LA IGLESIA DE MONTEGRANDE: EN LA RUTA DE LA RELIGIOSIDAD Y DE GABRIELA MISTRAL POR EL VALLE DE ELQUI
Vista del campanario de la iglesia entre los árboles de la plaza, verano de 1997.
Coordenadas: 30°5'38.85"S 70°29'39.81"W
La
Iglesia de Montegrande está a sólo unos metros junto a la carretera
D-485, la autopista que se interna por el Valle de Elqui, siendo lo más
reconocible del pueblo frente a su pintoresca plaza, además de la tumba
de la poetisa Gabriela Mistral, ubicada a sólo pasos de este mismo
sitio, y otros puntos del entorno como el ex cerro Fraile, rebautizado
con el nombre de la misma escritora a inicios de los 90.
Montegrande
o Monte Grande es conocido como el lugar de residencia de la infancia
de nuestra primer Premio Nobel de Literatura. Eduardo Cavieres Figueroa
informa en sus trabajos como "La Serena en el s. XVIII. Las dimensiones
del poder local en una sociedad regional", que este pueblo típicamente
elquino nace sobre lo que, hasta la Colonia tardía, había sido la
Hacienda del Valle San Buenaventura de Montegrande, de grandes
proporciones y de la que aún quedan algunos terrenos con parronales como
vestigios, alrededor del mismo templo y su plaza. El poblado como tal
comenzará a aparecer después de las subdivisiones que se hicieron a
aquella hacienda, hacia el año 1760.
Llamada
más exactamente Capilla de Nuestra Señora del Carmen de Montegrande, la
construcción de esta iglesia central se debió a las necesidades del
servicio religioso que demandaba esta población del caserío, hasta pocos
años antes habitado por los hacendados y los inquilinos de la
desaparecida propiedad, principalmente.
Según
tengo entendido, aquella hacienda podría haber tenido su propia capilla
familiar. Recuerdo haber observado en la zona, además, información del
Gobierno Regional de Coquimbo relacionada con el proyecto "Ruta
Patrimonial Camino a Gabriela Mistral", relativa a la construcción de un
primer templo en donde está éste. De acuerdo a ese dato, la original
habría sido entregada y bendecida en 1870, lo que la haría la iglesia
más antigua del Valle de Elqui.
Empero,
sucede que la imaginería española en el decorado templo, fue adquirida
en 1891 para una inauguración ese mismo año, de acuerdo a información
divulgada por el Centro Nacional de Conservación y Restauración en
nuestro tiempo, por lo que podemos suponer que, a la sazón, se habría
concluido alguna obra gruesa de la misma, posiblemente como parte de los
preparativos para las celebraciones del IV Centenario del
Descubrimiento de América (1492-1892) que también motivó el
levantamiento y mejoramiento de otras iglesias del Norte Chico. Habrían
tenido especial importancia en estas labores, además, carpinteros
especializados británicos y alumnos de la Escuela de Madera de La
Serena.
Iglesia
de Montealegre en 1957. Archivo del Escritor, N° 153. Imagen
perteneciente a los bancos fotográficos de la Biblioteca Nacional.
Fuente: Memoria Chilena.
Plaza
e Iglesia de Montealegre en 1957. Archivo del Escritor, N° 155. Imagen
perteneciente a los bancos fotográficos de la Biblioteca Nacional.
Fuente: Memoria Chilena.
La
iglesia hacia los años 80, en postal turística impresa. Se observan
antiguas tinajas de la industria pisquera local. Fuente imagen: sitio
Club República de Chile.
Iglesia de Montegrande en el verano de 1997.
La iglesia y plaza con su aspecto y coloración en febrero de 1997, dos años antes de una restauración del año 1999.
Sin
embargo, hay otras fechas a la vista. Su actual aspecto debería ser el
resultado de otra gran remodelación y mejoramiento realizados en 1898,
si acaso interpretamos la indicación del año que se observa en la
inscripción sobre el altar mayor, con la imagen mariana y los listones
zigzagueantes en latín.
Como
sea, esta iglesia quedó bajo cobertura de la Parroquia de la Inmaculada
Concepción de Paihuano, erigida el 24 de septiembre de 1892, y que
incluía también las iglesias de Pisco Elqui, Rivadavia, Varillar,
Alcohuaz, Muanta y Quebrada de Paihuano.
Su
torre campanario al frente ha sido, desde entonces, lo más alto
levantado por el hombre en el caserío. Tras esa fachada de estilo
neoclásico con toques victorianos, se prolonga una sola nave interior en
alineación Norte-Sur con un techo de vigas con un abovedado con cañón
de tablas, decorado con un enjambre de estrellas sobre fondo azul, muy
parecido al de otros casos como el de la Iglesia de La Tirana, las
cúpulas de las naves laterales de la Catedral de Santiago y otros
ejemplos del culto a la Virgen del Carmen, Patrona de las Armas de Chile
y muy relacionada tradiciones de alusión estelar en sus tradiciones.
Tanto
los dos pisos de su coro abalaustrado sobre el acceso, como el diseño
del presbiterio, lucen columnas de estupendo trabajo de pintura de
simulación pétrea, con vetas y colores de roca que semejan bastante, en
este caso, a la tradicional combarbalita
de la zona del Limarí, también en la región coquimbana. El piso de toda
la nave es tablas, con pocos vanos altos en los muros laterales de
albañilería tradicional de la zona, aunque suficientes para conseguir la
iluminación interior apropiada junto con la linterna casi al fondo de
la nave.
El
altar mayor está dominado por la imagen de la Virgen del Carmen en su
propio retablo, con las inscripciones en latín a su alrededor, al
parecer correspondientes a una cita o plegaria bíblica. Le acompañan en
el presbiterio la imagen de San José con el Niño Jesús, que fue
encargada a Barcelona para la comentada inauguración de la Iglesia en
1891, y en el otro flanco la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, de
autoría desconocida aunque también proviene del siglo XIX. Ambas, sin
embargo, han sido definidas como de escuela artística catalana, por los
expertos del Centro Nacional de Conservación y Restauración.
Otras
imágenes resguardadas en el templo corresponden a la Virgen del
Rosario, de posible origen también catalán, que sale en andas desde esta
misma iglesia en las procesiones, al igual que una del Arcángel Gabriel
y otra del Escudo de Chile frente al altar.
Un
estilizado púlpito se puede observar a un lado del presbiterio, con
fino trabajo de labrado en estilo con algo de neobizantino y neogótico.
La escalera espiral que lleva al coro y al campanario también es una
obra es de madera tallada, aunque con sus escalones muy desgastados a
estas alturas de su existencia. La torre en lo alto, en tanto, conserva
su tosca y vieja campana, con macizo badajo y una inscripción interior
con la fecha 1853, que no sabemos si es exacta o formal, pues fue
agregada a mano en tiempos posteriores a la factura de la pieza. Otra
campana menor y más compacta está descargada en el suelo de este nivel,
ya muda.
La
historia local montegrandina y la de sus personajes, es indivisible con
la de esta vieja iglesia. Fue hasta ella donde Lucila Godoy Alcayaga,
nuestra futura Gabriela Mistral, iba todos los domingos a misa tras
llegar a vivir a Montegrande en 1892 a los tres años, haciendo después
su Primera Comunión en ella, en 1896.
La
escritora de la misma región, Marta Elena Samatán, en su libro dedicado
a la vida de la poetisa y titulado "Gabriela Mistral. Campesina del
Valle de Elqui", decía que la media hermana mayor que Lucila, doña
Emelina Molina Alcayaga, solía ayudar a oficiar la misa dominical en
esta iglesia, pues no había párroco en el pueblo. En tales ocasiones, la
pequeña Lucila y su mejor amiga Cristina Pinto Hevia, "una chiquilla de
grandes ojos claros que iluminaban un rostro de finas facciones", se
vestían de perfecto blanco pidiendo las limosna para las obras pías,
pareciendo dos ángeles, según recordaba Emelina.
Eran
los tiernos años escolares de la futura escritora, profesora y
diplomática, con su media hermana ocupando el cargo de Directora de la
Escuela Primaria local. Vivió allí hasta los 10 años de edad, como se
recuerda.
Un
terremoto sucedido en 1918, si bien tuvo epicentro en Copiapó, fue
suficientemente fuerte en la región de Coquimbo como para echar abajo el
muro testero del templo, aplastando gran parte del retablo original.
Los
trabajos de reconstrucción del mismo muro y retablo comenzaron
inmediatamente y se prolongaron hasta 1927. Empero, los trabajadores no
eran expertos en esta clase de obras: no consideraron la posición
original de las tablas y piezas repuestas en su sitio, según observó
Isabel Costabal en su trabajo de tesis "Propuesta de recuperación para
el altar mayor de la iglesia de Montegrande". La información es citada
por Paula Valenzuela, Mariela Muñoz, Marcela Castro e Isabel Roubillard
en "Puesta en valor de la arquitectura interior de las Iglesias de
Montegrande, Barraza y Monte Patria", artículo para "Materia y alma:
conservación del patrimonio religioso en los valles de Elqui y Limarí",
también del Centro Nacional de Conservación y Restauración, en 2006. Las
cuatro autoras agregan allí:
Durante
la reconstrucción del retablo, el segmento más dañado –la parte media
de su sección central, donde el motivo es una banda zigzagueante con un
texto en latín- no fue reconstruido correctamente. Por razones que no
conocemos, en esa oportunidad no les fue posible ubicar en su posición
original numerosas tablas con decorados. Si bien este segmento se
recuperó, se lo hizo en forma deficiente ya que, por una parte se
utilizaron tablas originales con decorados pero en ubicaciones
incorrectas –generando el consiguiente desorden del diseño– y por otra,
tablas nuevas débilmente integradas al retablo a través de la aplicación
de un color rosa plano, similar al usado como base en el mismo.
A
pesar de todo, el retablo de esta capilla es uno de los más
interesantes y coloridos de las iglesias de la zona, gracias a la
recuperación que se realizó de su aspecto original y de la que hablan
Valenzuela, Muñoz, Castro y Roubillard con más detalle en su señalado
informe.
Volviendo
a Gabriela Mistral, ella pasará por última vez frente al templo en
1960... Pero en esta ocasión lo hará dentro de una urna y de camino a la
cercana sepultura y monumento que se hizo en su honor junto a la
carretera, cumpliendo su último deseo de descanso perpetuo en
Montegrande, cumplido tres años después de su muerte en New York.
La
actividad de la iglesia hoy es más bien quitada de bulla, permaneciendo
más como atractivo turístico, durante la mayor parte de la semana. Es
lo esperable en un poblado que registra sólo unos 300 a 400 residentes
locales. Todo cambia con celebraciones como la Fiesta de la Virgen del
Carmen, pues Montegrande cuenta incluso con un "Baile Danzante
Carmelitas", con gran participación en los encuentros religiosos de
Coquimbo. Para las ceremonias especiales y pastorales, acude a veces el
Obispo Auxiliar de La Serena. Además, hay cierta actividad cruzada en
ella con la que corresponde a la Parroquia de Paihuano, comuna a la que
sigue perteneciendo administrativamente este caserío.
El
sector central de Montegrande fue declarado Zona Típica por Decreto
Supremo N° 621 del 31 julio de 1990, por lo que la iglesia está dentro
del rango de protección de los monumentos nacionales. Dicha declaratoria
incluyó la vieja casa-escuela, la casona del fundo vecino a la
plazoleta y la tumba de Gabriela Mistral, todos lugares importantes en
la temprana etapa biográfica de la insigne poetisa.
En
esa misma época había cambiado el aspecto arrabalero de la placita,
además, que se extendía como explanada frente al templo, luciendo los
senderos, arboledas y fuente central que hoy se pueden ver en ella, con
otras mejores posteriores en el camino. Se le habían eliminado también
los cercos que formaban una especie de perímetro y una cancha vacía
dentro del área verde, remontados a los tiempos en que esta misma plaza
era más bien el jardín del terreno de la iglesia, enfrente de la misma.
Se
han hecho otros importantes trabajos de restauración del conjunto,
incluyendo la recuperación de las pinturas del presbiterio y las figuras
religiosas y ornamentales, tal como ha sucedido en las vecinas
localidades de Barraza y Pisco Elqui. El terremoto de Punitaqui de 1997,
por ejemplo, dejó sus marcas en las capillas elquinas, obligando a
llevar a efectos una restauración y reparación del templo de Montegrande
dos años después, en 1999, y la de su imaginería religiosa hacia 2001.
No
obstante, con los terremotos de 2003 y de 2015, muchas iglesias del
Valle de Elqui volvieron a sentirse afectadas por la inclemencia
telúrica, acumulando más daños. Si a eso sumamos el envejecimiento de
los materiales, podemos decir que la Iglesia de Montegrande no está en
la mejor situación esperable para su estatus y atractivo. Más allá de lo
que podría pasar por pátina, por ejemplo, hay daños evidentes en la
fachada, con parte de sus adobes y materiales internos al desnudo entre
algunas grietas o caídas del revestimiento exterior. Hay grietas también
en los estucos, tantos exteriores como interiores, y en el sector del
campanario, muy vetusto interiormente, colmado de fecas de aves y, a
pesar de refuerzos con vigas de madera, por aparente acción del viento
golpeando la estructura, según nuestra impresión durante la última
visita. El interesante balcón exterior del campanario ya es
completamente inseguro y, por esta razón, está cerrado a cualquier
visitante.
Durante
el verano 2017, el Grupo de Amigos de la Parroquia San José de
Algarrobito hizo debutar la llamada Ruta Patrimonial Iglesias del Elqui,
que une todas las capillas y templos más importantes de la ruta
elquina, entre los que ocupa un lugar destacado esta iglesia. Así, ya
sea paseando por la fe del Valle de Elqui o por la luminosa huella de
Gabriela Mistral en el mismo, la iglesia es un necesario hito de similar
relevancia en ambos casos, para la atracción permanente de los
turistas.
De
esta manera, si a todo el atractivo histórico y patrimonial de la
iglesia le consideramos sumado el fantasma lírico de Gabriela Mistral
paseando por su identidad y la del poblado donde se halla, qué duda cabe
de que la Iglesia de Montegrande es uno de los atractivos de la
arquitectura religiosa del Valle de Elqui más interesantes, simbólicos y
necesarios de conocer.
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