LAS CASAS CON MOJINETE EN LA ARQUITECTURA POPULAR E HISTÓRICA DEL SUR PERUANO
Vista
actual de la antigua casona colonial de mojinetes de avenida Bolognesi cerca de
calle Chiclayo, en Tacna. Es uno de los inmuebles de este tipo más
populares de la ciudad, varias veces representado en el turismo y
publicidad cultural (ver más abajo otras imágenes de fotográficas y
artísticas).
Coordenadas: 18°00'56.6"S 70°15'03.2"W (Casona de mojinetes s. XVIII, av. Bolognesi)
Una
casona con mojinete que sobrevive en el sector céntrico de Arica, en
calle Bolognesi, acaso es una de las pocas exponentes de esta
característica
arquitectónica y constructiva en esta ciudad del norte de Chile, con
algunos pocos ejemplos
más que sobreviven en ella (probablemente no más de seis o siete),
aunque
también los hay hacia el valle de Azapa y parte de la Región de
Tarapacá, remontadas a la época peruana de dichos territorios.
Quiero
ampliar ahora un poco el tema de las casas de mojinete hasta sus tierras de origen, sin embargo, ya que he
reunido algunos datos y me han confirmado algunas de
las impresiones que expresé con algo de timidez en otro momento respecto del mismo tema, además
de haber obtenido mejores ejemplos fotográficos de este estilo tras una nueva visita a Tacna en 2013.
Como se sabe, el mojinete es una forma techo romo con una línea plana o bien biselada, llamada por algunos caballete o albardilla,
que se sitúa entre las dos aguas principales, donde iría el vértice.
Vista desde su frente más estrecho, los niveles altos de las viviendas
con techo de mojinete tienen forma de trapecio, por lo mismo.
Según
pareciera, por estos lados de la América hispanizada, tal mojinete se
convirtió en un elemento muy característico de la arquitectura asociada
al barroco y al colonial tardío, especialmente en el período entre los
siglos XVII y XIX. Las últimas casas de este rasgo se hicieron en el
siglo XX, sin embargo, casi conviviendo con el mismo tiempo en que había
comenzado la retirada y destrucción de los antiguos inmuebles
exponentes de la misma identidad.
Ilustración de Mauricio Rugendas del mercado de Tacna, hacia 1842.
Mojinetes
tacneños en el tercer piso de las suntuosas residencias. Fotografía
fechada hacia 1903. Fuente imagen: Chiledel1900.blogspot.cl.
Pintura
al óleo de un autor apellidado Morales, en restaurante típico peruano
enfrente del Mercado de Tacna. Aparecen techos de mojinete en un
contexto más rural.
Abundantes techos de mojinete en la ciudad de Tacna, hacia el 1880. Al fondo, se ven las torres de la catedral.
Hoy sólo quedan algunos casos exponentes de esta característica
arquitectónica y constructiva, y menos todavía en Arica. Fuente imagen:
Chiledel1900.blogspot.cl.
Existen
en el sur de Perú y en el norte de Chile, ciertos casos de aparente
restitución del mojinete como solución arquitectónica, como se observa
en algunas falsas mansardas en casas de residenciales o villas nuevas.
Sin embargo, parece ser también que ha existido cierto interés por
reponerlos -patrimonialmente hablando- más allá de la funcionalidad, la
estética o el falso histórico: un posible "redescubrimiento" del
mojinete como elemento cultural e identificador de estos territorios,
aunque todavía desconozco en qué se ha materializado este tibio
entusiasmo, más concretamente.
Sobre
lo anterior, sé que en relación a Tacna, por ejemplo, se han realizado
seminarios y ciertos estudios alrededor de esta forma de arquitectura,
pero tampoco estoy al tanto de si esto ha tenido resultados concretos en
la conservación o reaparición de tales casos dentro de la construcción
popular de viviendas. En Chile, menos he visto algún interés semejante
con los casos ariqueños, como lo revela el mencionado inmueble histórico de calle Bolognesi, cada vez más vetusto e intervenido.
La tradición oral, por otro lado, reporta algunos antecedentes interesantes sobre las propiedades de estos techos de caballete
y su posible utilidad. En el anterior artículo de este blog, referido a
los bosques perdidos de Tarapacá,
mencionamos ya la creencia local en una frase que repetían, por
ejemplo, los abuelos de las localidades de Pica y Matilla, describiendo
un clima de ciertas lluvias bastante diferente al actual: "Enero poco,
febrero loco, marzo y abril aguas mil", creemos que aludiendo al
fenómeno de llamado invierno altiplánico.
Fotografía
de una de las más antiguas casonas de mojinete de Tacna, la misma de
avenida Bolognesi llegando a Chiclayo comentada más arriba. Se
remontaría al siglo XVIII. Imagen en exhibición en el Museo Casa Zela.
Obra pictórica de la misma casona tacneña de Bolognesi, también en el Museo Casa Zela.
Otra conocida residencia tacneña de avenida Bolognesi, en la esquina con Gil de Herrera.
Las
casas de mojinete, justamente, suelen asociarse a un clima con cierta
presencia de lluvia y brumas espesas, y la mencionada tradición agregaba
que tal tipo de clima existía estacionalmente en gran parte territorio
antes de volverse totalmente seco, tras uno de los terremotos de la
segunda mitad del siglo XVIII, según la conjetura. La leyenda dice,
adicionalmente, que el aspecto árido y extremo del territorio
tarapaqueño y surperuano que le conocemos ahora, se consolidó durante la
siguiente centuria, prolongándose hasta nuestros días sin cambios.
¿Tendrán
los altos y techos de mojinete, entonces, alguna relación con
características climáticas ya perdidas, o relegadas a condiciones
asociadas a períodos muy específicos del año pero también retrocedidas?
Las
casas de esta característica que figuran entre las más antiguas se
hacían con técnicas de adobe y quincha, sobre un armazón de vigas de
madera y esteras o tejidos de caña revestidos del barro. Sin embargo,
con el tiempo fueron apareciendo otros materiales más ligados a la
albañilería moderna e incluso adiciones de piedra canteada, con
interesantes resultados.
Si
bien el mojinete fue tal característica urbana rotunda de estos
territorios sur-peruanos, tanto en las urbes como, las aldeas e incluso
en templos más antiguos, por el lado chileno ya no quedan muchos
ejemplos, ni siquiera en la ciudad de Arica. La consecuencia de este
retiro progresivo es que aquella que sobrevive a duras penas en Bolognesi
puede ser una de las últimas de su generación, aunque hace poco
encontré lo que parece haber sido otra pintoresca residencia imitando el
estilo de su fachada hacia la avenida Montt, justo al lado del conocido
boliche de "La Picá del Chino".
También
hay unos restos ocultos ariqueños tras las fachadas al final de calle
Colón, cinco o seis casas antes de llegar al Mirador de la Virgen del
Carmen, más modernas según parece. Más arriba, desde la altura del
Morro y observando con detención los techos antiguos, casi se puede
adivinar qué casas tuvieron este tipo de remate en el pasado, quedando
pocos rastros del mismo o definitivamente ninguno en ellas. Algunas
antiguas viviendas aparecen por el camino hacia el Valle de Azapa, y me
parece que también en Lluta, pero muy aisladas.
Casona
de calle Bolognesi en Arica, vista desde el edificio de calle Prat.
Después quedó en peor estado que el de la imagen, por las constantes
intervenciones. Ya no sé si aún existe.
Iglesia
y campanario colonial de San Lorenzo de Tarapacá. Si bien el templo
debió ser reconstruido tras el terremoto de 2005, conserva el rasgo de
techo de mojinete desde sus orígenes.
Casa con mojinete de Tacna, lamentablemente alcanzada por la destrucción.
Otros
inmuebles del estilo, en avenida Bolognesi con Pacheco de Céspedes en
Tacna. Nótese que, bajo las coberturas poco afortunadas de estuco, en la
casa de la esquina aún se distinguen las siluetas de lo que parecen ser
portales barrocos coloniales en los accesos.
Tacna,
Moquehua y algunas aldeas intermedias del Sur de Perú, en cambio,
todavía tienen buenos casos a la vista, aunque son sólo una pizca de la
abundancia de estos techos que alguna vez hubo allí.
En
la ciudad tacneña, el artista germano Mauricio Rugendas retrató algunas
en una de sus ilustraciones, tras su paso por allí hacia 1842.
Sobreviven aún algunas casonas de mojinete en pleno sector céntrico, y
otras en avenidas principales, pero también han sido modificadas o
definitivamente demolidas la mayoría de ellas.
Hay
ejemplos tacneños notables, como ciertos pabellones del museo de la
Casa Zela (residencia de don Francisco Antonio de Zela e importante sede
del proceso de Independencia de Perú), que tiene ciertas
características de mansión, inclusive, demostrando que el estilo no se
reducía a la arquitectura más modesta o meramente popular.
Investigadores como el profesor cusqueño residente en la sureña ciudad,
don Sergio Loayza, han identificado en pie aún una de las más casas
antiguas, del siglo XVIII, correspondiente a un doble inmueble de
avenida Bolognesi entre calles Arica y Billinghurst, casi enfrente de la
plaza de palmares de la parque central. Otros mojinetes están tan altos
que hacen de tercer nivel en algunas de las casas más señoriales,
también quedando muy pocos ejemplos en pie, sin embargo.
A
pesar de las disposiciones para conservarlas en Tacna, todavía en
nuestro tiempo muchas de ellas están desapareciendo, especialmente las
de quincha y adobe más antiguas, casi como cayendo al peso de su propia
vejez y problemas estructurales que las condenaron. Así sucedió hace dos
años, por ejemplo, con un inmueble ubicado cerca del cruce de las
calles Blondell con Francisco Lazo, a un costado de la Catedral de Tacna, utilizado por un establecimiento educacional.
Casa museo Zela y un inmueble de mojinete adyacente.
Interior del techo de mojinete en uno de los pabellones de la Casa Zela.
Una de las pocas casonas de mojinete de Tacna con tres pisos y balcón volado.
Caserón tacneño, sede de una entidad relacionada con niños autistas.
El
poblado de Moquehua, por su parte, luce orgulloso sus casas de
mojinetes ofreciéndolas como parte importante de su patrimonio turístico
e histórico, situación en la que destacan las de su tradicional Barrio
Belén.
Hay ciertas
versiones sobre el retroceso de las casas de esta característica,
aunque sospecho que algunas deben provenir del folclore más que de la
historia y las considero un tanto ingenuas o exageradas, a pesar de
haber quienes las creen ciegamente, incluso gente que estimo versada en
estos temas (me consta). Por ejemplo, hay opiniones populares asegurando
que la destrucción progresiva de las casas de mojinete en Arica fueron
parte de la radicalización del controvertido proceso conocido como la
"chilenización" de esta ciudad y la de Tacna, entre fines de la Guerra
del Pacífico y hasta el Tratado de 1929. En este sentido, se arguye que,
supuestamente, se quiso eliminar un rasgo urbanístico y arquitectónico
de influencia sur-peruana de la urbe, como es el de las clásicas casas
con su característico techo.
Más verosímil me parece,
sin embargo, la idea de que muchas de estas viviendas habían sido
levantadas o reconstruidas con cierta prisa después del maremoto de 1868
y que la resistencia de sus materiales ante posteriores terremotos no
demostró ser la adecuada, por lo que fueron progresivamente cambiados
sus techos por otros más sólidos o aislantes, y también reemplazadas
completas por otras moradas de albañilería en concreto, quedando cada
vez menos ejemplares de esta arquitectura.
Con
relación a lo anterior, recuérdese que muchas casas "modernas" de
Arica, muy en especial las que ofrecen influencia de la escuela del art decó
en su estilo, comienzan a levantarse en los años 30, período al que
correspondía este movimiento artístico y que coincidía con la seguridad
de que Arica permanecería en Chile, por virtud del Tratado de 1929.
Varias fachadas llevan el año inscrito, además, precisando que
corresponde a esta etapa ya definitiva de la historia local, pasado el
proceso de "chilenización" como tal.
Esto pudo suceder como una tendencia a aprovechar
mucho mejor los espacios altos que las clásicas residencias de
mojinete. Me pregunto, por lo mismo, cuántas de ellas que ahora lucen
fechas de fábrica en la década del 30 y hasta unos años después, que se
encuentran en distintos sectores de Arica, habrán sido edificadas sobre
lo que antes fueron hermosas e históricas casonas de vieja techumbre
roma.
Según parece, la
construcción de residencias con mojinete en todos estos territorios,
tanto al Norte de Chile como el Sur de Perú, duró más o menos hasta ese
mismo período de 1930 a 1940. No he podido encontrar noticias de
inmuebles importantes con esta característica levantados después de
dichas fechas, salvo reconstrucciones de edificios ya destruidos o
dañados.
El
fenómeno de retroceso no sólo ocurrió en Chile, entonces, lo que
ayudaría a demostrar lo impreciso y peregrino de la idea de una especie
de "cruzada" de animadversión chilenizadora contra las mismas. Muchas de
estas bellas casonas se han perdido también en Tacna, como dijimos,
cuando la ciudad ya estaba de regreso a manos del Perú y a pesar de las
varias que existen todavía allá, del mismo modo que sucedió en Arequipa y
Moquegua. Y, dicho sea de paso, Perú perdió muchas otras de estas
bellas viviendas a causa del fatídico terremoto del 23 de junio de 2001.
A
la inversa, también se sabe que muchas casas de este tipo sí se
conservaron y fueron respetadas al interior del territorio de Tarapacá
tras quedar en manos chilenas, sin verse afectadas por los procesos de
incorporación cultural del territorio ni cayendo víctimas de alguna
clase de imaginaria inquisición urbanística. No obstante, fue
reduciéndose su abundancia más cerca de nuestro tiempo, a causa de los
grandes terremotos que han azotado también esa región, durante el último
medio siglo transcurrido.
Por
decisiones particulares, por el inexorable paso del tiempo envejeciendo
las ya ancianas estructuras y por la renovación indetenible del tiempo
reflejada sobre el urbanismo, entonces, las casonas de mojinete fueron
cayendo víctimas de una conspiración urdida entre el afán de progreso y
los caprichos naturales, más que de algún oscuro propósito consensuado o
alguna desidia contra ellas.
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