CERVEZAS DEL VALLE DE ELQUI: EL REGRESO DE UNA HISTÓRICA INDUSTRIA
Sala
de ventas de cerveza "Cactus". Hoy, sus instalaciones son mucho más
grandes y turísticas.
Coordenadas: 29°59'3.05"S 70°59'12.55"W (planta "Cactus")
Visitas
frecuentes al Valle de Elqui distribuidas en cuarto de siglo de viajes,
me habían convencido de que el pisco iba a ser el producto definitivo
para la zona en cuanto a néctares de Baco se refiere. El vino pajarete y
la coctelería con los tragos Serena libre o copao sour
son líneas derivadas desde esta histórica industria pisquera; el resto
de los productos típicos lo hacen las papayas, los manjares o los frutos
secos, ya en reinos de sabrosuras inocentes.
Pero
sucedió que, en mi última aventura por la región durante este año, mi
encanto por el valle se ha visto reforzado gracias a un pequeño templo
cervecero en el camino: "Cactus", ubicado en la carretera por el sector
de La Calera.
Para
ser más exacto, el santuario se nos aparece en la Ruta D-41 del Valle
de Elqui. Se pueden ver las instalaciones de la pulcra planta, en la que
trabajan unas 15 personas y se producen unos 25 mil litros mensuales,
según pude averiguar. A un costado, está la sala de ventas de troncos y
característico techo pajizo, antecedida por estacionamientos y un jardín
igual de rústico que, por lo que también supimos, es regado con los
residuos de la producción de la cerveza, en un saludable ejercicio de
políticas sustentables. Son los lotes 27-28-29 en el kilómetro 30, y
hasta hace no mucho en este lugar estaba un local de venta de los
viveros de "Cactus Valencia", conocido entre los coleccionistas de esta
popular familia de plantas. Y antes de 2006 aproximadamente, el terreno
sólo habían sido un campo de viñas.
Varios
viajeros se han detenido allí antes que nosotros, y beben a un costado
esas tentadoras botellas doradas, de diseño abombado parecido a una
ampolleta. La salita de ventas cuenta con algunos packs de botellas a la
vista y, por un pasillo hacia el fondo, hay oficinas y salas de
reunión. Mi camarada de esta travesía me insiste en que probemos y,
bueno, le pega al gordo con la sugerencia: una cerveza lager,
suave pero de muy buen gusto, realmente buena, en botella de 330 c.c. y
de 700 c.c. Fue imposible irse sin prometer una vuelta a los jóvenes
empleados que nos atienden, y así lo hicimos ya de regreso desde el
valle, para llevarnos algunos packs a Santiago. Ambos nos atienden
amablemente y hasta nos permiten conocer algunas partes de las
instalaciones, buscando complacer la curiosidad capitalina.
Don Adolfo Bauer, impulsor de la industria cervecera en el Valle de Elqui, una botella y etiquetas de su cerveza. Estas imágenes están publicadas en el excelente blog sobre cultura cervecera beerchela.blogspot.cl, seguramente el mejor sobre esta temática en Chile.
Planta y sala de ventas de "Cactus", en el camino del Valle de Elqui.
Vista de la planta de la misma fábrica.
La
historia de la cerveza en el Elqui es antigua, sin embargo. Hacia 1870,
aproximadamente, las comunidades de trabajadores y residentes eran
abastecidas por productores regionales como la fábrica Geisse Hermanos,
de Illapel, con sus variedades sencilla, doble y triple. Y aunque la
ciudad de La Serena tenía grandes compañías cerveceras para aportar al
consumo, como la del empresario Adolfo Floto (cuyos motores generadores
en la fábrica dieron nombre a un legendario lupanar serenense),
también aparecieron algunas industrias cerveceras en el propio Elqui,
para proveer la demanda de la región y participar del negocio.
La
primera empresa elquina importante en el rubro fue la marca "Adolfo
Bauer" de Vicuña, producida en la Cervecería de Elqui de la calle
Condell en la misma ciudad, hacia fines del siglo XIX aproximadamente.
Don Adolfo fue el mismo que, siendo alcalde, hizo colocar la famosa
torre roja con su apellido en la Municipalidad en 1905, símbolo de la
ciudad. Había fundado la firma A. Bauer y Cía. en 1889, produciendo en
ella también hielo y bebidas gaseosas. Alcanzó tal grado de crecimiento
que, en 1908, debió partir a la Alemania de sus orígenes para traer
maquinaria moderna acorde a los estándares, falleciendo en este mismo
período de ampliaciones, en 1911. Así pues, su empresa pasó a la
sucesión familiar, quedando encargada a sus hijos Elena, Matilde y
Adolfo Bauer Arqueros.
La
compañía Bauer siguió produciendo cerveza hasta 1925, año en que cambió
el giro a la generación eléctrica tal como la industria serenense de
Floto lo hizo también en algún período, pues se usaba para ello la misma
tecnología empleada en la elaboración del producto, el enfriado y la
producción de hielo. La compañía terminó así con la cerveza después de
35 años, para dedicarse por entero a la planta de energía que abasteció
de electricidad a localidades como Vicuña, Diaguitas y San Isidro.
Hasta
cerca de la mitad del siglo XX, había una gran cantidad de otros
talleres cerveceros elquinos, aunque más artesanales y menores. Sumando
cerca de 80, se hallaban dispersos por casi toda la zona produciendo sus
propias versiones de la chispeante bebida. Uno de los principales
productores de cebada para esta actividad era el español Gabriel Coll,
propietario de más de siete fundos. Empero, la caída de la industria y
cambios en los mercados favoreciendo la oportunidad para los monopolios
de grandes compañías, fueron apagando esta interesante actividad del
Valle de Elqui, dejando así un vacío que se prolongó por largo tiempo y
que llegó a parecer irreversible.
Sin
embargo, como ha sucedido en otras localidades del país, al aumentar la
demanda y el gusto exigente de los consumidores chilenos por la
cerveza, una nueva y reciente generación de marcas ha podido abrirse
paso por allá, felizmente, resucitando la industria.
La
cerveza nativa ha ido retornando así a las márgenes del río Elqui,
recuperándose con ello una histórica actividad con productos de gran
calidad para los amantes de esta bebida... ¡Qué distinto era todo con la
cerveza por acá hace años atrás, cuando en el verano de 1993 nos la
sirvieron tibia y vuelta casi pura espuma, en una destartalada cantina
llamada "21 de Mayo", camino a Hierro Viejo! Ahora, pues, no me
extrañaría que esta nueva propuesta de creciente popularidad y calidad
en el Elqui llegue a quedar asimilada a la identidad del propio valle y
su carta cultural.
A
mediados de la pasada década, el ingeniero agrónomo y enólogo Cristóbal
Holmgren comenzó a producir cerveza casera exitosamente, lo que le
llevó a pensar en grande trasladándose durante el año siguiente hasta el
Elqui y asociándose con dos amigos más para crear en Vicuña la
Cervecera Guayacán, oficialmente fundada el 18 de septiembre de 2009 en
la dirección de camino Diaguitas 33.
Sus cervezas llevan los rótulos Rubia, Ámbar, Negra, Uno, Chañar (del fruto típico de la zona), Indian Pale Ale (IPA) y Diaguitas 33
(guiño la dirección de la planta), con extraordinaria buena acogida del
mercado, llegando así algunos de sus 15 mil litros mensuales a varios
restaurantes de la región, supermercados y también en Santiago. Recuerdo
que fue la primera cerveza elquina que conocí acá en Santiago, fuera de
su valle cuna.
La
Cervecera Guayacán usa como concepto de venta y de identidad de sus
productos el énfasis en el empleo de las aguas puras del río Elqui para
la elaboración de sus variedades, y destaca el uso de energía
fotovoltaica que aprovecha la fuerte radiación solar del valle. Sus
instalaciones también son un atractivo para turistas, realizándose
visitas guiadas similares a las que pueden conocerse en las plantas
pisqueras, donde les espera también el restaurante "Beergarden" de
comidas regionales, pizzas y hamburguesas artesanales. En 2010, de
hecho, iniciaron los llamados "tours de la cerveza", primeros en su tipo
dentro de la zona tan cargada a la identificación con la industria del
pisco. Su gráfica de marca es de alusión diaguita, pueblo de la zona y
nombre de la localidad en que se halla, y su slogan de presentación es "La cerveza del Valle de Elqui".
Las cervezas del Valle de Elqui.
Cuenta
también el valle con la presencia de la cerveza "Ánima", así llamada
aludiendo a la localidad y perdida cultura de este nombre. Sus rasgos
corporativos gráficos tienen mucho que ver con la antropología del
valle, además.
El
proyecto "Ánima" lo iniciaron hace pocos años en el poblado de
Algarrobito, hasta entonces célebre por sus ventas de productos
papayeros, como la "Yáñez" y la ya desaparecida "Duncan". Fue creación
de la enóloga Claudia Cobo y del agrónomo Pablo Martínez, produciendo
unos 15 mil botellas mensuales, envasando y etiquetando de forma manual
en su planta Cervecera Elqui Ltda., ubicada en calle Matta 3019. Su
producto corresponde a una cerveza artesanal de muy merecida cotización,
ofertada en las variedades Pale Ale, Stout y Golden Ale.
Sus ventas son en la región y en Santiago, en packs de 12 y 24 unidades
de 330 c.c. Con orgullo, "Ánima" se ufana de un importante triunfo para
la historia de la cerveza nacional: la medalla de plata recibida por su
variedad Stout en el certamen Copa Cervezas de América, de 2012.
La
más reciente cerveza que se ha integrado a esta naciente generación de
productores es "Cactus", y quisiera detenerme un poco en ella -pidiendo
excusas a los demás fabricantes- para recordar mi encuentro con esta
interesante nueva oferta en el valle.
Esta
cerveza es fabricada por la compañía Cervecera del Norte S. A., fundada
en 2012 en la misma región. La marca "Cactus", cuyo gerente general es
don Claudio Daud, constituye su principal producto y se ofrece como "cerveza natural",
haciendo ostentación de sus procedimientos limpios y apartados de
intervenciones artificiosas en la fórmula y en la elaboración, en
especial al no intervenir el proceso de las levaduras. También se jacta
de no utilizar saborizantes y de la pureza de las aguas del Elqui usadas
para la elaboración del producto, extraídas de napas subterráneas del
río. Hay, pues, un interés en reforzar la relación de la cerveza con el
lugar específico en que se la produce, como en todos los demás casos.
Constato
en el mismo sitio de su sala de ventas junto a la carretera, que el
estilo de publicidad es un tanto juvenil y dinámico, con frases
pegajosas como "Junta sed" o "y ahora... sed feliz". Sin
embargo, por su principal distribución geográfica, su propuesta
publicitaria es principalmente conocida a nivel local de esta zona,
donde incluso dispone de un servicio de entrega a domicilio. De hecho,
un lema corporativo que leo en las instalaciones concluye con la
sentencia: "Para la gente del Norte y los que aman el Norte". En
Santiago y Valparaíso sólo se vende en algunos puntos y supermercados,
por ahora, aunque también hay posibilidades de pedidos.
No
se puede concluir este artículo sin mencionar también a la Cervecera
Atrapaniebla, ubicada en el kilómetro 7,3 del camino al Valle de Elqui.
Es una interesante propuesta en pleno crecimiento: las cervezas
"Atrapaniebla" y "Camanchaca", producidas con agua atrapada por sistemas
artesanales y ancestrales de captación de las neblinas del sector
costero del Limarí, en la Comunidad Agrícola de Peña Blanca de la
reserva ecológica de Cerro Grande, donde mantienen otro taller de
producción. Es la primera cerveza del mundo en ocupar este
procedimiento. Las compras se pueden hacer a pedido, en packs de 4, 12 y
24 unidades.
No
suelo promover marcas ni compañías en este sitio, pero mi experiencia
con estas cervezas me obliga a admitir que algo nuevo y maravilloso
sucede en el Valle de Elqui, con la recuperación de un producto zonal
que tiene todos los potenciales para agregarle otra identidad a la
región, de la misma manera que otras propuestas para amantes de la
cerveza se identifican con ciudades o provincias de Chile y de otros
países. Hemos sido felices testigos de cómo esta tendencia en la
industria ha ido creciendo conforme aumenta también la calidad de las
cervezas nacionales y los gustos del consumidor, con muchas propuestas
localistas para el alegre suero de la cebada.
Chile debe saberlo, entonces: Valle de Elqui otra vez tiene cerveza para alegrar al mundo.
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