UNA NOCHE DE SAN JUAN EN EL PUEBLO DE LOS ARTESANOS DE PIRQUE
Coordenadas: 33°41'46.83"S 70°33'54.01"W (Pueblo de Artistas y Artesanos de Pirque)
Nota: artículo publicado en junio de 2016. Trasladado hasta acá tal cual, en 2022.
Anoche
tuvo lugar la segunda versión de lo que espera ser un evento anual y
permanente en la localidad de Pirque: la Noche de San Juan en el Pueblo
de Artistas y Artesanos del sector El Principal, en la Provincia
Cordillera al Sur de la Región Metropolitana. La comuna de Pirque tiene
cierta relación patronímica de sus orígenes con la figura de los
evangelios, además, reflejada aún en el nombre de la Hacienda San Juan
de Pirque y la escuela del mismo nombre.
Ubicado
por las márgenes del río Clarillo, al Sur del Maipo, esta tierra de
tradición agrícola, vitivinícola y huasa parece un sitio perfecto para
exponer los rasgos de folclore rural y tradición campesina asimilada por
sincretismo a las celebraciones de la Noche de San Juan en Chile, de
cuyo legendario y costumbrismo ya hemos publicado algo relativo a los mitos del árbol de la higuera.
Echando
un repaso, se recordará que esta fiesta se celebra en la víspera del
día 24 de junio y que la mayor parte de su tradición original nos llegó
desde España, asimilada por el cristianismo pero con una connotación
mística y mágica adicional, contenida en el folclore.
Adaptada
a nuestra realidad y cultura, muchas supersticiones populares se
practican en la noche sanjuanina, como patear el palto, hacer cierto
tipo de pruebas con papas metidas bajo la cama, lecturas de gotas de
tinta sobre papeles doblados (con imágenes accidentales como las del
conocido test de Rorschach) y experimentos con velas y espejos
(parecidas a la invocación de la terrorífica Bloody Mary). También se cenaba el llamado estofado de San Juan en el campo chileno y realizaban los ritos relativos a la higuera,
árbol en el que se supone aparece el Diablo en persona en la medianoche
o bien una mítica flor reluciente que da riqueza a quien la atrapa.
Los
mitos de San Juan Bautista tocan interpretaciones esotéricas y
criptorreligiosas que han servido de argumento a creaciones literarias y
a algunas teorías controvertidas sobre los orígenes del cristianismo.
Si en el Hemisferio Norte su día está asociado al período de las noches
más cortas del año (inicio del verano), en nuestro Hemisferio Sur lo
está entre las más largas (inicio del invierno), por la inversión de las
estaciones del año. Esta relación cíclica Tierra-Sol le da también
cierta connotación de celebraciones parecidas a un año nuevo "chico", a
medio año, razón por la que algunos esencialistas y casi chauvinistas de
la antropología cultural han pretendido echar a competir contra su
legitimidad y tradición a fiestas locales de pueblos indígenas como el We Tripantu mapuche o Inti Raymi
inca, como si acaso no fuesen manifestaciones festivas coincidentes con
el mismo episodio del Solsticio y como si hubiese alguna clase de
oposición entre ambas.
Siguiendo
en la tradición, la leyenda dice que San Juan se prepara para bajar
cada 23 de junio en su caballo celestial, para hacerse presente en su
onomástico. Sin embargo, año a año Dios se lo impide provocándole un
sueño letárgico y dándole así una licencia a los pecadores en el mundo
de los vivos, al quedar sin el resguardo patronal del bautista. La noche
permanecerá colmada de espíritus desatados mientras San Juan cae en su
sueño profundo y no alcanza a bajar para la hora de su nacimiento, en la
medianoche del día 24. Son espíritus benignos y malignos, hasta el
propio Príncipe de las Tinieblas... Todos ansiosos por realizar pactos y
demostraciones con los mortales. Por esta razón los brujos gustan tanto
de este día, pues sus prácticas serían más efectivas y contestadas.
El
lugar escogido en Pirque para esperar la venida de esta noche consagrada a su santo patrono original, además de
fantasmas y contratos con el más allá, fue el escenario y patio
principal del rústico y pintoresco pueblo de puestos y kioscos
comerciales de artesanos que existe en esta localidad y que atrae a
muchos de los visitantes de la zona. Está ubicado en el Parque Vicente
Huidobro, vecino a la medialuna de rodeos y al cementerio. Su escenario
es, por cierto, un lugar conocido por los admiradores de los payadores,
la trova campesina y los cultores del guitarrón chileno o guitarra grande,
instrumento cuyo lugar de acunado estuvo justamente aquí en tierra
pircana, como lo proclaman orgullosamente sus habitantes con varios
exponentes de tales artes a su haber.
Las
actividades comenzaron a las 20 horas y se prolongarán hasta cerca de
la 1: 30 de la mañana. Una noche sumamente fría y parcialmente nublada
es la que ha regalado San Juan para esta ocasión.
Con
entrada liberada, este encuentro tuvo todo lo necesario para parecer
una verdadera feria de exposiciones de la tradición rural sobre la
fiesta sanjuanina en Chile, con presencia de folclóricas manifestaciones
varias, algunas de las cuales han ido siendo olvidadas o perdidas, muy
especialmente en el ambiente urbano. La fiesta fue organizada por la
Agrupación Guitarra Grande Pircana y contó con el patrocinio del Consejo
de la Cultura y las Artes, la Ilustre Municipalidad de Pirque y la
administración del Pueblo de Artesanos y Productores de Pirque.
Varios de los puestos del pueblito artesanal estaban abiertos, con venta de sopaipillas, empanadas,
vino navegado, jugos naturales, pastelillos, chocolates y otros
productos locales. Para los presentes hay también té, café y mate
disponibles en mesones, con agua de viejas y oscurecidas teteras
colocadas sobre grandes braseros que sirven, además, de calefactores.
Tres
muñecos esperan en este sitio su hora para ser achicharrados al fuego
sanjuanino de la helada medianoche, otro rasgo ritual proveniente de las
tradiciones de esta fiesta celebrada con grandes fogatas en algunas
partes de Europa. Uno de los condenados era el principal: Juanito o Juanillo, como le llaman, y fue el único sacrificado en la versión del año pasado de esta misma reunión.
Esta noche, sin embargo, a Juanillo le acompañan otras dos figuras: una compañera sentada a su lado, llamada Juanilla por los presentes, y en otra silla vecina la bautizada Bruja Mala,
vestida como vieja con un canastillo en el que los presentes depositan
papelitos escritos con esos malos elementos, recuerdos o problemas que
esperan desaparezcan a partir de esta celebración. Allí aguardan la hora
del fuego los tres muñecos de trapo, papel maché y madera, entonces,
sentados sobre pilas de leña mientras los asistentes se calientan en
torno a grandes fogatas y braseros, como alentando a la angustia de
estos personajes que aguardan por su ejecución en la hoguera.
Además de la Bruja Mala que debe perecer en las llamas, hay una Bruja Buena:
un personaje con sombrero puntiagudo de hechicera de fantasía, que Luz,
interpreta una de las organizadoras. Es una simpática ciudadana
chileno-española, quien pasea entre los presentes con sus asistentes,
pidiendo anotar sus buenos deseos, esperanzas y aspiraciones para
arrojarlos dentro de un trasto, al tiempo que pide hacer la prueba de la
hoja con manchas de tinta verde o roja, que solicita doblar en cuatro y
guardar en el bolsillo hasta que sean las 12 horas de la mañana, en que
llega el esperado día.
En
el escenario, en tanto, el encuentro parte con una brillante exposición
de la ronda de payadores seguidos de payas en décimas. Animado por don
Fidel Améstica, quien se involucrará varias veces en el show, en primera
fila está el Alcalde de Pirque don Cristián Balmaceda, y otras
autoridades municipales también de poncho, como muchos de los demás
concurrentes.
Magníficos
cultores jóvenes de estas tradiciones de improvisación están frente al
público, como Pablo Cuadra, Alfonso Ureta y el Colorín Alberto.
Hacen varias alusiones a don Santos Rubio, destacadísimo maestro del
oficio en Pirque, fallecido en 2011. Un monolito en este mismo pueblito
recuerda sus versos allí en el patio, entre los puestos de los
comerciantes: "Bendito Dios y la Virgen / que hacen florecer la hiedra /
Benditos los artesanos / y también la primera piedra". Parte de la
improvisación la hacen con frases propuestas por el público: "El Diablo
bajo la higuera" dará varias vueltas allí, por lo mismo.
Después
de un interesante repaso por los gritos de los pregones populares por
parte de un eximio estudioso de estas tradiciones, siguen los pies de
cueca animando la noche gélida con el grupo folclórico "Los Castizos",
también compuesto por jóvenes músicos adictos a la chilenera.
Los más valientes se atreven a desafiar el intenso frío bailando en
parejas frente al escenario y al fondo de la línea techada del este
galpón, mientras la Luna apenas comienza a asomar su resplandor por el
horizonte de cerros, nubes y siluetas de grandes árboles.
Sigue
una muestra con el "mentiroso", el narrador oral Belisario Piña, un
personaje popular de los campos equivalente a un comediante de la
cultura más citadina. Consiste en un animador improvisado que, en
reuniones y fiestas, comienza a contar una larga historia que en
principio parece real, pero que va encaminándose hasta terminar en lo
que realmente es: un chiste. De ahí que a los cultores de este estilo
les llamen así. Prosigue una interesante exhibición de versismo popular,
tradición que también se ha ido perdiendo y que incluía canto de
noticias que quedaban en la memoria colectiva de los pueblos. Y,
mientras tanto, se reparten recuerdos artesanales de esta celebración
entre el público: pequeños colgantes tejidos, de colores.
Un
duelo de payas y luego una exposición cantada a cuerdas con la historia
de San Juan Bautista cierra el espectáculo, para proceder a la quema de
los muñecos a medianoche. Es el gran evento que todos esperan, rodeando
los fuegos que logran encenderse luego de algunas dificultades. Así,
los Juanillos y la Bruja Mala arden hasta quedar
convertidos en cenizas espurias y humeantes, símbolos del período del
año que ha terminado para abrirle noche al nuevo, de la mano de San
Juan. Se calcinarán en la hoguera mientras les cantan "Las mañanitas" y
luego el saludo de cumpleaños para Juan Bautista. El grato calor se
apodera del lugar por esos minutos.
Mientras los muñecos ejecutados aún se deforman y contorsionan al fuego, la Bruja Buena va
repartiendo su trasto con buenos deseos e interpretando las manchas de
la prueba de la tinta. Los presentes hacen fila para consultar su
opinión sobre cada una de las figuras que asoman en el pequeño papelito
recién abierto, revelando su secreto gráfico. Al mismo tiempo, se
reparten platillos con las grandes tortas de naranja entre todos los
concurrentes, en cuyas cubiertas de glaseado amarillo se lee en
manuscrito de chocolate: "Noche de San Juan". Otra fila se ordena frente
al kiosco donde reparten trozos del pastel, por lo mismo.
Los
humos y las luces se apagan, y se acaba así la Noche de San Juan en
Pirque, prometiendo su regreso el próximo año, al final de un nuevo
ciclo del orden cósmico.
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