que la misma estatua y fuente aparecen descritas en otros
textos de la época, como el "Chile Ilustrado" de Recaredo Santos
Tornero, obra publicada en 1872:
En
medio del jardín central se alza majestuosa una elegante estatua que
representa la ciudad de Copiapó y la cual reposa sobre la cúspide de una
hermosa pila de mármol. La estatua deja caer a sus pies una abundante
lluvia, transportando la imaginación a otros lugares más favorecidos por
la naturaleza, y haciendo olvidar a sus habitantes que se encuentran en
medio de un árido desierto.
Se
la hallaba por entonces en el medio del pequeño jardín circular al
centro de la plaza, pues el resto de la misma era plaza dura. La
ilustración adjunta en el texto de Tornero muestra de fondo sólo a la
Catedral de Copiapó y la Casa Consistorial como únicos edificios
relevantes del entorno.
No están en lo correcto ni andan cerca siquiera, por lo tanto, algunas fuentes de internet (y para variar, Wikipedia)
aseverando que esta fuente fue instalada con las demás estatuas de
mármol en la plaza durante una remodelación realizada en 1880, misma en
la que se trasplantaron los más de 80 pimientos que darán sombra a sus
jardines y circuitos peatonales durante el siglo XX. De hecho,
probablemente es este error el que ha dado la oportunidad a ciertos
fantasiosos y chauvinistas para creer que la gran obra de mármol fue
traída desde Lima u otro lugar del Perú durante la Guerra del Pacífico,
algo imposible a la luz de fechas y referencias como las revisadas.
A
mayor abundamiento, este monumento fue encargado por las autoridades a
los escultores parisinos Mili y Rousseau, del taller de Durand Vossy,
costando 25 mil marcos. Tras llegar embarcada desde Francia fue
instalada e inaugurada en la plaza en diciembre de 1863. Luis Aguirre
Garrido agrega en un artículo de la revista "En Viaje" de junio de 1943
("Copiapó, cuna de libertad y cultura") que se mandó a construir con
instrucciones precisas del Intendente Braulio Carvallo y bajo la
dirección del Cónsul de Chile en París, don Francisco Fernández Rodella.
Datos como los recién expuestos,
aparecen confirmados en trabajos como "Fundición y territorio:
reflexiones históricas sobre los orígenes de la Fundición Paipote", de
María Angélica Apey Rivera, publicado en 1992.
He
escuchado también que líderes localistas como Gallo y los hermanos
Matta participaron de la adquisición, pero no tengo más datos a mano.
Además, su título real sería La Minería a secas o bien Fuente de la Minería,
pues la obra es -efectivamente- un monumento a la gran actividad minera
copiapina iniciada con Juan Godoy, algo que se hace muy comprensible
por el martillo de bloque que tiene en su mano la estatua de mármol.
La
fuente estuvo rodeada primero en un jardín central de la plaza después
de ser inaugurada en donde mismo estuvo antes una estatua de Juan Godoy,
que fue trasladada a su propia plaza en la Alameda, siendo reemplazada
la nueva. Tras del Primer Centenario y por varios años más, lució una
gran piscina espejada alrededor de su posición, desde la que salían
chorros de agua levantados por juegos de piletas. Con las
remodelaciones, la concha original del conjunto ya no está rodeada por
jardines ni fuentes de espejo, además de verse totalmente seca y cercada
sólo por rejas de seguridad, las que desentonan un poco con el estilo
de la fuente.
Hace
poco se cumplieron 20 años de la declaración de Monumento Histórico
Nacional para esta maravillosa fuente y las otras cuatro estatuas de
mármol de la plaza, por Decreto Supremo N° 664 del 22 de septiembre de
1993. Aunque siga seca como el mismo desierto alrededor del valle en mi
última visita a la ciudad, su estado de conservación es muy bueno, o
debe decirse que perfecto comparado con otros casos de arte escultórica
en mármol dentro del territorio chileno, no obstante que alguna vez ha
sido atacada por vándalos (quizás por eso las rejas que la rodean) y por
las defecamientos de aves como palomas, que han obligado a colocar púas
para evitar que se paren encima de sus ángulos, convirtiendo al
monumento en un puerco espín si se lo mira de cerca.
Quedo
en deuda con alguna futura estatua dedicada a esas otras cuatro
preciosas estatuas que acompañan a la magnífica fuente central de la
plaza de Copiapó.
Comentarios recuperados desde el primera lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarJosé Lattus25 de marzo de 2017, 13:22
Interesante y valioso, he tomado notas para apuntes en mis escritos sobre Copiapó. Un copiapino, José Lattus olmos.
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Unknown20 de febrero de 2018, 14:43
La fuente seca .el abandono, la melancolía de aquellos más viejos recordando el paseo alrededor de la plaza y la misma fuente. Un Monumento Nacional abandonado por la desidia o la falta de memoria, una vergüenza para aquellos que aman sus raices ancestrales.
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Unknown6 de julio de 2021, 08:19
Muy interesante, se debe apelar a cuidado y conciencia de quienes transitan, ignoran el tremendo valor histórico que tiene tanto la pileta como la plaza misma.
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