EL MONUMENTO A LUIS CRUZ MARTÍNEZ EN CURICÓ

Coordenadas: 34°59'07.8"S 71°14'02.8"W

En el punto de separación de los nombres para las vías Estado y Carrera en la ciudad de Curicó, en una pequeña plaza oval al centro de la Alameda Manso de Velasco, el viajero se encuentra con el Monumento a Luis Cruz Martínez, el conocido héroe quinceañero del 9 y 10 de julio de 1882 en el poblado serrano peruano de Concepción, que la historiografía nacional ha dejado registrado como el cruento Combate de La Concepción.

En proporciones heroicas muy diferentes a las que tuvo en vida el verdadero joven subteniente nacido en Molina en 1866 y apodado afectuosamente por sus camaradas como el Cabo Tachuela (aludiendo a su pequeño tamaño, justamente), su idealizada representación en Curicó es otra de las obras escultóricas más dramáticas que existen en la monumentalidad pública actual de Chile: aparece en la carga final de su vida, con el sable en alto y el revólver en la otra mano, en el preciso momento de su destemplado grito "¡Los chilenos no se rinden jamás!", antes de saltar y caer abatido aquella mañana del día 10, tras extenuantes horas resistencia a la inmensa fuerza enemiga.

La obra de bronce está montada sobre un elegante pedestal de roca en donde se ve el blasón nacional custodiado por un cóndor y orlas decorativas, en estilo más bien neoclásico que marcó muchas obras públicas del período. Por la parte posterior, se encuentra otra placa metálica con ornamentación de cierta floritura y la inscripción: "Curicó a su hijo héroe muerto en el combate de La Concepción, 1882". Más abajo, se lee la fecha de 1912 sobre la roca, señalando el año de inauguración de esta obra.

También se le agregó al conjunto una placa igualmente artística a un costado, en donde leemos: "Los niños de Curicó al niño soldado y comprovinciano Miguel Pardo, muerto heroicamente en La Concepción". Se refiere al también héroe de aquellas tierras José Miguel Pardo, soldado de solo 17 años caído en la misma batalla batalla entre aquellos 77 héroes, las mujeres que los acompañaban y hasta los infantes que estaban presentes.

El monumento había surgido de una iniciativa de notables con gran apoyo popular, alrededor del Centenario y con la batería de sentimientos patrióticos que despertaban las mismas fiestas.  Al aproximarse el aniversario número 30 del Combate de la Concepción, entonces, surgió el deseo de rendir homenaje en Curicó para el heroico chiquillo, iniciativa que fue tomada y conducida por un Comité-Pro Monumento a Luis Cruz, en el que tuvo especial importancia el intendente regional señor Arturo Balmaceda, a quien muchos señalaron entonces como el principal autor del proyecto. Desde el inicio, además, se tuvo en consideración levantarlo en el bello y grato paseo de la Alameda de Curicó.

El escultor Guillermo Córdova dando los toques finales a la obra escultórica principal del monumento. Imagen publicada en revista "Sucesos" de abril de 1912.

Nota con imágenes de la revista "Zig-Zag" del 10 de octubre de 1912, con un homenaje propio al héroe Luis Cruz Martínez.

Cobertura fotográfica de la revista "Sucesos" del 17 de octubre de 1912, para los grandes festejos con los que fue inaugurado el Monumento a Luis Cruz Martínez.

Otras imágenes de revista "Sucesos" tomadas durante magno evento de octubre de 1912, en Curicó.

Reportaje fotográfico de la revista "Zig-Zag" del 12 de octubre de 1912, al reciente acto de inauguración del monumento.

Continuación del reportaje fotográfico de "Zig-Zag" con la inauguración del monumento.

La obra elegida para concretar el proyecto fue del escultor nacional Guillermo Córdova Maza, cuya firma que se observa con la misma fecha de 1912 en la base de la estatua de metal. Discípulo de Nicanor Plaza y Cosme San Martín, Córdova había sido escultor del frontis del Palacio de Bellas Artes de Santiago y del monumento-obelisco francés regalado a Chile para el Centenario Nacional y ubicado justo enfrente, ambas obras del mismo período. El artista había iniciado los nuevos trabajos encargados para Curicó durante 1911, concluyendo la imagen principal del conjunto hacia abril del año siguiente, aunque debieron pasar algunos meses antes que pudiese ser presentada oficialmente acariciando el orgullo de la sociedad curicana.

La inauguración tuvo lugar el martes 8 de octubre de 1912,  coincidentemente en el aniversario del Combate Naval de Angamos y un día antes del cumpleaños de la propia ciudad, fundada en 1743. Llegó así la comisión especial santiaguina enviada por el presidente Ramón Barros Luco, a las 13:30 horas en un tren que había partido desde la capital a las nueve de la mañana para participar de las celebraciones. Como se estilaba por entonces en prácticamente todos los actos patrióticos, fueron recibidos con el "Himno de Yungay" por la banda de músicos de la guarnición. Venía en la comitiva el ministro de guerra y marina, don Claudio Vicuña Subercaseaux, quien procedió a ser recibido y saludado formalmente por el intendente Balmaceda y el alcalde de la ciudad, don Félix Moreno. También bajaron del tren el senador Fernando Lazcano, el general Jorge Boonen Rivera y los entonces diputados Arturo Alessandri, Luis Undurraga y Francisco A. Vidal Garcés.

Partieron todos hacia la Intendencia y el paseo de la Alameda, entonces, en donde esperaba ser descubierta la obra. Autoridades, reporteros, veteranos del 79 y representantes civiles y militares esperaban allí a la comitiva. Estaban presentes también el Obispo de Ancud, el general (R) Estanislao del Canto, el rector del Liceo de Curicó con otros funcionarios educacionales, además de la tremenda muchedumbre que se confirma en los reportes fotográficos de revistas de la época, como "Zig-Zag" y "Sucesos".

Parecía que ni un alma había permanecido en sus casas en esos momentos, como informaba la segunda de las revistas nombradas, en su edición del 17 de octubre siguiente:

Un gentío enorme invadía todo el recinto y forcejeaba por tomar la mejor colocación. A las dos de la tarde se dio comienzo al acto de la inauguración, concurriendo a él las autoridades, instituciones, alumnos del Liceo, Escuela Normal de Aplicación, Instrucción Primaria, cuerpo de bomberos de Curicó y delegaciones de Linares, Talca, San Fernando, Rengo y Rancagua.

La ciudad se había vestido patrióticamente para quedar a tono con el encuentro, montándose una verdadera fiesta que incluyó elementos formales del programa de festejos, como los discursos, desfiles y actos públicos, más otros folclóricos, espontáneos y populares a cargo del pueblo enardecido de alegría en aquella jornada. Alrededor del lugar en donde estaba la estatua se construyeron también tribunas para el público, con las calles y fachadas colmadas de banderas chilenas. Al paso de los desfiles de escuelas, instituciones y el Cuerpo de Bomberos por enfrente de la Intendencia, acompañados también por algunas andas, estandartes y carros alegóricos, estaba un hermoso arco triunfal saludando la memoria de Luis Cruz Martínez, con el escudo patrio al centro y en su cúspide. "Gloria a Luis Cruz", decía el mismo.

El descubrimiento del homenaje escultórico de bronce se hizo con el Himno Nacional de fondo, previa presentación del llamado "Himno a Luis Cruz", obra producida para la ocasión por el profesor de música Adolfo Baeza Aguilera y el poeta Humberto Bórquez Solar, publicada ese mismo año por la casa LeBlanc de Santiago. Un coro de alumnas de la Escuela de Aplicación estuvo encargado de cantar la pieza. El monumento había estado tapado por banderas chilenas que se fueron retirando hasta dejarlo totalmente visible ante la mirada orgullosa de todos los presentes.

El intendente Balmaceda dio un intenso y patriótico discurso en la ocasión, seguido de otro no menos elocuente del alcalde Moreno, quien recibió a nombre de la ciudad el monumento. Lo propio correspondió al ministro de guerra Vicuña Subercaseaux, al general Boonen Rivera en su calidad de inspector general del Ejército y, ya cerca del final del encuentro, los diputados Alessandri y Undurraga, y el comandante del Regimiento Dragones. Al concluir el acto oficial, la fiesta siguió por cuenta de la propia comunidad curicana, extendiéndose hasta la noche en bares, clubes y quintas, y probablemente hasta el día siguiente con el aniversario de la propia ciudad.

La hermosa obra sigue en un lugar destacado del Parque Alameda Manso de Velasco. Es objeto de homenajes institucionales en cada aniversario de la Batalla de La Concepción, ocasiones en las que su pedestal queda cubierto de coronas y ofrendas florales. También fue la imagen de la portada de la obra biográfica sobre Luis Cruz publicada por Héctor Serapio Baeza Morales en 2012, con fuerte énfasis localista para el espíritu curicano y en el centenario del mismo monumento.

Sin embargo, también es evidente que los tiempos han cambiado mucho desde aquella romántica y casi cándida época en que sentían por allá al monumento como parte íntegra de su propia identidad local. Por esto, en mayo de 2022, la hoja de su sable fue quebrado y robado, debiendo ponerse en marcha un plan del Departamento de Aseo y Ornato para reponer la pieza dañada.

No es el único homenaje para el héroe en la ciudad de Curicó, por cierto: el colegio en donde hizo sus estudios allí, fundado en 1839, hoy se llama Liceo Luis Cruz Martínez. Existe también el Club Deportivo Luis Cruz Martínez y la a veces denominada Plaza San Francisco, también lleva hasta hoy su nombre en los planos urbanos.

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