TALCA, PARÍS Y LONDRES... Y ROMA: LA LOBA CAPITOLINA DE PLAZA ITALIA
El recién construido conjunto escultórico, en portada de la revista "En Viaje" en agosto de 1942.
Coordenadas: 35°25'46.2"S 71°39'02.6"W
Es uno de los monumentos más bellos y sugerentes del país, y provoca una extraña sensación nostálgica pero deliberadamente inducida en quienes hayan tenido la suerte de pasar alguna temporada de la vida en la ciudad de Roma. Y es que sus líneas de diseño y simbología evocan tan perfectamente a la Ciudad Eterna en aquel pequeño espacio talquino, que resulta imposible no sentir ese pequeño chispazo de emoción y nostalgia al reconocerlas.
El llamado Monumento Romano de Talca o Monumento de la Loba Capitolina, la Lupa o Luperca del mito, se encuentra en la pequeña Plaza Italia ubicada enfrente de la Estación del Ferrocarril, en la Avenida Once Oriente (rebautizada Salvador Allende hace algunos años, aunque no con mucho éxito en el uso nominal) y entre los dos brazos del final de calle Dos Sur.
Su origen está en una donación de 1939-1940 de los italianos Alberto Tartari y Giovanni del Sante, ambos residentes en Roma. El obsequio se hizo como un agradecimiento a nombre de la colonia italiana por el afecto recibido en la misma ciudad y por el cambio de nombre que recibiría desde ese momento aquella placita, homenajeando al país de la bota. Tanto su instalación como el embellecimiento de la plaza fueron cubiertos en gran medida por la colectividad italiana además del apoyo de varios chilenos, especialmente del alcalde Luis Barros Fernández, quien había aprobado el proyecto ya hacia mediados de 1935.
Gran
apoyo en el proyecto gestor de Tartari y Del Sante para aquel conjunto
escultórico provino también del agente consular de Italia en la ciudad
de Talca, señor Galileo Colucci, quien era hijo de padre italiano y
madre chilena, además de gran amante de aquella localidad. Su padre, don
Eduardo Colucci, había sido parte del origen de la idea que desembocó
en este monumento, pero él había fallecido en 1937, sin alcanzar a verlo
consumado.
La Loba Capitolina en la misma revista, en 1942 y esperando su inauguración oficial.
El monumento y la plaza en revista "En Viaje", ya en el año 1945.
Vista actual de la plaza y el monumento desde el sector de la explanada en la estación de ferrocarriles.
El monumento, en la actualidad, a fines del año 2021 (durante mi biciviaje al sur de Chile).
Al producirse en Chile las primeras piezas escultóricas del conjunto, fueron montadas con los elementos adicionales que se requirió para completarlo. El lugar escogido por la Municipalidad y con la aprobación del consulado italiano era la llamada Plaza de la Estación, de cara al terminar ferroviario. Su existencia era consecuencia de la aprobación del Plan Regulador de 1929, diseñado tras el terremoto sucedido un año antes. Una solicitud realizada por la comunidad itálica residente a inicios de los años treinta había querido rendir homenaje a su patria con la construcción de esa plaza en un terreno que había quedado despejado, pero los efectos de la crisis económica planetaria dejaron en suspenso las obras. Solo al comenzar la década siguiente pudieron ser completados y el lugar pasa a llamarse entonces Plaza Italia.
Aunque
el Monumento a la Loba Capitolina ya estaba terminado hacia mayo o
junio de 1942 (incluso aparece en la portada de la revista "En Viaje"
del mes de agosto), se agendó su inauguración pública para el mes de
octubre, en el marco de las fiestas del Bicentenario de Talca que se
extendieron todo ese año. Ya ocupaba el cargo alcaldicio don Gilberto
Fuenzalida Feliú, a quien correspondieron los honores de entregarla la
obra a la ciudad. Sin embargo, por solicitud de la colonia a la
municipalidad, el acto especial de presentación del monumento fue en la
mañana del 19 de diciembre de ese año, día correspondiente al de las
celebraciones de la colonia italiana en Chile. La bendición quedó en
manos del obispo Manuel Larraín, y estuvieron presentes autoridades
diplomáticas como el mismísimo embajador italiano, señor Filippo Rossi
de Lion.
De
inmediato se convirtió en un símbolo característico local, entonces,
además de ser todavía el primer monumento público que muchos visitantes
de Talca ven al bajar del tren y salir de la estación de ferrocarriles o
de la vecina terminal de buses.
Los orígenes, simbologías y semejanzas con el impulso artístico y monumental que llevaba adelante en esos días el gobierno de Benito Mussolini, ha sembrado la leyenda de que la Loba Capitolina de Talca sería un obsequio directamente dado a Chile por el régimen fascista o, cuanto menos, bajo aquella inspiración política. Interpretación a medias y muy inexacta, pero repetida incluso por medios periodísticos serios, que parece haber sido alentada por los intentos frustrados de fundar un partido filo-fascista en Talca durante la misma época. Empero y como ya vimos, la obra proviene de una iniciativa particular y, en rasgos generales, su presentación solo está sintonizada con el movimiento cultural y artístico de esos días en Italia, en plena Segunda Guerra Mundial, evocando en todo a la clásica grandeza imperial romana y con monumentales obras públicas.
Básicamente, se trata de un conjunto que reproduce de manera general las ruinas visibles en sitios históricos como el Foro Romano, al estilo de los restos con estilizadas columnas. El pedestal del conjunto en donde se encuentran montadas está basado particularmente en el Templo de Apolo Palatino, también del Foro Romano, y se lo acompañó por lo que simulan ser restos de otras antiguas columnas. Fue obra del arquitecto Víctor L. Veglia Bartolucci (aparece como Carlos Veglia, en ciertas fuentes), y en su momento significara bastante elogios para el autor. Su parte más alta en la cornisa o arquitrabe lleva la inscripción en latín "Origins imago semper adest", traducible más o menos como "Imagen de los orígenes siempre presente".
La
Loba Capitolina, personaje central del conjunto proveniente de las
tradiciones sobre la fundación de Roma, aparece amamantando a los
gemelos Rómulo y Remo. Es la única parte del monumento fabricada en
Italia. Fue enviada con otra pieza similar desde el puerto de Génova a
bordo de un vapor, siendo coordinada su recepción por el cónsul italiano
en Valparaíso don Félix del Corte, quien había viajado a su patria para
los trámites. Desde allí fue enviada por tren hasta Talca, siendo
recibida por la comisión encargada del monumento.
La Lupa con
sus hijos adoptivos es copia de la famosa pieza exhibida en los Museos
Capitolinos y todo un emblema en la simbología histórica romana.
Fabricada en bronce, había sido adquirida por los donantes en Florencia y
enviada a Chile, similar a otras copias que hoy pueden verse en el
Parque Italia de Valparaíso y en la Scuola Italiana Vittorio Montiglio
de Santiago. Esta última pieza es la que llegó a Chile con la misma
donación de la Loba Capitolina de Talca, sorprendiendo a muchos en su
momento, ambas hechas por el escultor Angiolo Vannetti, profesor de la
Academia de Bellas Artes de Florencia, además de amigo del cónsul
chileno en Italia, señor Ítalo Capanini, y con importantes otras obras
en el mundo. La de la Scuola, sin embargo, era donación de la
Gobernación de Roma para aquella institución educacional.
Las placas metálicas artísticas llevan la rúbrica de José Miguel Cruz, en tanto, quien era la sazón director del Museo de Bellas Artes de Talca. La fundición de las mismas quedó a cargo del artista del bronce Carlos Pinto, con talleres en Santiago. Algunas fuentes de la época señalan que Cruz también es autor o que participó de la confección de los capiteles en las columnas del monumento.
Una de aquellas placas, con los escudos de Chile y de Italia Imperial, está empotrada más cerca de la la base. Sobre ella, acompañado por un aquila, el gran blasón confeccionado en 1940 con diseño de cierta influencia del movimiento art decó, ofreciendo la siguiente inscripción:
SPQR
A Talca fraterna ed ospitale questo simbolo della perennita di Roma Imperiale e Latina, la collettivita italiana memore offre.
XXI - aprile MCMXL
A. XVIII E. F.
Alberto Tartari e Giovanni Delsante donaorono generosamente.
La parte principal de dicho mensaje se traduce desde el italiano de la siguiente manera:
A Talca fraterna y hospitalaria, este símbolo de la perennidad de Roma Imperial y Latina, la colectividad italiana agradecida obsequia.
Alberto Tartari y Juan Delsante donaron generosamente.
La pequeña área verde al centro de la plaza en aquella apertura de calles, ha estado cerrada desde sus orígenes por bolardos en forma de masas de fasces imperiales, conectados entre sí por cadenas que se encargaron al maestro herrero local Pedro Urbina. La comunidad italiana y sus descendientes solían celebrar sus efemérides alrededor de ella. No ha cambiando demasiado desde entonces aunque sí el entorno, hoy con más árboles y menos edificios históricos. Informalmente, además, la Plaza Italia recibe hasta hoy el apodo de Plaza de la Loba, muy conocida por las tiendas de repuestos para vehículos que existen alrededor, entre otras cosas.
A
pesar de 150 kilos que pesaba la estatua de la Loba Capitolina original
en el conjunto, esta fue robada de su lugar durante la noche del
viernes 8 de octubre de 2010, desencadenando la indignación de la
comunidad talquina, e iniciando una intensa pero poco fructífera
investigación policial tras la pista de los responsables. La
Municipalidad de Talca se querelló por el robo, pero no hubo
posibilidades de recuperarla, desgraciadamente. Por esto, en marzo de
2011 el embajador de Italia, señor Vincenzo Palladino, informaba que su
país donaría una nueva imagen para el monumento. La noticia fue tomada
con regocijo por los vecinos de la ciudad.
Ante la satisfacción y gratitud general de los talquinos, entonces, el alcalde de la ciudad don Juan Castro, reinauguró el conjunto escultórico con la nueva imagen en abril de ese año, en los preparativos de otro aniversario de Talca. Sigue allí, desde entonces, asegurando con su presencia la calidad en uno de los monumentos más interesantes y admirables de todo Chile, imperdible para un viajero.
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