UN MAUSOLEO VACÍO: EL MEMORIAL DE LOS MÁRTIRES DE SANTA MARÍA DE IQUIQUE EN EL CEMENTERIO N° 3

 

Imagen de prensa, mostrando el acto de inauguración del monumento. Fuente imagen: diario "La Tercera" del domingo 9 de diciembre de 2007.

Coordenadas: 20°13'05.4"S 70°08'02.7"W

He escrito varias veces sobre memoriales de la Masacre de la Escuela Santa María de Iquique (21 de diciembre de 1907) y sus consecuencias, ya que aquel trágico suceso conforma un aspecto indivisible de la historia urbana, patrimonial y obrera del Norte Grande de Chile; un antes y un después de alguna manera, muy especialmente de Tarapacá.

El primer monumento relativo a aquella tragedia lo tuvieron las víctimas en la fosa del desaparecido Cementerio N° 2 de la ciudad iquiqueña, correspondiente a un mausoleo con la estatua de un obrero salitrero en la cúspide. Un memorial basado en aquel fue reconstruido en el frente del Cementerio N° 1 de calle 21 de Mayo con San Martín, para el centenario de la Masacre de Santa María de Iquique. Desde entonces, este parece ser el más importante homenaje que existe allá para los obreros caídos aquella aciaga jornada de 1907, o al menos el más conocido.

Sin embargo, la ciudad posee otro monumento con el mismo espíritu y homenaje, en gran parte también basado en el desaparecido mausoleo, su materialidad de madera y la figura de un obrero sobre él, aunque por alguna razón no es tan conocido ni visitado. Fue levantado dentro del Cementerio N° 3 en Pedro Prado (hoy Salvador Allende) con Bernardo O'Higgins, casi enfrente de la entrada, al inicio de la calle interior Vicente Zegers de la necrópolis. Técnicamente, de hecho, éste es el oficial de la conmemoración del centenario, aunque las circunstancias que veremos opacaron su importancia, realzando más el del Cementerio N° 1.

Como puede recordarse, el cementerio de marras tuvo protagonismo en el centenario de la masacre, ya que a pesar de ser el más nuevo de los camposantos "históricos" en Iquique, contenía la fosa en la que supuestamente habían sido trasladados los restos de los masacrados, hacia los años cincuenta. Empero, al tratar de ser ubicados los restos a partir de julio de 2007, no pudieron ser identificados como tales, dejando abierto hasta ahora un misterio que no ha sido resuelto sobre el destino de los cuerpos.

Mausoleo-monumento original del Cementerio N° 2 (desaparecido).

Monumento del Cementerio N° 1, inaugurado días después del que hay en el N° 3.

El monumento memorial del Cementerio N° 3.

A pesar de la frustración por los resultados de la primera investigación, el Gobierno Regional continuó con las actividades conmemorativas involucrando al propio Cementerio N° 3, con la construcción del gran memorial en el señalado lugar del acceso, que debía ser inaugurado en el día del centenario, en conjunto con la Corporación Museo del Salitre.

Aquel debía ser el primero y más importante de los memoriales en ser entregado a la ciudadanía, entonces, ya que el del Cementerio N° 1 -que corría por cuenta de la Municipalidad de Iquique- sería inaugurado unos días más tarde, casi encima de la fecha del aniversario, en lo que algunos juzgaron una absurda competencia entre el gobierno y el entonces alcalde Jorge Soria por apoderarse de la conmemoración oficial de este infausto suceso de la historia pampina.

La obra de nuestra atención significó una inversión de 34 millones de pesos aportados por el gobierno, mientras que el diseño y construcción quedó en manos de la Corporación Museo del Salitre. Fue fabricada con concreto y madera, formando una torre con dosel en donde está la estatua de madera de un trabajador, alusiva a los obreros asesinados y de evidente similitud con la del primer mausoleo desaparecido, al igual que la del memorial en el Cementerio N° 1. Tiene también la altura suficiente para verse desde afuera del camposanto, por encima de sus murallones.

La obra funde elementos del modernismo con la evocación a la arquitectura georgiana y victoriana de la ciudad, de aquella abundante en pino Oregón como materialidad, por tratarse de cargamentos que traían los antiguos clippers como lastre durante el auge salitrero. Este estilo y material es especialmente admirable en el céntrico paseo Baquedano.

En la parte inferior de este conjunto, precedida por un cobertizo con escalinatas, fue construida una bóveda para servir de sepulcro a los restos de las víctimas una vez que fuesen identificados, con las dignidades correspondientes. Pero el giro inesperado de inseguridades que tomó la historia al realizarse las exhumaciones del foso en que supuestamente estaban, justo atrás de las instalaciones del Instituto Médico Legal en el mismo recinto, condenaron a este espacio a seguir esperando por aquellos restos que continúan siendo considerados perdidos y que, según algunos iquiqueños, podrían estar en algún lugar de la zona ya urbanizada en donde estuvo el Cementerio N° 2, por avenida Sotomayor y cerca del N° 1.

Al acto inaugural del monumento funerario, realizado el sábado 8 de diciembre de 2007, contó con gran presencia de público, autoridades y delegaciones extranjeras. Además de la gobernadora Sara Benavides llegó el entonces ministro de interior, Belisario Velasco, en representación del gobierno de Michelle Bachelet. Muchas coronas de flores y estandartes rodearon su base, ese día.

El memorial fue bendecido por el entonces obispo de Iquique, Mario Órdenes, y se descubrió ante el público la placa inaugural de madera que aún se conserva en el conjunto. En sus inscripciones leemos, junto a los logotipos del gobierno de Chile y de la Corporación Museo del Salitre:

MEMORIAL DE LOS MÁRTIRES DE LA ESCUELA SANTA MARÍA
21 DICIEMBRE 1907 - 21 DICIEMBRE 2007

Mártires de la Escuela Santa María vuestro sacrificio no fue en vano, el recuerdo de aquella tragedia permanecerá por siempre en la memoria del pueblo.

En este memorial los pampinos hoy recuerdan a sus hermanos de ayer que masacrados y diezmados en la Escuela Santa María partieron inesperadamente un día.

Otra de las placas del monumento reúne las banderas de Chile, Argentina, Perú y Bolivia (nacionalidades de muchos de los obreros asesinados) con un fragmento de la célebre "Canción Final" de la obra "Cantata Santa María", de Luis Advis:

Ustedes que ya escucharon
la historia que se contó
no sigan allí sentados
pensando que ya pasó.

No basta sólo el recuerdo,
el canto no bastará.
No basta sólo el lamento,
miremos la realidad.

Luis Advis V. - Cantata Santa María de Iquique.

Financiamiento: Ministerio de Interior

Construcción: Corporación Museo del Salitre

Finalmente, una tercera placa instalada en el conjunto por la Corporación "Hijos del Salitre", dice al público en un tenor más político que las anteriores:

Sólo la clase obrera ha logrado superar la historia, en la lucha por la justicia social de sus derechos, al presentar hombres, mujeres y niños sus desguarnecidos pechos, a la metralla mortal asesina que los hiciera ingresar a la gloria.

Que la pampa nunca muera.

Homenaje de la Corporación "Hijos del Salitre"
21 de diciembre de 1907 - 21 de diciembre de 2007

En la ocasión de ser inaugurada la obra, además, el ministro Velasco dio un discurso asegurando que, con este memorial, se saldaba por fin una larga deuda histórica, rogando de paso que hechos como estos nunca se repitiesen. También anunció en aquel día que se estaba considerando hacer un llamado a expertos para que realizaran las pericias a los 2.342 cuerpos que habían sido rescatados desde la fosa del cementerio y que, en esos momentos, aún no se sabía con certeza si pertenecían o no a los masacrados. Velasco fue declarado "pampino honorario", en aquella ocasión, además.

El resto de la intrigante historia de los cuerpos exhumados, es conocida: finalmente, se determinó que no correspondían a los obreros muertos en 1907, de modo que nunca llegaron a la bóveda sepulcral del conjunto conmemorativo. Por el contrario, fueron depositados en un gran contenedor a la espera de decidir su destino. Hasta un incendio los afectó en ese período, probablemente intencional, antes de volver al descanso eterno y al olvido.

El monumento, o más exactamente el Memorial de los Mártires de Santa María de Iquique, en tanto, sigue esperando por aquellos restos perdidos de los hombres de la pampa calichera, para cobijarlos como un consuelo póstumo o acaso una disculpa simbólica en su mausoleo, hoy vacío. Al pie del monumento está la hermosa y elegante vieja carroza fúnebre de este cementerio, ya sin caballos ni finados. Cerca de ella, un altar con el popular San Lorenzo, santo patrono de los mineros y los conductores, de gran veneración en tierra nortina. Está totalmente integrado al cementerio, entonces, aunque incompleto en su intención original.

Quizá algún día se cierre ese círculo todavía abierto, con la identificación de los restos en su secreto escondite y su arribo al definitivo lugar de reposo eterno, en las entrañas del memorial del cementerio.

Comentarios

  1. Mensaje recuperado desde la primera publicación de este artículo en el blog URBATORIVM:

    Unknown1 de octubre de 2019, 18:36

    un valioso aporte a la cultura y recordar a los valientes que cayeron bajo las balas del estado

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