EL PALACIO DE LA CASA GIMÉNEZ: UNA AUTÉNTICA JOYA ARQUITECTÓNICA DEL NORTE GRANDE
Coordenadas: 23°39'0.44"S 70°23'47.88"W
Justo
en la esquina del actual paseo Manuel Antonio Matta con calle
Baquedano, en pleno centro comercial de la ciudad de Antofagasta, se encuentra un
cautivante y hermoso edificio que, estoy seguro, debe estar entre los
más bellos e interesantes de todo Chile, además de ser un homenaje al
eclecticismo y al refinamiento arquitectónico.
Se
trata del denominado Palacio de la Casa Giménez, por alguna extraña
razón aún no declarado Monumento Histórico Nacional a pesar de sobrarle
méritos. Es un excelente caso de arquitectura arabesca de tipo mudéjar
bajo influencia sevillana, y diría que con toques de neoclásico en sus
columnas y de neogótico en sus vanos, surgido desde el tablero del
arquitecto español José Espiau y Muñoz, y construido por su compatriota
Jaime Pedreny Gassó, quien había instalado su oficina de arquitectura en
Antofagasta.
La
historia de este edificio comienza cuando el comerciante español
residente en la ciudad chilena, don Ismael Giménez y Giménez, decide
fundar una casa comercial después de haber disuelto la sociedad que
mantuvo desde 1915 con su paisano Enrique Longueira, en los almacenes de
telas La Camelia de calle Latorre, hasta que este último decidió
retornar a la Península.
Giménez
había conocido en España el estilo y talento del arquitecto Espiau,
quien había ejecutado poco antes los planos del magnífico edificio de la
casa Ciudad de Londres, en la calle Cuna de Sevilla. Hombre
observador, inquieto y de pequeño tamaño, quedó cautivado con la hermosa
obra. Interesado en obtener este mismo aspecto para su nueva tienda,
contactó a Espiau comprándole los planos para traerlos a Antofagasta,
durante el viaje que realizó a su patria natal con su esposa doña María
del Valle, hacia 1918.
Hallándose
ya de regreso, Giménez entregó estos planos a la oficinal del
arquitecto Pedreny, mismo que ha dejando sus huellas en importantes
otros trabajos locales como el Teatro Nacional, la Casa Abaroa, la sede
del Banco Anglo Sudamericano y el Palacio de la Municipalidad que hoy
ocupa la Casa de la Cultura.
Imagen de la Iconoteca de la Universidad de Antofagasta, con el edificio en construcción.
Vista del edificio hacia 1940, en imagen de J. Quiroga (Museo Histórico Nacional).
El
bello edificio de los "Almacenes Giménez" en los buenos años de la
tienda. Fotografía del Estudio de J. Quiroga. Fuente imagen: Flickr Santiago Nostálgico de Pedro Encina.
Adaptados
los planos del edificio español Ciudad de Londres, se ampliaron las
dimensiones de las arquerías curvadas en la fachada y los torreones.
Pedreny comenzó a construir en un sitio eriazo de la calle Matta (por
entonces llamada Angamos) con Baquedano, que había sido adquirido por
don Ismael para instalar sus grandes tiendas, parte de cuyos materiales
de construcción también había comprado en su último viaje a España, como
azulejos sevillanos, cemento sueco y vidrios europeos, a los que agregó
acá maderas de calidad y fierros estructurales o de forja artística.
El
inicio de las obras tiene lugar el 19 mayo de 1923, según comenta Juan
Floreal Recabarren Rojas en sus "Episodios de la vida regional", y
Giménez habría debido lidiar con muchos aguafiestas que intentaron
persuadirlo de no seguir adelante con su empresa, pues se creía que un
edificio comercial de tales características en una ciudad que no fuera
Santiago o Valparaíso, iría directamente al fracaso. Justo se transitaba
por la crisis salitrera iniciada en 1921, además, y fue todo un desafío
para los encargados del proyecto el encontrar mano de obra calificada
para esta clase de desafíos de construcción y decoración, allí en
Antofagasta.
Tras
un largo tiempo de trabajo y de gastos, la firma que pasaría a ser
Ismael Giménez y Hno. (sociedad constituida con su hermano Benjamín
Giménez) está lista para inaugurar el pomposo edificio, en cuyo nivel inferior
iba a colocar el almacén de tienda y zapatería; la sección confección de
ropa iría en el segundo piso; la de sastrería, juguetería y artículos
de niños, en el tercero; y en el cuarto se colocaría la sección de
ventas al por mayor. En el nivel quinto estaría su propia residencia
familiar.
Giménez
alcanza a publicar en la prensa algunos anuncios, informando del
inminente debut de su enorme tienda. Sin embargo, la tragedia lo golpea
justo por esos días: con sólo un año y medio de vida, fallece su amada
hijita María Giménez, devastando el ánimo de la familia y obligando a
postergar el corte de cintas.
Sólo
en diciembre de 1924, tras superar las penas profundas y recuperar sus
energías, inaugura la tienda pero de manera muy quitada de bulla, aunque
sí en medio de la expectación popular. El público corre a conocer sus
telas de importación, tejidos, calzados, sombreros, sedas, cortinas y
confecciones. Todos quedan fascinados con la imponente fachada del
edificio, resaltando sus arcos arabescos angrelados, germinados y
entrecruzados en las balaustras. Por muchos años más será una de las
construcciones más características y famosas de la ciudad.
Comenzaba
así la época de los Almacenes Giménez, liquidando su vieja tienda de La
Camelia. La ciudad nunca antes había visto un centro comercial de
estas características, equivaliendo en su tiempo a lo que ahora serían
los grandes malls. Fue, además del primer edificio de estas
dimensiones que se construyó en Antofagasta, también el primero con
ascensor de todo el Norte de Chile, valiéndose de un elevador suizo Schindler para facilitar el desplazamiento por sus cuatro pisos de
altura, con torreones y balcones que dan cuerpo al exterior del quinto
nivel, en lo alto de los 28 metros de altura del inmueble. Cerca de un
millón y medio de pesos desembolsó Giménez en su sueño, dinero que
muchos todavía creían dilapidado en una fantasía que naufragaría con
rapidez.
Sin
embargo, la grave crisis mundial luego de la Caída de la Bolsa de 1929 y
el desplome de la industria salitrera, vinieron a darle la razón a los
peores agoreros: las ventas de los Almacenes Giménez se derrumban y
don Ismael se ve en la obligación de declararse en quiebra, consiguiendo
un empleo en la Casa Importadora Alemana por 2 mil pesos mensuales,
según informa Recabarren.
Luego
de un año atrapado en estas dificultades, y con ayuda de su hijo
Ismael, el activo empresario vuelve a abrir sus almacenes. "Tendrá que caerse toda la ciudad antes que se derrumbe mi casa",
decía con optimismo y orgullo, a pesar de todas las vicisitudes. Su
tienda ha causado cambios profundos en el paisaje urbano, además, y el
barrio se ha vuelto eminentemente comercial ya hacia los años cuarenta.
Giménez
regresa a su España querida en 1963, pasados los 80 años de edad, para
atender ciertas dolencias de salud de su esposa, volviendo a Antofagasta
un tiempo más tarde. Falleció en 1967, de un ataque cardiaco,
siguiéndolo su viuda en el camino a la tumba poco tiempo después.
La
sucesión familiar mantuvo la tienda, renombrada como los Grandes
Almacenes Giménez y usando el slogan publicitario "El palacio de la
economía".
También se abrieron sucursales en calle Prat y en Baquedano esquina
Latorre. Cuando cerró definitivamente, creo que hacia los años ochenta,
se arrendó el edificio a distintas casas comerciales. Sus habitaciones
de la residencia en los pisos superiores, en tanto, fueron quedando
desocupadas, moradas sólo por recuerdos. Por fotografías particulares y
de prensa confirmo que, hasta hace poco más de diez años años, se
encontraba en las ex dependencias de la célebre casa Almacenes Giménez
una tienda de la cadena ABCDin. Actualmente, el mismo espacio es
ocupado por la farmacia.
El
fastuoso Palacio Giménez, como es conocido, representa así un caso
único de arquitectura de este tipo e influencia en el Norte Grande de
Chile. Por el bien patrimonial y cultural de Antofagasta y mientras no
exista algún instrumento de protección y conservación aplicado sobre el
histórico inmueble, realmente esperaría que en realidad tenga que caer
la ciudad completa antes que se derrumbe esta maravilla estética, como
pregonaba don Ismael, enseñoreando la esquina de Matta con Baquedano
desde hace 90 años.
Comentarios recuperados desde el lugar de publicación anterior de este artículo, en el sitio URBATORIVM:
ResponderEliminarUnknown24 de noviembre de 2016, 16:46
Hermosos recuerdos de mi familia Gimenez
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Hector G. Sorich Rojas8 de agosto de 2018, 20:48
Siempre disfruto con los comentarios relacionados con El Edificio de los Almacenes Giménez de Antofagasta y el tesoro pictórico y ornamental que el guarda, ya que tiene que ver con mi abuelo Sixto Arturo Rojas Acosta quién pinto los murales, las veces que he visitado Antofagasta siempre esta cerrado, las obras solamente las he visto en esta página, gracias a Dios he ido descubriendo lo que había detrás del personaje, mi abuelo. Quedo a su disposición si se necesita alguna información relacionadas con la pintura, con articulos de diarios en Chile y Perú, o del Dirigente Obrero