LA SILLA DEL PRESIDENTE: UNA LEYENDA QUE YA SE CONVIERTE EN LEYENDA
El tocón gigante hacia 1893 (fuente imagen: Panoramio horacioparrague).
Coordenadas: 41°25'4.56"S 72°54'53.02"W
En el Camino Viejo o Ruta V-505 de Puerto Varas y Puerto Montt, hacia la proximidad ciudad de Alerce en el sector de La Vara y poco antes del puente, hay un enorme tocón de alerce que yace allí talado desde el siglo XIX, probablemente desde los inicios de la ciudad, siendo llamado la Silla del Presidente. Los lugareños dicen que hay otros tocones ocultos en el paisaje, tanto o más grandes, pero aquí no hay duda: este es el símbolo de toda una época, cuando abundaron los alerces gigantes en la región.
Ubicado en un terreno por largo tiempo propiedad de don Jaime Batsch, a unos 7 kilómetros de Puerto Montt y a cerca de 3 de Alerce Viejo, se lo hallaba durante mucho tiempo sin las actuales indicaciones que lo dignifican o destacan en el llano. Tal vez sea demasiado tarde para ponerlo en valor, se preguntan muchos y con buenas razones para el pesimismo. A pesar de todo, los habitantes locales siguen contando a los visitantes que sobre este tronco se había detenido a descansar el presidente Montt, aunque no siempre está claro entre ellos cuál de los tres mandatarios de aquella familia fue. De ahí el curioso nombre, en realidad alusivo a Jorge Montt (1891-1896).
El alerce, una Fitzroya cupressoides, era enorme: el tronco tenía una circunferencia de 14 metros, pero no era único, pues la zona estaba llena de milenarios otros alerces de este tipo que fueron talados en la conquista de los territorios y la construcción de caminos y de líneas férreas. La ruta donde se encuentra hoy está pavimentada, pero antes era un viejo sendero de maicillo y piedra. Se puede ver al monstruoso tronco exactamente al lado del mismo, parcialmente tapado por un arbusto si se lo mira desde el sur de la carretera. Se calcula que tenía más de 2.000 años de antigüedad; hasta 3.4oo según algunas opiniones.
Las fotografías antiguas que existen del colosal tronco y que se conocen bastante en Puerto Montt parecen corresponder a fines del siglo XIX y otras hacia el año 1910. En una de ellas, la cercana al Centenario Nacional, aparecerían cinco profesores de la Universidad de Chile con sus colaboradores, según se el texto "Puerto Varas: 130 años de historia, 1852-1983" de Enrique Kinzel K. y Bernardo Horn K. El tocón gigante es mencionado también en el volumen diez del "Boletín del Museo Nacional de Chile", de 1917, en donde ya se advierte sin embargo, de lo quebradiza que era la madera que le quedaba aún a su estructura, parecida a un cono.
Otra imagen de la misma época (fuente imagen: Panoramio horacioparrague).
Imagen tomada hacia 1910, con el aspecto que tenía entonces el gran tocón de alerce.
Presidente Jorge Montt Álvarez (1845-1922).
Sin embargo, la historia del encuentro con un presidente tiene más de una versión, como toda leyenda... Esto cuando existe algo que escuchar, pues muchos locales entre las generaciones más jóvenes parecen haber olvidado ya en Puerto Montt y Puerto Varas la existencia de esta reliquia con la fama de haber recibido las aristocráticas e ilustres posaderas de un Montt encima. Claramente, hay cierto grado de desinterés ciudadano por lo que esta antigüedad representa en la provincia.
De acuerdo a lo expuesto en el libro "Puerto Montt: crónicas y testimonios de 150 años", del padre Eduardo Tampe, fue el presidente Pedro Montt el que se sentó allí. Esto se escucha bastante en la zona, aunque las fechas informadas no puede ser correcta si tal fuera el personaje: 18 de febrero de 1893, en circunstancias de que don Pedro gobernó de 1906 a 1910. Otras fuentes tienen mejor respaldo y mencionan a Pedro Montt pero sin indicar fechas, como los manuales turísticos "Guía de viajes Bancosorno" de los ochenta y "Turistel" de los noventa y década siguiente, además de algunos portales de internet invitando a conocer la región. Se agrega que la visita presidencial tuvo lugar cuando estaban mirando los avances de la construcción del ferrocarril longitudinal. No olvidar, además, que este lugar del tocón gigante queda cerca también de la vieja Estación Alerce.
A quien se han estado refiriendo en realidad autores como el padre Tampe y las guías turísticas es a don Jorge Montt Álvarez, el mismísimo presidente de Chile después de la Guerra Civil. Como se sabe, este fue el primer mandatario en realizar una visita oficial a Puerto Montt, de modo que quienes debieron haberse sentado en el famoso tronco habrían sido él y su equipo de acompañantes de aquel año de 1893. Esto es lo que sostiene, por ejemplo, el profesor de historia don Juan Carlos Velázquez, en sus columnas para el diario "El Llanquihue".
Cabe aclarar, sin embargo, que la relación del nombre y la historia original de la ciudad con don Manuel Montt, mandatario entre 1851 y 1861 e impulsor de la fundación del puerto con su apellido, algo que también parece inducir a las confusiones. Si nos guiamos por los libros, por ejemplo, vemos que la creencia es descrita por Oreste Plath en "Geografía del mito y la leyenda chilenos", pero dice que sobre la Silla del Presidente se habría sentado don Manuel. Detalla que, en una visita realizada en pleno período de la colonización alemana del territorio, "viose necesitado de hacer descanso en este sacrificado viaje, sentándose en el referido tronco". Algo parecido dicen Kinzel y Horn sobre la leyenda.
Más allá de las razonables confusiones que involucra toda tradición oral y pesar de la solemnidad que se dio al árbol muerto con tan pomposo nombre, es curioso que la comitiva de don Jorge Montt, quien ya vimos sería el que supuestamente se sentó en él, habría colocó este apodo en forma jocosa al tronco. De ser real la historia, sería tal vez porque su forma también era parecida a la del trono de un gigante, muy ostentoso. Sin embargo, popularmente quedó cristalizado como la Silla del Presidente muy por encima de lo accidental, recordándosela así a perpetuidad.
Vista actual del tocón junto a la carretera (Fuente: diario digital El Repuertero).
Tal como se veía hasta hace pocos años (Fuente: Panoramio jack-ripper).
El tocón, en un nublado día del verano de 2022.
Interior del tocón, revelando lo poco que queda del mismo.
Cartel informativo dispuesto para los visitantes que van de sur a norte.
Vista del tronco desde la parte posterior, junto a la ruta.
Desde entonces, se ha asociado tradicionalmente a la Silla del Presidente de la leyenda de Montt con aquel descrito tronco de alerce del sector La Vara, en el Camino Viejo. Sesiones de la Cámara Baja realizadas en 1972 y en las que se proponía el hermoseamiento de este lugar y otros atractivos de esta ruta interior, también sugerían que este tocón (y no otro) era el original donde se habría sentado el mandatario de camino hacia la ciudad. Hasta donde sé, no parece haber duda oficial de que corresponde a tal, pero veremos que sí parece haber algunas posibilidades de que no lo sea.
Empero, aunque la actual Silla del Presidente con su tronco hueco debe ser sin duda el tocón más grande a la vista de los viajeros, cuesta caer en total convencimiento -o resignación- de que este sea efectivamente, el mismo que aparece en fotografías antiguas señalado como tal. Se puede advertir su notorio menor tamaño actual, atribuible a la erosión ambiental y la acción de los matorrales que suelen crecer con insistencia sobre el mismo. Cuesta imaginar que este lugar más bien llano estuvo repleto de árboles similares alguna vez, extraordinariamente viejos y grandes, en un bosque tristemente desaparecido. El tronco mocho es, pues, alegoría de lo poco y último que puede quedar de toda aquella generación ancestral de alerces que había entre el Lago Llanquihue y el Estuario del Reloncaví, por donde ahora va la ruta.
Por más que miro y comparo las fotografías antiguas con el actual tronco, entonces, me parece que las proporciones de este último son escalofriantemente menores. Otras dudas podrían surgir sobre la identidad de este tocón y su correspondencia con el mismo del mito: en ciertos documentos como el "Boletín del Ministerio de Agricultura" de 1938, se habla en pasado del tronco. En efecto, se dice allí "que antes estaba cerca de Puerto Montt" y que "tenía 15 pies en diámetro", como si ya hubiese desaparecido, algo posible considerando los revisados datos donde ya se comentaba del mal estado de conservación en que se hallaba. Plath también hablaba de él en pasado, como si no existiera ya o se diera por hecho lo poco y nada que queda de él. Sin embargo, preferimos pensar que el de La Vara, efectivamente, es el que se indica, que no habría confusiones y que las reseñas hablando en pasado de él lo hacían sólo por el centralismo y la falta de confirmación de que aún existía, a la sazón.
De sus medidas concretas -y más allá del engaño al que pueda inducir la percepción- observamos que, mientras fuentes más antiguas son precisas en señalar que la circunferencia del tronco era de 14 metros, como el mencionado "Boletín del Museo Nacional de Chile" de 1917, esta parece ser menor ahora. El distinguido botánico Carlos Muñoz Pizarro, por ejemplo, confirma que el actual mide 12.5 metros en "Chile: plantas en extinción", de 1973. Y aunque en esto quizá haya influido también la erosión y hasta la explotación de su madera en el pasado, hoy mide poco más de 2 metros de altura, mientras que el antiguo andaba por los 4 metros. Además, en 1926 Jorge Schwarzenberg y Arturo Mutizábal hablaban en "Monografía geográfica e histórica del archipiélago de Chiloé" de al menos dos troncos que quedaban todavía como recuerdo de aquel viejo bosque de alerzales arrasados: el original de la Silla del Presidente y otro que fue intervenido por un colono alemán
Por último, también resulta hasta sospechoso que el tocón que hoy es considerado como el de la leyenda en esa misma ruta de Camino Viejo, sea prácticamente el último visible y al alance del público de todos aquellos troncos gigantescos que hubo alguna vez en el camino, salvo por uno que otro caso en la zona. Aunque hemos dicho que preferimos tomar el camino más crédulo y optimista, incomodaría la posibilidad de que la tradición oral lo haya asociado casi como un consuelo a la Silla del Presidente, que ya pudo haber desaparecido hace mucho tiempo víctima del desdén, las polillas y las termitas... Si no es el caso, su majestuosidad de todos modos se ha acabado en gran parte, tras acumular tanto daño y reducción.
El penoso estado del tronco sería peor, sin embargo, si no fuera porque se ha tratado de conservarlo gracias a esfuerzos voluntarios y la participación de algunos vecinos. Esto sería un punto a favor para quienes aseguran que es el tronco original y definitivamente el mismo de la leyenda, como indica el panel informativo allí instalado, pues habla de un interés antiguo que ha existido por perpetuar la existencia de este tocón en particular y no de los otros que pudo haber allí. De hecho, en marzo de 2008 alumnos del Liceo Berta Villegas fueron a limpiarlo y restaurarlo conscientes de las pésimas noticias que circulaban sobre su estado de conservación, con autorización del mismo señor Batsch. Hasta los noventa, además, era la Municipalidad de Puerto Montt la que se tomaba estas responsabilidades.
No intentamos ser tajantes en algo que compete más a investigadores culturales locales e historiadores de la provincia, sin embargo: quizá sólo cuesta aceptar cuánto se ha reducido esta maravilla patrimonial en todos estos años... Reducida y deteriorada al punto de que se ya hace poco reconocible, si la comparamos con sus indicadas antiguas imágenes, salvo por uno que otro detalle.
De todos modos, el tocón se ha constituido como un interesante atractivo para la zona, especialmente por su fácil acceso a un costado de la vieja carretera. Sin embargo, esta misma exposición lo ha puesto en riesgo, como ha sucedido con incendios forestales muy cercanos al lugar sucedidos el año 2008, los que llegaron a sólo 50 metros de él. No menos peligro representan las imprudencias de los visitantes y la falta de mantención en períodos prolongados. Hasta carteles de venda de propiedades fueron a clavarle en una oportunidad, causando gran molestia de los defensores del patrimonio puertomontino. Para peor, en la ciudad se reclamaba también que habían viajeros usándolo como baño (!).
Actualmente, el enorme tocón está rodeado de una pequeña pirca y se ha reforzado su madera con alambres, creándose una especie de plaza en el lugar preciso que ocupa junto al camino. El cartel informativo lo presenta al público como la "silla" del presidente Jorge Montt en 1893, despejando las confusiones y destacando sus cerca de 3.000 años de edad, que es el verdadero gran valor de esta singular reliquia. Sin embargo, su situación material sigue siendo bastante precaria, como se constata al acercarse al mismo.
Tal vez ha llegado la hora de proceder a hacer efectivo un estatus de protección a lo poco que queda del enorme tronco de la Silla del Presidente, antes que esta leyenda hecha materia pase en forma definitiva a ser sólo eso: una leyenda, abstracta e intangible, sin pruebas terrenales.
Comentarios recuperados desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarRudy Orlando Carrasco P.21 de junio de 2017, 14:37
Los felicito por el artículo. No abunda mucho la seriedad para tratar estos temas y esto merece un reconocimiento. Lo que sí puedo asegurar es lo siguiente: El tronco fue conservado por la tradición desde el siglo XIX, sufrió algunos incendios y el hacha de algunos depredadores le hizo mucho daño; de la misma manera fue destruído El Tunel de los Enamorados al norte de Alerce. A comienzos del siglo siguiente se conocía todavía con el mismo nombre, en los años 50 la empresa Varmontt puso un letrero de madera sobre el tronco en que se leía "Silla del Presidente".
ResponderBorrar
Unknown29 de diciembre de 2018, 10:04
Muy bueno y que lástima, afortunadamente hay un santuario camino a colonia Rio Sur, ojala siga protegida.