LANCES Y ROMANCES DEL RECUPERADO TEATRO GALIA EN LANCO
Coordenadas: 39°27'09.7"S 72°46'31.3"W
Lanco es un hermoso poblado que se localiza entre los brazos del río Cruces, en los límites de la Región de los Ríos con La Araucanía. En cierta forma, se lo considera surgido con la llegada de los ferrocarriles a la zona, a principios del siglo XX. Guarda varios bellos secretos entre sus antiguas cuadras, entre los que está el romántico caso del Teatro Galia, vuelvo a la vida recientemente.
Como fue mi caso, entonces, se hace una parada necesaria entre los viajeros que van a Panguipulli y la ruta interior lagos sin tomar la alternativa de hacerlo desde Villarrica. Esta posición estratégica de Lanco en las vías de actividades madereras, agrícolas y ganaderas le valió la denominación de Puerto Seco, especialmente después de la llegada del inversionista Pedro Salvadores, quien en los años treinta instaló su próspero negocio de madera con el que se construyó también buena parte del propio poblado y de las vías de ferrocarriles de la zona. Esta bonanza atrajo a trabajadores de distintos orígenes y nacionalidades, dando forma al paisaje humano de Lanco.
Reconocido como comuna en 1917 y gracias a los esfuerzos iniciados por el diputado liberal Luis Urrutia Ibáñez, todavía puede reconocerse en Lanco mucho de su encanto originario, ofreciendo en pocas cuadras una gran concentración de residencias históricas o puntos patrimoniales. De este sitio encantado han salido importantes celebridades nacionales, además, como el locutor Raúl Matas, el campeón de rodeo Juan Carlos Loaiza y las estrellas basquetbolistas los hermanos Salvadores Salvi, homenajeados en el hombre del gimnasio local. Todos ellos deben haber estado sentados en sus infancias en el teatro de nuestro interés.
La vida allí ha sido como la de muchos otros pueblos de estas provincias, procurando concentrar desde el inicio tanto como pudo para satisfacer las necesidades de sus habitantes: hoteles, plazas, edificios administrativos, mercadillo y, por supuesto, un teatro propio. Esta sala está en calle Arturo Prat 139, enfrente de la Plaza de Armas, con una inconfundible fachada de madera y diseño puntillosamente simétrico.
Fachada del teatro, antes de las reparaciones. Fuente imagen: sitio del Consejo de Monumentos Nacionales.
Deplorable aspecto del mismo teatro, antes de comenzar los trabajos de recuperación. Fuente imagen: sitio 14 Sur.
Aspecto actual del edificio, ya recuperado y restaurado. El patio lateral (derecha de la imagen) hoy está completamente despejado.
Vista del lado posterior del teatro, por calle Unión.
Acceso al edificio, por el frente. Se observan sus detalles provenientes de la escuela art decó.
Mamparas y cristalería en el acceso hacia el remodelado hall del edificio, en donde hay una pequeña exposición permanente.
El teatro fue construido por don Felipe Barthou Lapouple y Juan Poblete Saint-Simon a partir del año 1943, siendo diseñado por el primero de ellos siguiendo el modelo balloon frame pero bajo algunos influjos o remanentes de lo que había sido el movimiento art decó, aunque la materialidad le otorga también algún leve aire neovictoriano como el que puede verificarse paseando por Valparaíso e Iquique. Más aún, el Galia es reconocido como uno de los últimos teatros que fueron construidos principalmente de madera en el país, en una época cuando ya predominaba la albañilería en esta clase de inmuebles, quedando solo uno dos casos más en pie dentro la región, como es el Teatro Municipal de Purranque.
Cabe observar que el señor Barthou, francés, comerciante y miembro de la masonería, había sido uno de los precursores de la gran actividad comercial de Lanco, conjeturándose incluso que sus simpatías con la ilustración franca y la logia lo llevaron a escoger dicha ubicación del teatro justo tapando la vista hacia el templo parroquial de la calle Unión, como anunciando un nuevo tiempo para la comunidad. Hay algunos símbolos en el artesonado del cielo en la nave sobre la platea, con triángulos que algunos también interpretan como posiblemente alusivos a la masonería. El nombre que dio al teatro, Galia, era también un homenaje a la tierra de sus ancestros en Francia, Bélgica y Germania, la cuna de los pueblos galos.
Inaugurado en 1945, el edificio teatral ocupa cerca de 636 metros cuadrados de superficie, cruzando centralmente la cuadra desde Prat a Unión, aunque su parte posterior hoy está con vanos cerrados y un poco inhóspito. Su aforo era para 500 personas, distribuidas en 28 butacas de platea, 96 de palco y 176 de galería. Aunque su puesta en marcha se señala con las presentaciones musicales, teatrales y artísticas en vivo, en 1955 se construyó en él la sala de proyecciones y así quedó constituido como cinematógrafo, con gran asistencia regular de público hacia los tiempos del terremoto de 1960.
Como sucedía con muchos teatros de pueblos, el edificio se volvió un punto de encuentro y actividad social que los lanquinos más viejos recuerdan bastante bien. Como espacio comunitario, las familias que concurrían a las funciones de espectáculos se encontraban dentro de aquellas dependencias o en los negocios del comercio en su exterior, viniendo a servir para funciones de sociabilidad e intercambio. Fue gracias a esta sala, además, que muchos pudieron conocer las películas de Charles Chaplin, Mario Moreno Cantinflas, Ingrid Bergman, Libertad Lamarque, las obras de la edad dorada del cine mexicano (que tanto han influido en el gusto musical de estas regiones) y superproducciones como el inicio de la saga "Star Wars".
Hacia 1963, el Teatro Galia fue vendido al Club Deportivo Juventud. Aunque se trataba de una asociación futbolística, la intención del club era continuar con la actividad cultural y artística que se concentraba en el mismo. Sin embargo, a partir del año 1970 hay cambios drásticos en la economía de la provincia y se cierra el ramal Lanco-Panguipulli, que había proporcionado muchos pasajeros del ferrocarril a la zona durante sus buenos tiempos. Ese mismo año, el teatro fue tomado bajo régimen de arriendo por la familia Aravena, quienes lo dedican casi enteramente a actividades de proyección de cine.
La debacle del cine-teatro sobrevino con rapidez y así, en 1980, tuvo lugar su última proyección. La escasa utilización del mismo aceleró de manera grave el deterioro del edificio y en algún momento hasta se pensó que desaparecería. Entre 1990 y 2000 permaneció con nula actividad como teatro, destinándose algunas dependencias del mismo a servicios de oficinas. Mientras tanto, seguía acumulando daños, envejecimiento y olvido.
Sin embargo, ese mismo año 2000 llegó a Lanco la conexión con la Ruta 5 Sur, devolviendo muchos visitantes hasta la localidad, especialmente en la temporada de verano. Cinco años después, llegó a Lanco en visita oficial el presidente Ricardo Lagos, anunciando su compromiso por recuperar el edificio teatral. A la sazón, el Galia sorprendía a muchos viajeros, pues a pesar de su deslucido estado aún evidenciaba la belleza de su arquitectura y permitía intuir la importancia patrimonial que tuvo en el poblado. La atención por la cultura que llegó poco después con los preparativos de las celebraciones del Bicentenario Nacional, también hizo alguna parte en el interés por sacar de la oscuridad al teatro y así fue suscrito al Programa Puesta en Valor del Patrimonio, de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo.
Comprendiendo la importancia del mismo, entonces, la municipalidad compró el teatro al Club Deportivo Juventud en 2009, poniéndose en marcha un plan de rescate. Una placa hoy agradece al mismo club en el interior del edificio "por su aporte y compromiso de preservar parte de nuestra historia, facilitando la adquisición del Teatro Galia por parte de la Ilustre Municipalidad de Lanco". Cumpliendo con lo que se había solicitado, fue declarado Monumento Histórico Nacional por Decreto N° 45 del 23 de enero de 2013, atendiendo su "alto valor histórico, arquitectónico, constructivo, urbano y social, que lo convierte en un hito de la comuna de Lanco".
La recuperación material del Teatro Galia comenzó en 2017, a cargo de la propia Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, con un financiamiento del Gobierno Regional que ascendió a 2.196 millones de pesos. En su peor momento, el estado exterior del edificio había sido deplorable, totalmente agredido con pintura aerosol y destrucciones de sus materiales, anunciando al observador un poco de lo que también podía encontrarse dentro del mismo, en donde ya habían llegado plagas devoradoras de madera y los efectos nefastos de la humedad. La empresa Kalam había quedado a cargo de la restauración integral y la puesta en valor del edificio, además de ejecutar obras de estabilización estructural, musealización interior, recuperación de pinturas murales de la pintora lanquina Violeta Barthou a los lados del escenario (alegorías "Juventud" y "Primavera") y de algunos elementos originales como los soportes metálicos de las butacas o los aparatos antiguos del cine.
Los trabajos culminaron su etapa central en 2019, como celebra una placa empotrada en el hall. Se prolongaron con detalles hasta en el año siguiente, sin embargo, siendo presentadas completas al público en enero de 2021. Su nueva capacidad quedo definida para 241 personas distribuidas en dos niveles de butacas: palco y balcón. También se renovó completo el hall del acceso con mamparas, la exhibición de dos viejas proyectoras de cine, una nueva sala de proyección y se separaron las oficinas destinadas a áreas administrativas, implementándose también una cafetería junto al vestíbulo y algunos paneles infográficos.
El patio lateral, en tanto, fue convertido en estacionamientos y se adosaron al suelo algunas placas informando cronológicamente de hechos históricos relacionados con la vida del teatro. También se implementaron visitas guiadas dentro del mismo, manteniendo así su permanente apertura a la comunidad y los turistas. Los aspectos técnicos de todo aquel esfuerzo pueden consultarse en "Teatro Galia Lanco" de Pablo Guzmán Vergara.
Sin duda, he podido observar en Lanco una de las recuperaciones más felices, necesarias y bien logradas de edificios que han sido parte de la semblanza popular en estas regiones al sur del país, además de ser valioso testimonio del progreso y la conquista humana en los mismos territorios.
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