TERMINAL RODOVIARIO DE ARICA: LA HISTORIA DE UNA GRAN PIRÁMIDE METÁLICA
Coordenadas: 18°28'22.50"S 70°18'17.48"W
Nota:
artículo redactado y publicado en 2013, en mi sitio Urbatorivm.
Trasladado hasta acá en 2022, sin actualizaciones ni adiciones.
El
Terminal Rodoviario Nacional es uno de los edificios más curiosos de
Arica y conocido necesariamente por todo visitante que llegue o se vaya
por tierra. Como muchos otros casos de arquitectura en hierro, su enorme
galpón angulado desentona bastante con el estilismo urbano que
caracteriza al resto de la ciudad, especialmente por lo que en su
momento fueron audaces pretensiones modernistas, pero de ninguna manera
se puede decir que pasa inadvertido.
Es
más: su inconfundible forma de pirámide trunca, lo hace a prueba de
distraídos con riesgo de perderse buscando la terminal de buses. Con una
mirada a esa mole rojiza de metales, nunca más se la podrá olvidar allí
en en Diego Portales 948, entre las calles Alfredo Raiteri
y Hernán Trizano, cerca de la avenida Santa María. Es tan
característico que incluso funciona como pieza iconográfica, figurando
su imagen en el logotipo de la agrupación Comerciantes Asociados Ltda.
Terminal Rodoviario.
La
obra fue levantada por la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU),
pero con grandes dificultades para consumar el proyecto por razones de
financiamiento y también cuestiones de contexto político. Aunque en los
tiempos del Presidente Carlos Ibáñez del Campo impulsando el desarrollo
de Arica ya se hablaba de la necesidad de mejorar la infraestructura
turística con una terminal de buses moderna para la ciudad, recién hacia
1971, durante el Gobierno de la Unidad Popular, se inició un proyecto
concreto en base a la propuesta ganadora del concurso público,
perteneciente al arquitecto Raúl Pellegrin Arias.
Imagen
del edificio en 1976, cuando se anunciaba la inminente etapa final de
su construcción y habilitación. En lo fundamental, se mantiene
prácticamente igual su aspecto exterior. La pequeña palmera que se ve en
el vértice inferior, sin embargo, hoy es un corpulento árbol en el
bandejón de avenida Portales.
Vista del edificio en la actualidad (2013). Básicamente y salvo por algunas adiciones, se mantiene exactamente igual.
Observación desde el lugar del acceso, técnicamente el frente del edificio.
Así
se pudo iniciar materialmente el plan de construcción de este edificio
ante la expectación de la comunidad ariqueña. Pero el proyecto no tardó
en comenzar a tropezar con varios obstáculos y retrasos, quedando en
suspenso hacia los días que siguieron al Golpe Militar de 1973.
El
gran decaimiento de la economía regional durante este período y en el
posterior del Régimen Militar, mantuvieron en ascuas el proyecto. La
construcción del edificio se había prolongado ya por cerca de cinco
años, permaneciendo casi fantasmal y paralizado hasta que, recién en
marzo de 1976, la Junta de Adelanto de Arica anunció la proximidad de la
entrega de la obra, en cinco meses más. Para este objetivo, se le
asignaron 500 mil pesos que provendrían tanto de la Junta como de la
CORMU.
Hasta
entonces, la definición de los puntos de abordaje en el transporte
ariqueño se estaba volviendo un verdadero caos, pues a falta de un punto
de concentración operaban en forma más bien dispersa todas las líneas
interprovinciales e internacionales de buses, microbuses, taxis y
colectivos. Tampoco existía un sistema realmente ordenado y
geográficamente centralizado para la adquisición de pasajes y para
acoger al comercio o los servicios que suelen estar asociados a esta
clase de instalaciones, como expendios de alimentos, kioscos de
recuerdos turísticos, cafés, baños, duchas, etc.
Tras
la inauguración del gran Terminal Rodoviario, entonces, el cambio y
ordenamiento del sistema fue notorio en Arica. Largo tiempo más se
empleó para seguir haciéndole mejoras y detalles, aunque muchos no
quedaron satisfechos con el aspecto poco conservador del edificio ni su
distancia del centro de la ciudad.
Con
planta cuadrada de unos 50 por 50 metros bases, el edificio converge
sus ángulos ascendentes hacia un alto tragaluz o lucerna central en la
cima de su forma piramidal, con una loza trasera para los buses y que
debe tener más o menos la misma planta, hasta la calle Río San José
escondida tras la terminal. A esta loza se accede por cuatro puertas de
pasajeros directas a los andenes.
Creo
que su estilo parece influido por la vanguardia monumental y
funcionalista de la Unión Soviética. Presumo que esto se explicaría
quizás por la conocida simpatía que tenía el arquitecto Pellegrin por el
movimiento bolchevista internacional y sus rotundas corrientes
estéticas, pues hay algo de inspiración que podrían adjudicarse a los
modelos constructivistas de Tatlin, Ginzburg o los Vesnin. También hay
rasgos de brutalismo estructural en el diseño, y el zócalo de toda la
edificación muestra lo que me parecería algo de inclinación bauhaus tardía,
incluso en intervenciones y adiciones que podrían ser posteriores. Este
detalle se observa especialmente en sus vanos, módulos de escalas
exteriores y hasta la geometría de garitas interiores.
El
edificio no siempre ha sido escenario de buenas noticias, sin embargo,
especialmente al verse comprometido en cuestiones coyunturales de la
vida nacional. En abril de 1986, por ejemplo, se intentó un criminal
atentado explosivo en el lugar, que milagrosamente no costó la vida de
ninguna persona aunque sí dejó heridos. Al volver la democracia en los
noventa, además, también hubo ciertos movimientos huelguísticos en las
instalaciones, que paralizaron por momentos las salidas de buses desde
allí.
Y si bien la terminal nacional es de propiedad municipal con
operación y administración a concesiones, el vecino recinto de la
terminal internacional fue privatizado hace algunos años en
circunstancias que causaron molestia y controversia entre la comunidad
ariqueña. Mientras escribo estas líneas, de hecho, rondan serios rumores
en Arica sobre una privatización lista para llevarse adelante en la
terminal de la pirámide.
El
lugar tampoco ha estado ajeno a la delincuencia común ni a los choques
con delincuentes y hasta algunos de inmigrantes problemáticos asaltando a
turistas chilenos y extranjeros, por cierto. El movimiento de dinero
atrae a los rufianes y ya es algo de cada semana, casi. En el último
verano de 2013, por ejemplo, supe de un agresivo asalto que acababa de sucederle
a un matrimonio de turistas franceses en la terminal, por parte de una
pareja de ciudadanos peruanos. A los pocos días un paisano de los mismos
atacó a una mujer y robó una gran cantidad de dinero, pero fue atrapado
por los demás pasajeros ganándose una pateadura. Y un mes después, un
peruano y un español robaron maletas y dinero a un turista inglés,
siendo capturados por Carabineros de Chile. Varias veces han sido
detenidos también indocumentados o traficantes que intentan ingresar o
salir de Arica, pues los problemas neurálgicos de la ciudad fronteriza
claramente se reflejan en este sitio específico.
Aunque
hay ocasiones en que el movimiento interior podría sugerir que la
terminal está un tanto subutilizada, se presencia cierta actividad
comercial interesante dentro del mismo recinto. De los boliches con
expendios de alimento, el más famoso y popular es el restaurante
"Rodobar", con acceso por escalas exteriores e interiores, en el local
17 de un segundo piso. Me parece que en alguna época fueron conocidos
allí los llamados "menús viajeros" y una especialidad titulada "pollo viajero". Los turistas prefieren el clásico bife a lo pobre,
sin embargo, que siguiendo la forma de comerlo en el Norte de Chile se
sirve aquí con arroz. El calor, en tanto, se combate tradicionalmente
con cerveza fría, que abunda en el "Rodobar".
Además
del movimiento de las varias líneas de buses que operan en esta
terminal, algunas líneas de colectivos y microbuses salen también desde
este lugar y sus alrededores. El barrio se ha adaptado bastante a este
trajín, con algunas residenciales y hospedajes cercanos, además de
restaurantes económicos y mucha circulación de taxis.
Dedicaré
alguna futura entrada al vecino Terminal Internacional, sitio conocido
por el gran movimiento de las salidas y llegadas desde Perú, Bolivia y
el Norte de Argentina, pero que se encuentra años luz de la imponente
presencia y el carácter del Terminal Rodoviario Nacional de Arica.
Mi padre ayudo, en armar y realizar esa llamativa estructura
ResponderEliminaratte: Romain Puelles
Me ha gustado el posteo, es bastante descriptivo y explica de manera clara como se germinó uno de los más extraños terminales de buses de Chile. Saludos de un bloguero que ha tomado más de una vez un bus en dicho terminal.
ResponderEliminarPD: es verdad lo que dices, el Terminal Internacional de Arica merece un posteo aparte, como símbolo del despelote neoliberal
directoriodemicros.blogspot.com