LA CASA DE PIEDRA: EL INMUEBLE DE LA ANTIGUA CÁRCEL BOLIVIANA DE TOCOPILLA

 

Imagen de la Casa de Piedra publicada por Damir Galaz-Mandakovic en su trabajo titulado "Hermanos Latrille: impronta en el desierto".
Coordenadas: 22° 5'31.43"S 70°12'6.89"W
En la avenida costanera Barros Arana de Tocopilla, casi en los deslindes de las playas de El Salitre y mirando de cara hacia la costa del Pacífico, se encuentra uno de los inmuebles más antiguos del Norte Grande de Chile que aún permanecen en pie, resistiendo a terremotos, olvido y vejez: la llamada Casa de Piedra, conocida también como la vieja Cárcel Boliviana de la ciudad.
Es fácil llegar a este sitio, pues se ubica a sólo metros de la escalera peatonal que baja desde calle Arturo Prat hacia Barros Arana, en el sector donde se encontraba antaño la antigua Aduana, hasta el incendio que la destruyó en 1990. Esto es muy cerca de la calle Aníbal Pinto, del Muelle Minero y del complejo del ex CENDYR (Centro de Deporte y Recreación), a poca distancia también del centro administrativo y comercial tocopillano.
El sitio es de enorme e intensa concentración histórica local, partiendo por el año en que fuera construido: en 1846, remontándose a los orígenes de la propia ciudad de Tocopilla luego de que esta fuera fundada tres años antes por el agente francés al servicio de Bolivia, Domingo Latrille Loustauneau, en una medida motivada tanto por intereses de explotación minera como para responder al surgimiento del conflicto con Chile por los temas territoriales de la región, luego de la Ley de 1842 que dio inicio a la cuestión de la posesión de Atacama entre ambos países.
El recinto es de frontis de piedra canteada y unida con argamasa, montada en sólidos sillares de roca que nivelan la pendiente del terreno donde está. La sillería también es de piedra cortada, elevada para formar la plataforma del inmueble. Como prácticamente toda la estructura se levantó en el mismo material, su apodo de Casa de Piedra surgía de manera casi natural.

 La edificación tiene en su frente un pasillo con peldaños de acceso en los extremos, a modo de porche encima de la actual berma de la calle. También destaca en ella un alero frontal, encima de sus vanos con gruesos dinteles de tablón y su puerta de madera con bisagras y pestillos centenarias. Un gran muro de piedra se extiende por el lado Sur de la propiedad, sirviendo de cimiento a las residencias vecinas que se elevan sobre su nivel. Actualmente, hay restos de muros de la misma fabricación y material por el lado Norte y en residencias privadas, unos metros más allá, lo que hace sospechar que este inmueble podría haber ocupado antes un tramo más largo de esa cuadra.
El joven investigador y escritor tocopillano Damir Galaz-Mandakovic, advierte en su "Reivindicación del Patrimonio Tangible de Tocopilla" que la forma de la planta del edificio y sus murallones de piedra en el patio, siguen una forma trapezoidal, al parecer derivada de técnicas de construcción de influencia incásica y por el interés en darle ciertas propiedades de resistencia sísmica a las estructuras. Las imágenes antiguas parece mostrar, además, que sus paredes de piedra tuvieron alguna vez un revestimiento exterior, algo como adobe o estuco, pero que ya ha desaparecido.
Este sitio estaba siendo ocupado todavía por la administración local boliviana cuando se desataron los hechos detonantes de la Guerra del Pacífico, en 1879. Como la discusión sobre la posesión de Atacama era sobre el territorio al Sur del río Loa, límite natural de la región, tras la ocupación de Antofagasta se decidió proceder también a hacer lo propio en Tocopilla, quedando el desembarco chileno confiado al blindado "Cochrane", al mando de Enrique Simpson.
La ocupación resultó pacífica, al igual que había sucedido en Antofagasta, y el Comandante de la Armada de Chile, Juan Williams Rebolledo, reportó en la ocasión que el traspaso del mando se hizo en este mismo lugar de la ciudad, la Casa de Piedra, por ser la sede de la Subprefectura distrital de Bolivia.
La última autoridad boliviana que ocupó el cargo de subprefecto en estas dependencias, fue don Manuel María Abastos, el mismo que tuvo la amarga experiencia personal de tener que firmar la rendición de la ciudad en el mismo histórico edificio, ese 22 de mayo de 1879, cuando acababa de ser declarada la guerra por Bolivia a Chile respondiendo a la recuperación de Antofagasta tras la ruptura del Tratado de 1874.
El lugar había comenzado a ser utilizado como cárcel pública, pues contaba con dos calabozos de la prefectura, donde fueron a parar como detenidos y presos algunos delincuentes de baja categoría, aunque también algunos chilenos residentes de la zona y que fueron víctimas de tropelías y abusos de las autoridades altiplánicas, en los momentos de mayor tensión y resquemores antes de explotar la guerra, como informa Gilberto Harris Bucher en su trabajo "Emigrantes e inmigrantes en Chile, 1810-1915".
La leyenda tocopillana dice que, en esos años, tal cárcel era apodada popularmente como La Piojera o El Pulguero, pues hervían allí adentro estas alimañas y era seguro que quien pasaba una noche en tales habitaciones, saldría infectado.
Con relación a lo anterior, Galaz-Mandakovic hace notar también que Benjamín Vicuña Mackenna cita su libro sobre la Campaña de Tarapacá, cierta información relativa a los castigos que recibían  los chilenos residentes de Tocopilla, posiblemente en esas mismas celdas estrechas e inmundas tras una puerta de hierro de media pulgada de espesor. Varios de ellos perecieron allí, comenta además. Tales mazmorras pulgosas no habrían visto la luz sino hasta la ocupación de la ciudad, precisamente, cuando entró hasta ellos por primera vez en años el Sol.
Identificado hoy como el edificio más antiguo que aún existe en la ciudad (más antiguo que los del Barrio La Colonia, de hecho), la Casa de Piedra fue adquirida por la Compañía Minera Tocopilla propietaria del muelle del mismo nombre en la cercanía de calle Bolívar, un poco más al Sur. Esta firma lo cedió posteriormente a la Municipalidad de Tocopilla en el día de San Lorenzo (santo patrono de los mineros) de 1987, quizás con la expectativa de que fuese utilizado como una sede cultural, museo o un centro patrimonial, pero nunca se implementó un buen proyecto para rescatarla.
Ese mismo año del traspaso, se instaló sobre su puerta de madera una placa ya poco legible y de inscripciones en letra manuscrita grabada con púa, muy artesanal según parece, en la que distinguimos con esfuerzo la siguiente reseña informativa:
Casa de Piedra
Ex Cárcel Boliviana
1846-1987
Donación de la Administración de la C.M.T.
y sus trabajadores en el día de San Lorenzo
donde se confunden las voces
del pasado y del presente
Tocopilla, 10 agosto 1987.
Desde 2005, cuanto menos, han existido una o más iniciativas para declarar este lugar como Monumento Histórico Nacional. Empero, por alguna razón que desconozco y que no parece comprensible, estos propósitos han quedado truncados. Para peor desgracia, en la espera la casa ha ido siendo atacada por vándalos y grafiteros, que la han llegado a afear a más no poder, en ciertos períodos.
De esta manera, la Casa de Piedra permanece cerrada, con su gran portón de madera guardado secretos y funcionando como dique para las buenas y malas notas de la historia que colman el registro de su existencia en Tocopilla.

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