LA GUARIDA DE LOS LEONES ANTOFAGASTINOS

Coordenadas:  23°38'51.02"S 70°23'47.92"W
Tuve una revelación encandiladora allá en Antofagasta, en el verano de 2013: voy caminando por calle Juan José Latorre y veo de súbito un cartel luminoso que me transporta de un sólo puñetazo hasta esos tugurios recoletanos de Santiago cerca del Cementerio General: "¡Terremoto! Jarra grande con vinito 'Las Pipas de Einstein' $3.900".
 
Por un momento, siento encima el vértigo de un lapsus espacio-tiempo, atrapado en el remolino: distantes lugares de mi país se me cruzan ante los ojos y bajo los pies, como en ese cliché que se hace en las películas comparando el salto accidental de la aguja de un tocadiscos con desplazamientos súbitos y descontrolados de la realidad a través de distintas etapas temporales o geográficas. "Vinos y Chichas de Chillán", dice un pendón adentro, para acrecentar la energía de este vórtice.
Es "La Leonera" la que me invita a recordar ese buen vino pipeño llegado desde más de 1.300 kilómetros más al Sur en la Capital, y donde arriba, a su vez, desde las generosas y fértiles tierras chillanejas... Chile se junta aquí, entonces, en la conocida fuente de soda cuya patente incluye también giro de transporte de carga: Norte, Centro y Sur en un sólo vaso de "terremoto", aunque aquí se trata más bien de una pequeña jarra personal que me recuerda a la presentación del "maremoto junior" que se ofrece en el "Club los Canallas" de Santiago.
Conocía ya este local de doña Patricia Menay Fardella, pero debo admitir que nunca había puesto atención a la procedencia de sus celebrados vinos. Atendido por don Atilio Báez, quien tiene la paciencia y cordialidad de ponerme al corriente de la oferta de tragos populares del local y sus orígenes, "La Leonera" fue fundada hace unos 35 años ya, quizás tirando para 40 según recuerda.
Evocando a "Las Pipas de Einstein", en Antofagasta.
Pasillo principal del boliche.
El "terremoto" de "La Leonera".
El Sr. Báez, atendiendo el negocio.
Además del tamaño jarra grande, vale $1.900 el trago "terremoto" individual de esta guarida de leones, y la carta incluye a la clásica "réplica". Fernet, helado tipo crema y el señalado pipeño de "Las Pipas de Einstein", con mucha publicidad a su procedencia en la entrada del boliche. Por supuesto, encontrará el comensal chicha, pipeño, cerveza, pailas y los infaltables completos. Para el hambre hay también varios sánguches, colaciones y almuerzos.
"La Leonera", con su cartel exterior tipo marquesina y custodiado por dos leones heráldicos a modo de tenantes, se ubica en Latorre 2670 cerca de la esquina con calle Sucre, a sólo una cuadra de la Plaza Colón. Sin embargo, antes estaba en el 2646, habiéndose trasladado a la actual ubicación hará unos tres años y comenzando a ofrecer el "terremoto" hace dos, cuado ya estaba en este sitio. Por eso no había notado, quizás, que éste estaba en su carta.
Felizmente, se mantiene como un local ameno, con barra de tragos, salas de fondo y segundo piso, con público surtido en el que destacan muchos universitarios durante el día y ciudadanos de perfil bohemio ya más cerca de la noche. Lugar de risas de mujeres y de "previas"; sitio de convivencia, de encuentros con amigos y "leones" mansos... Realmente me siento en casa.
Con un "terremoto" adentro y un nuevo artículo redactado en la cabeza, salgo de "La Leonera" luego de haber hecho viajar al paladar a mi Santiago natal y las tierras chillanejas que nos proveen de la ambrosía del pipeño, en una unión sólida y lineal como sólo la luminosa guarida de estos bravos pero ronroneantes felinos domados por don Atilio, es capaz de ofrecer allá en la "Perla del Norte".

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